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» Elterritorio
Fecha: 28/09/2025 11:20
La familia de Débora Elizalde (23) y Gabriela Agüero (39) aún reúne datos para poder dar con el único sospechoso. Vecinos lo habrían visto visitando a familiares en Misiones domingo 28 de septiembre de 2025 | 6:05hs. Madre e hija fueron atacadas a metros de su casa. Foto: archivo No hay heridas que cierren cuando la justicia no llega. Así lo sienten los familiares de Gabriela Agüero (39) y de su hija Débora Elizalde (23), asesinadas en un hecho que estremeció a toda la comunidad de San Antonio, tres años atrás. El doble femicidio permanece sin detenidos pero una identidad todavía resuena: la de Sergio Kozak, responsable de matarlas y prófugo desde febrero del 2022. En esa ausencia, lo que queda es el eco de dos nombres que se repiten entre la esperanza de que sus muertes reciban justicia y condena, pero también entre bronca, como un reclamo insistente contra la impunidad. Madre e hija disfrutaban de una salida a la bailanta en paraje Gramado en San Antonio y regresaban juntas a su casa en remís, a unos 15 kilómetros del boliche. Antes, habían discutido con Kozak, hecho en el que debió intervenir un guardia de seguridad que lo echó a la fuerza. Pero eso al sujeto no le bastó: las persiguió hasta interceptarlas frente a su vivienda en Nueva Esperanza y, sin mediar palabra, las ejecutó. Eran cerca de las 4 de la madrugada de aquel 21 de febrero cuando vecinos y uno de los hijos de Gabriela, testigo clave del ataque, forcejeó con el femicida para evitar que se fugara. Logró quitarle el arma pero Kozak, todavía a bordo de la camioneta Fiat Toro desde donde disparó, huyó del barrio y desde entonces no se supo nada de él: “Para la Justicia es como que el caso quedó en el olvido”, observó Carmen Agüero, hermana y tía de las víctimas, en charla con El Territorio. A la fecha, familiares lamentan los escasos datos de su paradero, y persiste la vaga posibilidad de que viva en una localidad de Brasil. El telecentro que el femicida tenía en San Antonio todavía funciona: “Siguen familiares de él trabajando y todo indica que esa es la fuente donde lo mantienen”, confió. El telecentro de Kozak en San Antonio todavía está operativo y sería su fuente de sustento, según sospechan. “Tenemos pistas, sí, pero no seguras de que esté en Brasil, por conocidos nuestros que lo habrían visto”. La búsqueda del femicida y de justicia por Débora y Gabriela no cesan, aunque a tres años de lo ocurrido y ante la falta de avances “esperamos más de la justicia divina que de la justicia del hombre, porque acá en San Antonio no existe la justicia”, arremetió la mujer. Sin respuestas En estos tres años, la familia Agüero no dejó de preguntar por avances en la causa penal que se instruye en el Juzgado Tres de Puerto Iguazú. Un último contacto con la mesa de entrada de la sede judicial habría quebrado los ánimos de Jorge, padre de Gabriela y abuelo de Débora. “A principios de año fuimos al Juzgado, mi papá llegó y preguntó cómo andaba la cosa, qué novedades había, y la respuesta de la secretaria fue muy indeseada”, recordó todavía sentida Carmen. Sobre aquella breve conversación, la mujer relató que la operadora de justicia “le dijo que ellos no podían hacer nada y que el muchacho (Kozak) tenía que seguir con su vida y rehacer su vida”, lamentó. La expresión en “don Agüero” dejaba apreciar notable disgusto y desesperanza: “Mi papá salió más triste de cuando entró, creo que lo había visto así de triste sólo cuando mi hermana ya se había ido”. La captura del femicida Faltan datos certeros sobre el paradero de Kozak, quien se presume estaría oculto en Brasil. La camioneta Toro azul desde donde disparó a las víctimas fue encontrada abandonada en una propiedad suya, a unos 5 kilómetros del casco urbano de San Antonio, el mismo día del femicidio. “Estamos esperando algo más concreto para poder ver si lo llevamos a las autoridades, si vamos allá tenemos que llevar todas las informaciones completas, pero ellos no quieren investigar”, acusó Carmen. “No quieren investigar, pues si quisieran lo estarían haciendo”. A tres días de ocurrido el femicidio en 2022, se emitió una alerta de captura internacional para Kozak, considerando la gran posibilidad de que haya cruzado a territorio brasileño por uno de los pasos clandestinos que ofrece la frontera seca. Actualmente, en el sitio oficial de Notificaciones Rojas de la Interpol, su nombre no aparece ni figura como criminal buscado. “Nos dijeron que cuando tengan la ubicación me la dirían. Pero digo: voy o mando a alguien y ¿qué voy a hacer allá? ¿Voy a hacer justicia y pagar por bueno? Y si lo entrego a la Federal en Iguazú para que vayan a buscarle, es darle de bandeja y ellos quedan como héroes”, cuestionó Carmen sobre la instancia de búsqueda. ¿Volvió a Misiones? Mientras se aguardan novedades de un doble femicidio que cada año se recuerda como si hubiera sucedido ayer, la familiar de las víctimas reconoció no haber tenido contacto con los allegados a Sergio Kozak, que atienden en el telecentro -donde el hombre conoció a Débora y empezaron a frecuentar semanas antes del ataque a tiros-. De hecho, de lo poco que se encuentran las familias entre sí en la ciudad, el trato sería frío, según contó Carmen. “En San Antonio nosotros somos los malos, ellos (la familia de Kozak) los buenos, son los inocentes”. “Están los familiares de la ex mujer de él, y por ahí nos cruzan y nos giran la cara. Hay gente, vecinos de ellos, que dicen que Sergio viene a visitarla a ella y a los chicos”, sospechó. Aunque primero se mostró dudosa a esa posibilidad, la mujer tampoco descartó que el acusado viaje encubierto a la provincia y consideró que “capaz que sí tendría ese coraje (de volver a Misiones) porque está tan impune la cosa, que capaz que sí se atreva”. Últimas esperanzas En Argentina, incluso los femicidios -delitos castigados con prisión perpetua- pueden prescribir. Así lo establece el Código Penal en su artículo 62, que fija un plazo de 15 años para la acción penal en este tipo de crímenes. Es decir que, transcurrido ese lapso sin avances judiciales, el Estado pierde la facultad de investigar y condenar a los responsables. Justamente es lo último que la familia de Débora y Gabriela desean. Y aunque la detención de Kozak pareciera estar cerca, la falta de pistas concisas retrasan ese operativo. La posibilidad de llevarlo a juicio oral por lo ocurrido se siente lejana, mas no imposible. “Desde que falleció mi hermana, mi hermano tiene una amargura... Es capaz de hacer justicia por mano propia, pero no queremos eso”, aclaró. “Sinceramente nosotros ya no esperamos nada de la justicia: esperamos es la justicia divina, que no falla. Pero la justicia del hombre en San Antonio... Con eso no pasa nada”, lamentó Carmen. Otro intento de femicidio San Antonio nuevamente fue testigo de un hecho de violencia extrema hacia una mujer. Los recuerdos de lo ocurrido con Débora Elizalde y Gabriela Agüero reflotaron, con temor a que el municipio deba lamentar otra víctima de femicidio, de no actuar a tiempo. La víctima del reciente episodio todavía se recupera en el hospital Samic de Eldorado: la comerciante Olga Padilla Leite (39) fue abordada por un falso cliente en su local en la mañana del sábado 13 de septiembre, quien sin mediar palabra, la atacó a puñaladas y disparó. Ni su familia ni sus vecinos aún comprenden cómo, pero Olga logró salir del comercio y, malherida, caminó varios metros hasta llegar al Hospital. Por ese atentado contra su humanidad es buscado no sólo el autor de las estocadas y el disparo que afectó su cabeza, sino también su ex pareja, Jorge De Lara, investigado como autor intelectual. El hombre ya tiene una denuncia por tentativa de femicidio, ocurrida apenas semanas antes: hoy posee pedido de captura internacional. Compartí esta nota:
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