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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 26/09/2025 22:47
Arqueólogos descubren en Pompeya un banco de espera frente a la Villa de los Misterios, revelando detalles de la vida social romana (Archaeological Park of Pompeii) Los trabajos de investigación en la antigua ciudad de Pompeya han arrojado nuevos elementos sobre la vida cotidiana romana tras el hallazgo de un banco antiguo, situado justo frente a una de las residencias más emblemáticas del sitio: la Villa de los Misterios. De acuerdo con un comunicado del Parque Arqueológico de Pompeya, este banco estaba construido “a lo largo de un paseo público junto a la Villa de los Misterios”. El descubrimiento cobra relevancia, pues abre una ventana hacia el funcionamiento social, la arquitectura y las relaciones de poder en esta urbe romana sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C. Las excavaciones permitieron identificar el banco como un elemento funcional donde los visitantes esperaban ser recibidos en la residencia, una costumbre arraigada en la vida cotidiana de la elite romana. A la entrada de una famosa villa de Pompeya, investigadores han excavado un antiguo ‘banco de espera’ donde los clientes se sentaban a la espera de una reunión con el dueño de la casa. El descubrimiento sugiere que algunos visitantes se impacientaban mientras esperaban, grabando grafitis en las paredes cercanas. Características y contexto de la Villa de los Misterios La Villa de los Misterios destaca por sus frescos y su papel en la vida de la élite romana, según las últimas excavaciones (Archaeological Park of Pompeii) La Villa de los Misterios se ubica a las afueras de las murallas de Pompeya y es reconocida tanto por su tamaño como por la riqueza de su decoración. Según la información oficial, es “una gran propiedad llena de hermosos frescos ubicada justo fuera de las murallas de la antigua ciudad”. Se conservan en su interior detallados frescos del siglo I a.C., algunos de los cuales, como se indica en la fuente, “podrían representar un ritual de culto dedicado a Dioniso, dios del vino, la vegetación y la fertilidad”. Esta residencia, descubierta originalmente en 1909, ha continuado aportando información relevante a lo largo de las décadas, no solo en el ámbito artístico, sino también en cuanto a sus funciones y el estatus de sus ocupantes. Los historiadores consideran que el propietario original fue “un alto oficial militar”, lo que ubica al inmueble en el contexto de la élite social de la ciudad. Además, según informó el periodista Richard Whiddington en un artículo reciente publicado en Artnet, el edificio “milagrosamente sufrió solo daños menores durante la erupción del Vesubio”, lo que permite hoy acceder a sus espacios y decoración con notable nivel de conservación. El complejo se caracteriza también por su ubicación privilegiada. La villa se localiza justo en la salida norte de la ciudad romana, lo que la distinguía del entorno doméstico habitual y le otorgaba un carácter singular, apartado del bullicio pero en acceso constante por la Vía Superior, una calle pavimentada con piedra volcánica. Dinámica social de las visitas y el ritual de la salutatio El banco de piedra fue hallado frente a la Villa de los Misterios en Pompeya, escenario de las antiguas esperas rituales de visitantes durante la vida cotidiana romana. (Imagen Ilustrativa Infobae) La vida en la Villa de los Misterios no solo giraba en torno al hedonismo y el arte, sino que reflejaba el entramado social romano basado en jerarquías formales y rituales cotidianos. El banco hallado frente a la residencia no era un simple elemento arquitectónico, sino la manifestación física de una costumbre esencial en aquel tiempo: la salutatio. Gabriel Zuchtriegel, director del Parque Arqueológico de Pompeya, señaló en un comunicado que el dueño de la villa “probablemente era un romano de clase alta que recibía visitas cada mañana”, en el marco de la salutatio, ritual distintivo de la sociedad romana. Según se cita a Guillermo Carvajal, “clientes de menor estatus acudían a las casas de las élites para pedir favores, ayuda legal o asistencia financiera. A cambio, ofrecían su apoyo político”. Este mecanismo subrayaba la naturaleza dependiente de los clientes frente a sus patrones. Los visitantes esperaban ser admitidos, pero “no sabían con certeza si el propietario los recibiría”, añade Zuchtriegel. La espera se producía cerca del arco de entrada, frente al mencionado banco de cocciopesto, material resistente al agua y común en la arquitectura de esa época. La misma práctica se repetía en otras residencias importantes de la ciudad, como evidencia la existencia de ‘bancos de espera’ similares en Pompeya. Los grafitis junto al banco reflejan la dimensión humana y cotidiana de las visitas a la élite romana en Pompeya (Archaeological Park of Pompeii) Frente al arco hay un banco de cocciopesto, un material de construcción resistente al agua, común en la antigua Roma. Según un artículo publicado en la revista Scavi di Pompei, era allí en donde los visitantes esperanzados habrían descansado. Se han encontrado estructuras similares cerca de las entradas de otras grandes casas de Pompeya. Detalles arquitectónicos, grafitis y un significado revelado Las obras recientes en la Villa de los Misterios han permitido no solo identificar el banco, sino también ubicar la entrada monumental original de la casa. Esta entrada, junto con el banco frontal, configura el espacio de acceso en el que se desarrollaban estos encuentros ritualizados. Las excavaciones han revelado además “pinturas con fondos negros y amarillos, así como partes de las dependencias del servicio”, ampliando la comprensión del funcionamiento interno de la villa y de las áreas destinadas tanto a los propietarios como a su personal. Los investigadores prevén seguir explorando estas dependencias en próximas campañas, lo que podría aportar aún más datos sobre la vida privada y laboral en el entorno de la villa. Uno de los elementos más singulares hallados junto al banco es la presencia de grafitis en la pared exterior de la villa. Según lo documentado, “alguien escribió con carboncillo un breve mensaje. Contiene una fecha sin año, así como letras que podrían formar un nombre”. Los investigadores suponen que el autor del grafiti lo realizó para hacer más llevadera la espera, probando así la dimensión humana y cotidiana de estas reuniones. Estos rastros, posiblemente de “visitantes esperanzados”, ofrecen una perspectiva directa sobre los sentimientos y acciones de quienes, siglos atrás, dependían de la benevolencia de los poderosos en su acceso a la villa.
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