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Parana » Informe Digital
Fecha: 28/09/2025 15:24
La calma y el repunte que llegaron se deben a que el Presidente habla ahora con un portaaviones norteamericano a sus espaldas. Pero si los resultados del domingo 26 a la noche son adversos, cuando amanezca el lunes 27 quizás el portaaviones haya pegado la vuelta. No son especulaciones, es letra viva en redes sociales del bueno de Bessent. El problema es que, sin los portaaviones, Javier Milei queda con una gobernabilidad débil, principalmente por los errores no forzados que acumuló especialmente en este 2025. Imagen en baja y Trump a la campaña La narrativa para las elecciones se reconfigura en modo prueba y error. Se subió Trump a la campaña, pero se bajaron los candidatos. Una rareza. El presidente norteamericano tiene más protagonismo que José Luis Espert, silenciado. También bajaron el perfil los protagonistas de los audios de ANDIS y de la estrategia de la catástrofe bonaerense, Karina Milei y los Menem. La marca LLA tracciona poco y es preferible no sobregirar discursos que, se demostró, caen mal a la sociedad. De alguna manera, en el peronismo pasó algo similar. La “marca” de la unidad, que en buena parte del país se replicó como Fuerza Patria, es el activo del peronismo. Cualquier candidato de los mainstream restaba más de lo que sumaba. Por eso la decisión salomónica fue un nombre como el de Jorge Taiana, que no raspa a ninguna tribu y no tiene pretensiones para 2027. En el caso de LLA, no enamora ni el violeta ni el águila. Solo Milei, aunque en franco declive, tiene algo para aportar allí. Presentará otro libro en modo showman y espera aparecer en un rally de un mes en una decena de provincias. Incluso, Tierra del Fuego, lejanísima, pero que elige senadores ante un PJ que va dividido. Una oportunidad de pintar un distrito de violeta y cosechar dos escaños en la Cámara alta. La posibilidad de “pintar el país” va quedando lejana, excepto que los libertarios hagan un sprint final asombroso y logren dar vuelta un clima que hoy aparece adverso. RDT Consultores encendió la alarma: la imagen positiva del presidente Javier Milei se derrumba y, en paralelo, el gobernador bonaerense Axel Kicillof aparece como la figura en ascenso dentro de la oposición. El dato no es menor: el gobernador bonaerense creció 8,6 puntos en las últimas semanas, mientras la desaprobación hacia el Presidente supera la aprobación en varios relevamientos. Según otro sondeo de Zuban Córdoba la diferencia en Provincia entre Taiana y Espert se mantiene en el orden de los 10 puntos. Y esa misma consultora mencionó que la desaprobación de la gestión superó el 60% y la imagen de Milei, el mejor puntuado, cayó a 39%. Datos similares emergen de la Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública (ESPOP) de la Universidad de San Andrés, donde la desaprobación del gobierno de Javier Milei creció al 58%, mientras que la aprobación presidencial disminuyó al 39%. Quizás otra luz amarilla deja el trabajo en CABA de Federico González, donde la intención de voto de Patricia Bullrich es menor al 35%. Ganaría, sí, pero lejos de los niveles que supo tener Juntos por el Cambio en el distrito. En la categoría Diputados, sin el arrastre de la boleta sábana, Alejandro Fargosi estaría en el 25% según la medición. Es cierto, las encuestas no vienen acertando e inclusive lo ecléctico del electorado relativiza las mediciones. Pero hay cierta unanimidad en marcar la tendencia a la baja de LLA. ¿Un repunte en los ADRs o una apreciación del tipo de cambio servirá para llegar mejor a octubre? Nada parece indicar que sí. Lo que puede mover la aguja es la economía real, pero allí LLA no remonta los indicadores de empleo y de actividad. En cuatro semanas difícilmente varíe el caudal del bolsillo de los argentinos de a pie. El tono más medido de Milei y el nuevo eslogan de campaña (el esfuerzo y la pena) tendrá que ser sostenido. Y, sobre todo, creíble. En la oposición esperan que la crisis del Gobierno le dé oportunidades. El peronismo cree que puede terminar victorioso en distritos donde antes del 7-S se veía derrotado, más por malestar con el Gobierno que por virtudes propias. En Provincias Unidas, de los gobernadores que ya no son dialoguistas, ven una ventana para romper la polarización en distritos como Santa Fe, Córdoba, Jujuy o Chubut. Medir los resultados de octubre tendrá, de todos modos, una dosis de subjetividad. Porque, en rigor, son 24 elecciones distintas y en muchos casos las alianzas varían por distrito. Cantidad de provincias ganadas, saldo de bancas obtenidas, cantidad de votos totales de LLA contra el peronismo “oficial”. A hoy, Milei tiene chances de triunfar ciertas en los lugares donde se fusionó con el mandatario local: CABA, Entre Ríos, Chaco o Mendoza. Allí habrá otras preguntas, más de fondo: de darse ese resultado, ¿quién será el ganador? Por ejemplo, para tomar el caso mendocino: ¿el gobernador radical Alfredo Cornejo o Milei?. Lo mismo vale para el entrerriano Rogelio Frigerio o el chaqueño Leandro Zdero, quienes para colmo llegaron al cierre de candidaturas con un momento de alza del Gobierno y entregaron más lugares de los que seguramente hoy hubiesen cedido. La hipótesis más probable es que todos se den por ganadores. Cada cual con algún parámetro que le permita terminar con el brazo en alto. En el caso de Milei, además, para que no se vaya el portaaviones. Contradicciones y regalos La crisis del Gobierno mostró las contradicciones del Presidente. No se puede negar su tesón para dar la pelea y que el buen vínculo con Trump le dio un inédito espaldarazo del republicano, que le valió incluso cuestionamientos internos. No obstante, empezó a quemar los libros. Algunas de las incongruencias vienen de tiempos en que su arribo a la Presidencia era una quimera. Como cuando lejos de festejar con puño cerrado un auxilio financiero de EEUU, mencionaba que la renegociación de la deuda con el FMI en tiempos de Alberto Fernández era “inmoral”. O en 2018, cuando pedía al Fondo que no financiara la “aventura electoral” de Mauricio Macri. Más cerca en el tiempo, en Expoagro 2025, en marzo, Milei expresó: “No le sirve a nadie que bajemos las retenciones para sacar rédito político en las elecciones, que después el modelo reviente y tengamos que volver a ponerlas”. Una frase que envejeció pronto y que tuvo esta semana la polémica de las retenciones cero por apenas 72 horas, para acelerar el ingreso de u$s7.000 millones, solo para darle calma a la divisa. Una baja que fue celebrada por las grandes cerealeras, que lograron hacerse de u$s1.500 millones. Algo así como dos tercios de la emergencia en discapacidad que el Gobierno mantiene bajo la suela. Para algunos analistas, con mirada indulgente, los jugadores del sector exportador aprovecharon la desesperación del Gobierno, pero se generó malestar en otros sectores. En el campo, de los productores, que ya entregaron su cosecha con el descuento de las retenciones. En la industria, porque ven pasar por arriba todos los alivios fiscales, en medio de una crisis productiva. “Es la primera vez que el discurso de los gremios y el de las cámaras como la UIA coincide. Históricamente se peleaban, hoy plantean lo mismo, por separado, y no son escuchados por el Gobierno”, planteaba un dirigente industrial en la semana. “Los técnicos sí entienden, pero después se dan vuelta y los cuadros políticos les dicen que no”, agregaba, con malestar. milei la rural campo pino.jpeg Para los industriales, el regalo a Bunge, LCD, COFCO, Viterra o Cargill no condice con los ruegos para que se eliminen impuestos que impactan en toda la cadena productiva. Por supuesto, no solo nacionales, sino también provinciales y municipales. Otra rareza: hoy compiten en desventaja contra los productos chinos de Shein. Asimismo, entre las contradicciones, también se anota el retorno de una de las capas del cepo, que impide operar en simultáneo en el mercado oficial y en los financieros. Está claro, es para desactivar el “rulo”, generado por las distorsiones en el mercado de cambios que el mismo Gobierno fogoneó en las últimas semanas. Para un mercado que espera menos restricciones, bajo la promesa de “libertad”, no es una buena señal. Dudas en el cierre del viernes, con indicadores que reflejaron que esas contradicciones no pasan desapercibidas.
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