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  • Maridajes de primavera: consejos para sorprender en la mesa con vinos frescos y al aire libre

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 27/09/2025 02:39

    La primavera inspira combinaciones gastronómicas ligeras donde el vino realza la frescura de cada plato (Aldo’s) Actualmente, sobre gustos ya hay mucho escrito. Y si bien es cierto que cada uno hace lo que quiere con su tenedor y cuchillo, hay generalidades tan naturales como absolutas. Y por más que la cerveza, el whisky y alguna que otra bebida alcohólica se esfuerce, el vino es el único que permite muchos buenos maridajes, sobre todo en la mesa. Esa palabra resume los atributos de una buena combinación; como un bocado y un sorbo de vino se pueden complementar en aromas, sabores y texturas, mejorándose mutuamente. Es ahí donde el alcohol de los destilados, los dulzores de los tragos y el amargor de la cerveza calan tan hondo en el paladar que no permiten potenciar la experiencia gastronómica, más allá de los gustos personales. El vino, bien elegido y bien logrado, no tiene un solo carácter saliente, sino que ofrece un puñado (bouquet) de atributos, que en equilibrio brindan una sensación única. Pasado el invierno, quedan atrás esos platos contundentes que, generalmente, se comen con cuchara. Ideales para mitigar el frío, pero no para disfrutar en primavera. Ahora, es el turno de platos más frugales y livianos, ideales para compartir al aire libre. Los vinos blancos, rosados y espumosos cobran protagonismo junto a comidas frescas y livianas en la estación (Freepik) Si en el plato mandan la frescura y la acidez, como en un ceviche o tiradito, hay miles de vinos adecuados que sabrán envolver esa sensación aguda y transformarla en amable, sin opacar sus perfumes. Si el plato es frío, tanto blancos como rosados pueden acompañar cada bocado sin ocasionar cambios bruscos de temperatura en la boca. Si la comida es muy elaborada y de sabores sutiles, un espumante de burbujas finas será el compañero ideal. Y ni hablar de las carnes rojas con los tintos, ya que, tanto a temperatura ambiente como refrescados en primavera, suelen tener el cuerpo y la textura ideal para compartir cartel, sin competir por el protagonismo. Acá, los taninos son la clave, esos componentes naturales (polifenoles) que marcan el paso del vino por la lengua con distintos niveles de firmeza. Y si a esto se le agrega que hay muchos varietales para elegir, blends, vinos con mayor o menor crianza en roble, de tal o cual valle, más joven o más añejo, las alternativas para cada plato que ofrece el vino son infinitas. Pero no se trata de una cuestión cuantitativa sino cualitativa. Porque cada una de esas variables; que se multiplican a la hora de considerar la mano del hombre y su estilo; influyen en el vino, amplificando su diversidad. Y sólo una bebida así, noble y natural puede realzar el disfrute de comer. A eso se le llama un buen maridaje. Claves para buenos maridajes Un buen madrilaje depende de equilibrar los atributos del vino con las texturas y aromas del plato elegido (EFE) Los amantes del vino saben de la importancia del maridaje, aunque la mayoría de los consumidores no le presta mucha atención. Sin embargo, es la clave para disfrutar en plenitud un vino en la mesa, ya que los atributos del vino realzan los del plato. Parece complicado, pero solo hay que tener en cuenta algunas cosas básicas. En primer lugar, para lograr una buena combinación vino-comida, después del bocado va el vino, y luego el agua. Sólo así se pueden apreciar los matices de lo que se está bebiendo y comiendo, mientras que el agua limpia el paladar e hidrata. Otra clave es no servir un solo vino en una mesa con varias cosas para comer. Porque ese vino se va a comportar distinto con los diferentes platos. Si la entrada es liviana, elegir un vino fresco y suave, que puede ser blanco, rosado o tinto. Y si es en el restaurante, pedir una copa con la entrada. Y para el principal, sí pensar en un vino más completo. La diversidad de los tintos ayuda mucho, aunque hay comidas ideales para blancos con cuerpo. En esta época se vuelven a multiplicar los asados y los asadores, pero son pocos los que ponen el mismo empeño a la hora de servir vino. Generalmente se descorcha una misma etiqueta cuando en realidad nunca un solo vino es lo más indicado para disfrutar todo lo que sale de la parrilla. Hay que tener un par de botellas en la heladera, porque siempre el inicio es mejor con un rosado refrescante, el vino que va muy bien con el chorizo y la morcilla, que suelen salir primero. Adaptar la elección de vinos a cada etapa de la comida permite potenciar la experiencia durante encuentros primaverales (Imagen Ilustrativa Infobae) Después un blanco, con cuerpo y firmeza, ideal para acompañar mollejas, chinchulines y riñoncitos, porque su acidez limpia mejor el paladar. Si hay cerdo o pollo, se puede seguir con el mismo o pasar a un tinto liviano, Joven y vibrante, también para los primeros cortes de carne. Y luego, para el más especial que siempre se deja para el final, descorchar un tinto importante, con cuerpo y buena crianza, que además servirá para estirar la sobremesa. También en primavera, muchos se acuerdan de los espumosos, uno de los vinos más atractivos para servir en la mesa. Si hay esmero en la cocina, también debe haberlo en el vino, teniendo en cuenta que la calidad de la etiqueta debe estar en línea con los platos, dejando los espumosos más complejos para las comidas más elaboradas. Como todo buen vino blanco, acompaña muy bien frutos de mar y pescados, y en todo tipo de preparación. Si se comienza con una buena picada de embutidos artesanales, un Brut a base de Pinot Noir es la mejor opción. Para ensaladas y sándwiches gourmet, el Extra Brut método Charmat es ideal, por su carácter refrescante y frutal. Platos frugales y sabores intensos encuentran en el vino el complemento ideal para reuniones al aire libre El ceviche y la cocina Nikkei resaltan como ejemplos de maridajes exitosos con vinos frescos en primavera (Freepik) Por su parte, los rosados y las carnes rojas grilladas conforman un gran maridaje, ya que suelen tener más cuerpo que los otros, y las burbujas hacen de los taninos, ayudando a limpiar el paladar. Y siempre, los dulces acompañan mejor los postres. Cabe destacar que, para lograr la mejor combinación (acuerdo o maridaje) entre vinos y platos, no solo hay que tener en cuenta estos elementos, sino también la época del año, porque el clima predispone. Y cuando el sol y las altas temperaturas vuelven, las comidas livianas y refrescantes recuperan protagonismo. Un plato ideal para maridar en esta época del año es el ceviche, por la frescura que propone. En los últimos años, los sabores de la cocina fusión peruano-japonesa (Nikkei) trascendieron la moda y se instalaron entre las costumbres gastronómicas locales, y el ceviche es una de las estrellas. Se hace con pesca fresca y lleva leche de tigre a base de ají amarillo, soya y jugo de jengibre con rábano, nabo, ají limo, cilantro, apio y boniato. Una mixtura de sabores agripicantes, sutilmente dulces y refrescantes que precisa de vinos igualmente frescos y tensos. Por eso, los blancos y rosados del año, que empiezan a aterrizar en el mercado, o los espumosos bien secos y los vinos naranjos, son las mejores opciones para disfrutarlo. Aunque hay cientos de opciones para compartir y disfrutar alrededor de la mesa en primavera.

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