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» AgenciaFe
Fecha: 26/09/2025 10:55
“Acá, afónica de gritar”, se sincera Dolores Fonzi desde San Sebastián, apenas comienza la entrevista exclusiva con Teleshow. Pasaron unas horas nomás del anuncio de la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematográficas de la Argentina que ubicó a su película Belén como la elegida para representar al país en los Premios Oscar y también en los Goya. El momento es de euforia y vértigo: “Estábamos todos esperando, cenando para ver qué pasaba. Y esperamos que Graciela Borges abra el sobre, por video. Había amigos ahí en el acto y había gente que trabajó en la película y estábamos todos ahí desesperados esperando que den las novedades”, agrega a la distancia. La palabra de Dolores Fonzi desde San Sebastián (Teleshow) Desde la ciudad vasca, con los ecos de la celebración todavía resonando y mientras el equipo argentino se prepara para cruzar a Francia rumbo a otro festival internacional, Fonzi no esconde su alegría ni el estado febril de los días que le toca vivir. “Veo que había un objetivo que era terminar... La película tenía un tiempo. Se hizo muy rápido, se escribió en tres meses, se reprodujo en tres, se filmó, la montamos en tres y terminamos y la presentamos a los festivales y entró a San Sebastián. Cada objetivo que tuvo la película, lo cumplió”, destaca. La flamante representante argentina para el Oscar no quiere dejar de mencionar que ese vértigo, esa rapidez y esa alegría por la tarea cumplida es producto de una labor de equipo incesante: “Ahora siento una enorme alegría, pero más bien por la tarea cumplida, que logramos efectuar con esfuerzo, trabajo y sin parar”. Dolores Fonzi habla de su trabajo como directora de la historia de Belén El motor emocional de Belén es una historia real marcada por el dolor, el coraje y la necesidad de justicia. Dolores lo explica con respeto y emoción: “Ese caso real fue terrible y nos dio esta película también”. La responsabilidad que asumió Fonzi para llevar al cine una historia tan sensible atravesó cada etapa del proceso creativo y de producción: “La película a la vez le devuelve a la propia Belén un cierre de oro a su situación, como ella misma ha dicho”. La directora y actriz está convencida de que ese paralelismo entre la sanación de la protagonista real y el propio viaje de la película es vital. “Creo que vamos a seguir el esfuerzo y el trabajo”, reitera. Aunque ya se haya anotado un logro enorme con la selección para los Oscar, Fonzi sabe que la verdadera trascendencia de Belén está en el impacto humano, íntimo y social de la historia. La gestación y concreción del filme tuvo su propio ritmo, una cadencia impuesta por la urgencia del relato y la posibilidad de trabajo. “La película tenía un tiempo que respetar y se hizo muy rápido”, insiste Dolores, y la compara con su obra anterior. “Es distinto en el caso de Blondi, que fue más laxo todo el recorrido, más tranqui. Belén fue más como una flecha que se tiró en un momento y sigue su curso todavía. Así que estamos contentas”, analiza. "Belén", la película de Dolores Fonzi Para Fonzi, el cine permite “tirar esa flecha” y confiar en el rumbo propio de la obra. El vértigo de los festivales, la postulación a los premios más importantes y la sucesión de logros en tiempo récord marcan una diferencia fundamental con otros proyectos más pausados: aquí, lo que prima es la fuerza colectiva y la decisión de no dejar pasar las oportunidades. El presente está marcado por la adrenalina de la consagración y la intensidad del circuito internacional. “Ahora estamos dejando el Festival de San Sebastián para irnos al festival de Biarritz, que presentamos hoy la película acá. Y todavía seguimos de fiesta por lo de ayer, imaginate”, comparte, todavía con la voz tomada por la emoción. La incertidumbre y el entusiasmo no dan respiro: “Mañana nos enteraremos si ganamos algo acá en San Sebastián”. En cada frase se percibe la energía y el compromiso de quien vive cada paso como una conquista, pero también como un desafío renovado. Dolores Fonzi al presentar el filme en el Festival de San Sebastián (Prensa SSIF) El acompañamiento de la familia y el equipo también es central. Entre ellos, el de su pareja Santiago Mitre, quien ya pasó por este camino como director de Argentina, 1985, que llegó a competir por la estatuilla en 2023. Consultada sobre cómo vive su pareja este momento, lo resume en pocas palabras: “Feliz, acompañando, como corresponde”. La alegría se multiplica en el equipo y en el entorno cercano, conscientes de que cada logro es el resultado de un trabajo colectivo. La intensidad y el ritmo de Dolores Fonzi no parecen dar tregua y, en sus propias palabras, el periplo de Belén “sigue su curso todavía”. En esa travesía, el trabajo no termina. Es en esa perseverancia donde se teje la verdadera historia: la de un equipo y una creadora que no descansan, decididos a transformar tanto la vida de su protagonista como el panorama del cine argentino en la senda internacional. Una historia real que da vuelta al mundo Dolores Fonzi y Camila Plaate en 'Belén' La trama de Belén se sitúa en la provincia de Tucumán y sigue una joven que en 2014 sufrió un aborto espontáneo sin saber siquiera que estaba embarazada. La mujer, encarnada en el filme por Camila Plaate, pasó dos años en prisión preventiva antes de ser condenada a ocho de cárcel por homicidio agravado por vínculo, en un proceso lleno de vicios que acabó siendo anulado. El caso movilizó a una abogada, Soledad Deza, interpretada por Fonzi, que asumió la tarea de liberar a Belén y desencadenó una campaña nacional femenina que continuó hasta la legalización del aborto en 2020. “Belén” es el seudónimo que escogió la abogada para ocultar la identidad de la víctima, que se fue de Tucumán y vive en el anonimato. El caso convirtió en un símbolo de resistencia, provocó una ola de solidaridad y movilización social que trasciende fronteras.
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