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  • PP y Vox terminan divididos el primer mes del curso con Espinosa como elemento añadido de discordia

    » Diario Cordoba

    Fecha: 26/09/2025 03:24

    Que el Partido Popular (PP) y Vox comparten el espacio de la derecha en España (con permiso de Junts per Catalunya, del PNV e incluso de Coalición Canaria en sus respectivas comunidades autónomas) es una obviedad, como la de que ambos están llamados a entenderse si los populares quieren aspiran al poder, salvo excepciones como Madrid, Andalucía o Galicia, donde dirigentes como Isabel Díaz Ayuso, Juan Manuel Moreno o Alfonso Rueda han logrado le gesta de mantener o alcanzar mayorías absolutas. Así ocurre en el resto de comunidades con presidentes conservadores, donde si bien Vox rompió abruptamente todas las coaliciones en 2024 por el desacuerdo sobre el reparto de menores migrantes llegados a Canarias, todo aquel que quiera seguir con vida política debe llegar a algún tipo de acuerdo con los de Santiago Abascal, aceptando buena parte de sus principios programáticos. Y eso incluye, en el futuro inmediato, a Alberto Núñez Feijóo si quiere suceder a Pedro Sánchez en La Moncloa. Sin embargo, y pese a este marco general, o quizás en parte como fruto del mismo, la relación entre ambas formaciones se deteriora visiblemente, hasta el punto de que el mes de septiembre va a terminar con muchas y variadas fricciones y un cierto ambiente de guerra fría entre Génova 13 y Bambú 12, esta última la dirección de la sede de Vox, en el norte de la capital de España. La última de ellas, esta misma semana, a cuenta de la presentación del think thank Atenea, la plataforma que impulsa el ex portavoz parlamentario y ex secretario general de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, cada vez más alejado de la cúpula de su partido y en cambio muy arropado por el PP, varios de cuyos dirigentes respaldaron in situ la puesta de largo del nuevo centro de pensamiento, celebrada este jueves en el Colegio de Arquitectos de Madrid. Un acto que Abascal llegó a calificar despectivamente de "sarao" en una entrevista en Telecinco. Y en el que el propio Espinosa de los Monteros pidió un "cese de hostilidades" en el mundo conservador en general, y entre los dos partidos que lo representan en particular. "Tenemos que ser más generosos", remarcó su mensaje, delante tanto de dirigentes de peso del primer partido de la oposición como su vicesecretario de Hacienda, Juan Bravo, y la diputada Cayetana Álvarez de Toledo, como de otros de Vox y antiguos dirigentes de Ciudadanos, así como el expresidente de Baleares con el PP, José Ramón Bauzá, quien también se embarcará en Atenea como miembro de su Junta Directiva. A la presentación de Atenea no asistió a última hora el número dos del PP, Miguel Tellado, después de que trascendiera la presencia en el evento de Víctor de Aldama, el comisionista de la trama Koldo, quien a su llegada dijo que acudía para "ver a un amigo", en referencia al exportavoz de Vox. También se dejó ver, sentado en las primeras filas, el ex secretario general y fundador de Vox, Javier Ortega Smith, actualmente diputado y concejal en el Ayuntamiento de Madrid, quien aseguró a la prensa no saber cómo le sentaría a Abascal su presencia, aunque añadió que "a mí se sienta muy bien". Y no faltó, porque además también formará parte de la Junta Directiva del nuevo think tank, la vicealcaldesa de Toledo Inés Cañizares, quien tuvo un gran protagonismo la pasada legislatura en el grupo parlamentario de Vox, cuando lo comandaba Espinosa de los Monteros. La inmigración, un asunto en disputa Pero al margen de eso, las pullas, unas soterradas y otras menos, vuelan entre ambos desde hace tiempo. Abascal repite una y otra vez, poniendo la realidad de lo ocurrido en las instituciones de la Unión Europea (UE), que el PP tiende a entenderse con los socialistas, y que lo hará llegado el caso en España igual que ocurre en Bruselas. Feijóo y los suyos insisten en denunciar una suerte de 'pinza' entre Vox y el PSOE, a los que llegan incluso a acusar de formar un nuevo "bipartidismo". Así lo reiteró este jueves en Palma de Mallorca el presidente del PP, para quien en la cuestión migratoria su formación ofrece un razonable punto intermedio entre el "buenismo" del PSOE y las posiciones de Vox que, a su juicio, pretenden ofrecer "soluciones sencillas a un problema tan complejo". Desde hace tiempo el PP viene rechazando los acentos más extremos de Abascal en materia migratoria, como cuando pidió, y reiteró, "hundir" el barco de la ong española Open Arms, algo que replicó ya hace semanas Miguel Tellado en una entrevista en EL PERIÓDICO. "No estoy de acuerdo con aquellos partidos políticos que ignoran los problemas, ni tampoco con aquellos que proponen soluciones imposibles", sentenció Feijóo en referencia velada a los socialistas y a la extrema derecha, en una comparecencia en Formentera junto a la presidenta de Baleares, Marga Prohens, que como él mismo explicó se produjo como consecuencia del incremento de la llegada de inmigrantes a las islas. Desde el congreso del PP en julio en Madrid, que desbancó de la secretaría general a Cuca Gamarra para darle todo el poder orgánico a Tellado, quien fue sustituido en la portavocía del Grupo Popular por Ester Muñoz, los populares han situado la inmigración en el frontispicio de su acción política. De hecho, será la cuestión nodal del encierro que este fin de semana protagonizará Feijóo en Murcia con todos sus presidentes autonómicos. En ocasiones, incluso, por delante de la regeneración, otra de las prioridades fijadas por Feijóo, sobre todo a raíz de la proliferación de escándalos de corrupción que salpican a Sánchez y a su Gobierno, desde el caso Cerdán a los procesos en marcha que afectan a la mujer y al hermano del jefe del Ejecutivo. Y en esa estrategia el choque con Vox, que ha hecho de esa materia una de sus señas identitarias como formación política, parece inevitable. Los de Abascal sienten ese giro del PP como una cierta amenaza a su particularismo discursivo, que el propio líder de la formación ha llevado muchas veces a la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados, donde mientras Feijóo centraba sus cara a cara con Sánchez en otras materias, el presidente de Vox martilleaba pleno tras pleno con la oleada de migrantes de la que culpa al presidente y que vincula con la delincuencia. Algo que ya hace el PP, y cada vez con mayor intensidad.

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