28/09/2025 16:02
28/09/2025 16:01
28/09/2025 16:01
28/09/2025 16:00
28/09/2025 16:00
28/09/2025 15:59
28/09/2025 15:59
28/09/2025 15:59
28/09/2025 15:58
28/09/2025 15:58
Buenos Aires » Infobae
Fecha: 28/09/2025 14:30
Milei y Trump, en el encuentro que tuvieron en la Asamblea General de la ONUREUTERS/Al Drago El apoyo de EEUU al gobierno de Javier Milei le dio aire a una gestión que parecía al borde del abismo, pero la política económica tiene todavía un difícil camino por recorrer, cuya próxima estación es la elección del 26 de octubre. Entre los analistas hay cierto consenso de que un resultado adverso al oficialismo reactivaría el clima de incertidumbre y expectativas negativas que se había ido instalando tras su derrota en las elecciones bonaerenses y los sucesivos reveses legislativos y empujó una corrida que en la semana previa a los gestos de Washington (en línea con un anticipo exclusivo de Infobae) llevaron al BCRA a vender dólares a un ritmo insostenible. “Se cortó la sensación de Puerta 12, que era exagerada. La Argentina vivió situaciones así en momentos en que tenía déficits fiscales y en cuenta corriente, eso ahora no ocurre, pero un gobierno débil en el Parlamento, un mal resultado electoral y derrotas en el Congreso dieron la sensación de que se acababa la gobernabilidad. No se sabía cómo seguía la película, por la dificultad de defender un sistema de bandas con pocas reservas. Brasil tuvo un problema el año pasado, pero con reservas para defenderse. Aquí el problema era el rollover de deuda: el gobierno venía pagando con reservas que el BCRA no podía reponer”, explicó María Castiglioni, directora de C&T Asesores Económicos. “El desafío es generar confianza para que el rollover exista”, subrayó. Estabilidad prestada El título del informe de Invecq sobre lo que pasó y lo que sigue es revelador: “Estabilidad prestada: apoyo de EEUU y liquidación del agro”. Ese combo, señaló la consultora de Esteban Domecq, anestesió el mercado “con el Tesoro americano dando tranquilidad a los tenedores de bonos (y por ende al riesgo país) y la lluvia de dólares del campo calmando la presión cambiaria”. De las alternativas de ayuda que esbozó EEUU (swap por USD 20.000 millones, compra de bonos argentinos, impulso a inversiones privadas y crédito vía Fondo de Estabilización Cambiaria del Tesoro), las primeras serían de aplicación inmediata y solo la última requeriría aprobación legislativa. Ahora, observó Invecq, la reciente baja de tasas “de sostenerse, podría revitalizar el crédito, motor clave de la recuperación desde 2024”, atascada en los últimos meses. La consultora considera “inevitable” modificar la política cambiaria. “Aun con la suba de casi 20% (del dólar) de los últimos meses, el tipo de cambio real actual seguirá generando desbalances en Cuenta Corriente, que se suman a compromisos crecientes de Cuenta Financiera. La incógnita pasa por la magnitud del ajuste y si se modifican otros aspectos (eliminación de las bandas, mayor liberalización de las restricciones a empresas, etc.)” señaló. Invecq estimó necesidades de financiamiento cercanas a USD 35.000 millones hacia 2026, sin incluir la meta con el FMI. El apoyo de EEUU y los dólares del agro, concluyó, estabilizaron el mercado, pero si el gobierno se limita a contener la coyuntura ese efecto “se agotará pronto: la verdadera oportunidad está en transformar este respiro para rediseñar el esquema cambiario”. La evaluación de LCG sobre lo sucedido fue que la principal potencia del mundo “vino a socorrernos de una paliza” y detrás de escena “hubo esencialmente un tirón de orejas para que el gobierno encauce una dinámica política completamente extraviada, retomando el diálogo con el Congreso y los gobernadores, para intentar que el péndulo se mueva en un arco más acotado y previsible”. Cambio de aire El apoyo de EEUU, dijo la consultora, “permitió cambiar de aire luego de varios días angustiantes”. Es una oportunidad, observó, para “tomar nota de sugerencias de cambios en las estrategia cambiaria y política”. A la liquidación anticipada de dólares le seguiría un período de menor oferta y, otra vez, escasez de dólares. Según LCG, además de achicarse la oferta, también aumentaría la demanda, lo que dependerá del nivel del tipo de cambio, las tasas en pesos y el grado de incertidumbre política. Bessent y Milei, en la entrega de unos de los tres premios "Global Citizen" (Photo by Kena Betancur / AFP) “Creemos que un dólar por debajo de $1.400 estimulará la demanda, porque estará la percepción de que está barato, en tanto seguirá lejos de un nivel que ya tocó: el del techo de la banda. Si a eso sumamos la clásica cobertura pre-electoral, no hay dudas que habrá presión alcista”, estimó la consultora, çitando los “tirones de oreja” sobre la política cambiaria que propinaron Gita Gopinath y Alejandro Werner, exsubdirectora y exsubdirector de “Hemisferio Occidental” del FMI. “Ambos sugirieron un régimen cambiario más flexible que permita acumular de reservas”, dijo el informe semanal de la consultora. Según LCG el gobierno tiene tres opciones hasta las elecciones: Defender una paridad por debajo de $1.400, usando eventualmente reservas, buscando mostrar que está todo controlado; Llevar lo antes posible el dólar cerca del techo de la banda e intentar una defensa en ese nivel, con tasas, futuros y reservas. Dejar que el mercado ponga el nivel sin intervención alguna, salvo en el techo de la banda. La primera opción sería “muy mala” y la segunda parecería “la mejor”, aunque -especula LCG- el BCRA podría dejar correr los días con un dólar más bajo hasta el cierre de septiembre, “para mejorar la rentabilidad de su posición vendida en futuros, pero ya comenzado octubre debería apuntar a eso”. Para la consultora, “eliminar las bandas con semejante soporte del Tesoro de EEUU no sería un salto al vacío ni mucho menos”. Y de las tasas estima que ya se vio “un piso”, pues serán la herramienta para el manejo cambiario “en ausencia de los dólares del agro”. La coincidencia de los analistas sobre el descuido de reservas en que incurrió el gobierno está bien reflejada en un gráfico de la consultora Empiria, del exministro Hernán Lacunza que a partir de datos de países latinoamericanos muestra la relación negativa entre volumen de reservas (en relación al PBI) y nivel de riesgo país. Allí se observa con claridad que cuanto menor son las reservas mayor es el riesgo país. La se hace más estrecha para un país que, como la Argentina, incurrió en tres defaults en lo que va del siglo y al que le piden “mostrar billetera”. Clave política Con todo, la conclusión del análisis de LCG es básicamente política. ”Al perder la confianza de aliados en el Congreso y en las provincias, el gobierno quedó solo, pedaleando sin tracción en momentos de estancamiento económico y pérdida de legitimidad social. Así iba a ser difícil no sólo la recuperación económica sino también avanzar con una agenda reformista todavía pendiente. Todo indica que EEUU exigió ordenar este asunto. Será difícil que se encare antes de las elecciones, donde se suelen jugar estrategias de contrastes, pero será un principio rector desde el 27 de octubre”. Paul Krugman, ganador del Premio Nobel de Economía (Getty Images) Más focalizado en el mercado, Adcap Grupo Financiero definió el apoyo de EEUU como “un cambio de juego”. Con Washington considerando a la Argentina “sistémicamente importante”, observó, “el mercado debería volver a un sesgo alcista u optimista, pues los inversores asignarán mayores probabilidades de que el país recupere acceso al mercado. Como resultado, recomendamos extender la duración en bonos hard dollar como el Global 2035, para el cual esperamos un retorno del 31-39% hasta fin de año, superando al 2030 en 14-19%”. Desde el exterior, Thomas Haugaard, del fondo de inversión Janus Henderson, señaló en cambio que el contexto “sigue siendo frágil: el apoyo de EEUU calmó a los mercados, pero no resuelve los problemas estructurales. La raíz de la crisis está en la sobrevaluación del peso y en el bajo nivel de reservas internacionales. Un tipo de cambio más flexible después de las elecciones parece inevitable”. En igual sentido se manifestó Paul Krugman, severo crítico de Donald Trump, quien consideró inútil el apoyo financiero de EEUU si la Argentina sigue aplicando una política cambiaria que comparó con las “tablitas” que a fines de los 70s y principios de los 80s aplicaron las dictaduras argentina y chilena y llevaron a severas crisis económicas. El PBI de Chile cayó en 1982 el 14%, recordó Krugman. El Nobel de Economía 2008 reconoció “no tener una gran alternativa que proponer”, pero tampoco ve “ninguna razón legítima para arriesgar miles de millones de dólares de los contribuyentes norteamericanos en un casi seguro fatídico esfuerzo para rescatar a Milei”. También desde el exterior, The Economist dijo que si bien los dólares de EEUU ayudan al peso, “las perspectivas políticas de Milei están lejos de haber sido aseguradas; sus oponentes huelen sangre”. Según la influyente revista británica, “el apoyo de Trump no cambió el hecho de que la capacidad de Milei para gobernar está ahora en cuestión”. Un mal resultado en octubre es la preocupación más inmediata, señaló, pero a los mercados también les preocupa que no pueda seguir luego de 2027. “Un espectro amenazante es Axel Kicillof, gobernador de Buenos Aires, que salió fortalecido y tiene aspiraciones presidenciales; sus puntos de vista sobre la economía son heterodoxos y su récord, alarmante”. También Financial Times, otro medio de referencia en los círculos del poder global, consideró en un editorial que el apoyo de EEUU es solo un parche “temporal” a los problemas de la gestión económica de Milei. Citó que, según Barclays, la Argentina debe afrontar USD 44.000 millones en pagos de deuda hasta fines de 2027, pero cuenta con reservas netas de solo USD 6.000 millones. El auxilio de EEUU rompió la espiral negativa previa, “pero una devaluación del peso luce crecientemente inevitable”. La moneda argentina, subrayó el FT citando datos de Capital Economics, “necesita depreciarse cerca de 30% para restaurar la competividad de la Argentina y reconstruir sus reservas”. Y concluyó: “Milei necesita un buen resultado en las elecciones de octubre para guiar el peso a un debilitamiento gradual; la alternativa es una caída desordenada”. En sintonía con Krugman, Robin Brooks, execonomista jefe del Instituto Internacional de Finanzas, el lobby de los grandes bancos, y ahora en la Brookings Institution, un think tank de Washington, posteó en X: “Argentina, la misma película una y otra vez: devalúa, pega la moneda al dólar, luego ve el peso sobrevaluarse insosteniblemente hasta que la paridad se desploma. Estamos en la fase de sobrevaluación de esta película. Es una mala película. ¡Deja de verla, Argentina!”. Robin Brooks, ahora en la Brookings Institution Photographer: Dimas Ardian/Bloomberg Demian Reidel, presidente de Nucleoeléctrica Argentina SA (NASA), amigo y asesor de Milei, le respondió a Brooks que, a diferencia de otras veces, esta es la primera en que el gobierno “está poniendo la situación fiscal en orden; no es la misma película”. Parecido a Reidel piensa Castiglioni, de C&T Asesores Económicos: “la economía se ordenó fiscalmente y se está desregulando”, pero desde el segundo trimestre “la actividad económica se frenó”. Influyeron, recordó, el aumento de la inflación en marzo y abril, que afectó el salario real, las altas tasas de interés en la previa del acuerdo con el FMI y el fallido rescate de LeFis, que llevó a un violento subibaja de tasas. Pese a todo, observó, “el empleo se mantiene estable y la pobreza bajó”. Lo que llevó a la situación de crisis previa al apoyo de EEUU, reseñó, “fue que se frenó la expectativa de recuperación: las peleas políticas con los aliados influyeron y se terminó minando la credibilidad”. “El mensaje de Bessent fue muy fuerte: no habrá default, ni ahora ni hasta el final del mandato. Es un puente hasta recuperar credibilidad como deudor”, observó la economista. La clave, siguió, es que el gobierno se acerque a sectores antes “dialoguistas” y firmantes del Pacto de Mayo para evitar “populismo presupuestario” en el debate del Presupuesto 2026. La reducción de la meta de superávit fiscal, del 2,2% fijado en el acuerdo con el FMI al 1,5% del proyecto de presupuesto oficial es un paso creíble: “2,2% era demasiado”. Según Castiglioni, los traspiés de los últimos meses fueron de naturaleza política, “por eso es clave recuperar el diálogo y acercar a las provincias”. En cuanto al nivel de actividad, “agosto pueda dar positivo (de hecho, así marca el índice de actividad de la consultora de Orlando Ferreres), septiembre veremos, y si la cosa se ordena, en el cuarto se puede retomar una recuperación sostenida; dependerá de la pata financiera, que se está ordenando”, dijo Castiglioni. El apoyo de EEUU -enfatizó- proveyó a la Argentina de “prestamista de última instancia” como tuvieron México en 1994/95 y países como Grecia y Portugal cuando fueron socorridos por el Banco Central Europeo. En cualquier caso, concluyó la analista, no debe olvidarse que Argentina viene de gestiones kirchneristas que, con cepo, registraron una caída de USD 23.000 millones en las reservas, dejaron una deuda comercial impaga de más de USD 40.000 millones y llenaron de “letras intransferibles” el BCRA, como detalló en un informe C&T (ver arriba).
Ver noticia original