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» Diario Opinion
Fecha: 27/09/2025 07:44
La provincia está tapizada de carteles con consignas como "El pueblo formoseño no está solo", "Salud pública al servicio de todos" y "Defendiendo el modelo formoseño". Los afiches aparecen en postes de luz, rutas, plazas y hasta en comunidades aisladas, reflejando un sistema político que durante casi 30 años ha extendido su control a cada rincón del territorio. Un operativo sistemático para callar voces El equipo de LA NACIÓN —integrado por la cronista Micaela Urdinez y los técnicos Javier Corbalán, Joaquín Rajadel y Lautaro Guillamondegui— había llegado a Formosa para registrar la vida de las comunidades nivaclé en San José y El Algarrobal. Desde su arribo, fueron identificados en los puestos de control, perseguidos por camionetas polarizadas, filmados y fotografiados por policías y personas de civil, e intimidados con preguntas insistentes sobre su trabajo. El 19 de septiembre, al regresar de una jornada de entrevistas, fueron detenidos por la policía de Las Lomitas y se les exigió prestar declaración en relación a una denuncia presuntamente presentada por el cacique Guillermo López. Más tarde se supo que López desconocía la denuncia y que había firmado documentos sin saber su contenido, en lo que todo indica fue un armado para obligar al equipo a ingresar a la comisaría y silenciar su investigación. "En Formosa te persiguen apenas ponés un pie" Vecinos y referentes locales confirmaron que este tipo de hostigamiento no es nuevo y advirtieron a los periodistas sobre los riesgos de permanecer en la zona. Testimonios recogidos por LA NACIÓN describen un clima de miedo y dependencia económica que desalienta las voces críticas y mantiene bajo control a comunidades enteras mediante punteros, subsidios y clientelismo. Gravísimo antecedente para la libertad de prensa Organismos de derechos humanos y periodistas locales repudiaron el accionar de las fuerzas de seguridad formoseñas y exigieron garantías para el libre ejercicio de la prensa en todo el país. La causa, bajo la órbita del juez Omar Padilla de Las Lomitas, se convirtió en un símbolo del hostigamiento sistemático a los comunicadores independientes. La provincia de Formosa, que obtuvo en las últimas elecciones legislativas más del 70 % de los votos para el oficialismo, vuelve a ser noticia por prácticas propias de un régimen autoritario: persecución, espionaje y censura. La libertad de prensa y el derecho a la información son pilares democráticos que no pueden estar supeditados al control político ni al miedo. En un contexto de censura y vigilancia, el periodismo libre y comprometido sigue siendo la voz de quienes no pueden hablar. La Formosa del miedo necesita que el país entero mire y exija respeto a la democracia, los derechos humanos y la libertad de expresión.
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