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  • La AUH y la reducción de la pobreza: un alivio estadístico más que estructural

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 30/09/2025 05:04

    La reducción de la pobreza entre semestres implica que los ingresos crecieron más rápido que el valor de la Canasta Básica Total (Foto: Reuters) El análisis de los datos de la Encuesta Permanente de Hogares del primer semestre de 2025 revela una caída del 21 puntos porcentuales en la tasa de pobreza respecto al mismo período del año anterior, un dato que despierta sorpresa y lleva a examinar sus verdaderos motores. En general, una reducción tan marcada sugeriría una economía pujante, con inflación controlada, afluencia de inversiones, creación de empleo y un crecimiento sostenido del salario real. Sin embargo, el contexto muestra otra dinámica, donde el protagonismo no se lo llevan ni el sector productivo ni el crecimiento de la formalidad, sino el aumento en programas de transferencia de ingresos. Antes de indagar en las causas, conviene repasar el método utilizado para calcular la pobreza en el país. El parámetro central es la Canasta Básica Total (CBT), que representa un conjunto esencial de bienes y servicios. Su valor se ajusta según el tipo de hogar, considerando la composición por edades y género de sus miembros, tal como establece el Indec. Hogar tipo 1: Mujer de 35 años, hijo de 18 y madre de 61. Hogar tipo 2: Varón de 35 años, mujer de 31, hijo de 6 y hija de 8. Hogar tipo 3: Varón y mujer de 30 años, tres hijos de 1, 3 y 5 años. A agosto de 2025, la CBT mensual se ubicó en $924.116,15 para el hogar tipo 1, $1.160.780,04 para el tipo 2 y $1.220.885,15 para el tipo 3. Los hogares con ingresos inferiores a estos valores se consideran pobres. Así, la línea de pobreza viene determinada por la comparación directa entre ingresos familiares y el costo de la canasta. La línea de pobreza viene determinada por la comparación directa entre ingresos familiares y el costo de la canasta básica total La reducción de la pobreza entre semestres implica, entonces, que los ingresos crecieron más rápido que el valor de la CBT, lógica indispensable para que se reduzca la proporción de población por debajo de la línea de pobreza. Tomando los promedios de la CBT, el aumento entre el primer semestre de 2024 y el de 2025 fue del 41,8%. Así, para que la pobreza se reduzca tan drásticamente, los ingresos debieron registrar una suba superior. Y aquí surgen dos datos clave: El aumento de la CBT entre el primer semestre de 2024 y el de 2025 fue del 41,8%, así, para que la pobreza se reduzca tan drásticamente, los ingresos debieron registrar una suba superior El índice de salarios del sector privado formal aumentó 54,2% en ese período. La Asignación Universal por Hijo (AUH) promedió un incremento del 94,7% entre ambos semestres, con una suba acumulada del 573% desde noviembre de 2023 hasta septiembre de 2025. Esta diferencia coloca a la AUH en el centro de la explicación. Cuando se incluye este ingreso en los cálculos familiares, la suba de la AUH impulsa la suma total de ingresos por encima de la inflación de la canasta, alterando de manera significativa el resultado estadístico. En otras palabras, aunque los salarios formales apenas logran acompañar los precios, el incremento de las transferencias sociales genera el movimiento principal en los índices de pobreza. Aunque los salarios formales apenas logran acompañar los precios, el incremento de las transferencias sociales genera el movimiento principal en los índices de pobreza (Foto: EFE) El mercado laboral refleja otra historia. Los datos oficiales muestran que el empleo en el sector privado formal cayó levemente entre semestres. Situación similar se registra en el sector público, el servicio doméstico y los autónomos. El único segmento en alza es el monotributo. En este contexto, no se observa una expansión del empleo registrada ni fundamentos sólidos de crecimiento productivo real. El saldo de este análisis es claro: la disminución de la pobreza reciente no se explica por mejoras estructurales de la economía, sino por el crecimiento de los subsidios sociales. Esto implica que el alivio en los indicadores responde al fortalecimiento de la red de transferencias y no a un proceso virtuoso de inversión, empleo y mayor productividad. El alivio en los indicadores responde al fortalecimiento de la red de transferencias y no a un proceso virtuoso de inversión Si la baja de la pobreza se debe principalmente al aumento de la AUH y no a un repunte genuino de la actividad, cabe preguntarse por la sostenibilidad del fenómeno. No es consecuencia de una “lluvia de inversiones”, ni de reformas estructurales de fondo, sino del impulso de la asistencia social directa, lo que puede generar incentivos contrapuestos respecto al esfuerzo y la inserción laboral. No se rechazan los datos publicados ni se les resta valor estadístico, sino que resulta pertinente comprender sus causas profundas. Bajar la pobreza de forma duradera requiere impulso a la inversión, aumento de la productividad y creación genuina de empleo, y no únicamente transferencias que, aunque alivian situaciones de emergencia, no resuelven el fondo del problema social. El reto consiste, entonces, en convertir este alivio momentáneo en un proceso sostenible mediante el crecimiento económico real, de modo que los indicadores de pobreza respondan a mayor bienestar general y no solo a políticas de subsidio.

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