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» Diario Cordoba
Fecha: 25/09/2025 23:30
El expresidente francés Nicolas Sarkozy fue condenado este jueves a cinco años de prisión firme, una multa de 100.000 euros y 5 años de inhabilitación con ejecución provisional por asociación ilícita por el 'caso Gadafi'. Sin embargo, la justicia le absolvió de los delitos de corrupción, malversación de fondos públicos y financiación ilegal de su campaña, motivo principal por el que estaba acusado. "Lo que ha pasado hoy es de una extrema gravedad para el Estado de derecho francés", afirmó Sarkozy nada más conocerse la sentencia. "Asumiré mis responsabilidades. Cumpliré con las citaciones judiciales. Si me obligan a dormir en prisión, dormiré en prisión, pero con la cabeza alta. Soy inocente. Esta injusticia es un escándalo", criticó a la salida frente a más de 100 periodistas acreditados en el Tribunal de París. Momento en el que su esposa, Carla Bruni, aprovechó para tirar al suelo la espumilla del micrófono de Mediapart, el medio encargado de aportar pruebas clave en la 'trama Gadafi'. Se trata de una condena histórica en la que, el tribunal considera probado que Sarkozy participó en una operación para percibir dinero del régimen de Muamar Gadafi, a cambio de favores diplomáticos ilegales al dictador libio. La Fiscalía insistió este jueves que Sarkozy hizo "un pacto de corrupción de dimensiones estratosféricas con uno de los mayores dictadores" de los últimos 30 años para "satisfacer sus ambiciones políticas". Esta sentencia pone fin a cinco procesos judiciales llevados a cabo en cinco años relacionados con el 'affaire Gadafi', de los cuales, Sarkozy ha salido condenado en tres ocasiones por corrupción y financiación ilegal de sus campaña electorales de 2007 y 2012. Ahora, el expresidente será citado por la fiscalía en el 13 de octubre, que le comunicará la fecha de su encarcelamiento, que deberá producirse en un plazo de cuatro meses, y a pesar de que aún puede apelar la decisión del tribunal, este recurso no le impedirá entrar en prisión. 5 procesos durante 5 años Durante los meses del juicio, el Ministerio Público de París aportó una serie de pruebas, como documentos o agendas del banquero Wahib Nacer, donde anotaba los pagos que se realizaban al entorno del presidente. Unas notas que permitieron a los investigadores seguir el rastro del dinero. Además, la justicia contaba con testimonios de exresponsables libios, como la confesión de un mediador franco-libanés, que apuntaban a un oscuro entramado entre el exmandatario y la dictadura de Muamar Gadafi. No solo la justicia, también los medios de comunicación aportaron evidencias de esta trama. El medio francés Mediapart desveló en 2012 nuevas pruebas que demostraban la relación entre ambos dirigentes, como una nota de Moussa Koussa, jefe de los servicios de inteligencia exteriores libios, dirigida a Bechir Saleh, director de gabinete de Gadafi y presidente del principal fondo de inversión ligado al Estado libio. Sarkozy ha negado desde el principio todas las acusaciones y durante el proceso insistió en que no se había encontrado rastro del dinero que presuntamente recibió para financiar su campaña. Aunque esa justificación no consiguió convencer a la presidenta del tribunal, Nathalie Gavarino, quien remarcó que la acumulación de indicios puede conducir a la condena, a pesar de no encontrarse dicho dinero. El juicio sufrió, en los últimos días un importante revés, con la muerte del intermediario, Ziad Takieddine, clave en la acusación. Brazalete electrónico Nicolas Sarkozy ha pasado de ser un presidente con una gran presencia en la escena internacional a convertirse en el primer jefe de Estado de Francia en entrar en prisión y en llevar una pulsera electrónica. Aunque actualmente está apartado de la primera línea de la política, el exdirigente sigue teniendo una importante presencia en la derecha francesa, pero la condena de este jueves por es más grave que las anteriores, ya que no solo le condena judicialmente, sino también socialmente, tras confirmarse que recibió dinero de un régimen como el de Gadafi. Una dictadura que en 2011, el propio Sarkozy contribuyó a derrocar con una intervención militar. Diez años después de aquello, en marzo de 2021, la justicia sentenciaba a Sarkozy a un año de cárcel por tráfico de influencias y corrupción, pena confirmada dos años más tarde en apelación, obligándole a portar un brazalete electrónico. No llevó la pulsera más de dos meses, tras cumplir los 70 años de edad. En septiembre del mismo año, volvió a ser condenado a 12 meses de cárcel por financiación ilegal de su campaña de 2012, pena que en apelación se redujo a la mitad. Ahora esta sentencia marca un hito histórico para la justicia francesa: es la primera vez que un expresidente entra en prisión condenado por unos hechos cometidos durante su mandato. La política francesa dividida La clase política no tardó en reaccionar a la sentencia, que ha dividido las opiniones. Por un lado, la extrema derecha de Marine Le Pen, criticó la decisión de la justicia tildándola de "peligrosa": "Más allá de la persona del expresidente Nicolas Sarkozy, la negación del doble grado de jurisdicción mediante la generalización de la ejecución provisional por ciertas jurisdicciones representa un gran peligro, en relación con los grandes principios de nuestro derecho, en primer lugar la presunción de inocencia", escribía Le Pen en su perfil de X. También el conservador, Eric Ciotti, censuró en redes sociales la sentencia "extremadamente dura" para Sarkozy: "Un pensamiento amable para Nicolas Sarkozy, condenado a una pena extremadamente dura en un proceso en el que no se han establecido pruebas de corrupción ni de financiación ilegal de su campaña". Por el lado de la izquierda, la ecologista Marine Tondelier ironizó tras hacerse pública la noticia con una fotografía antigua del exmandatario: "Gracias a Nicolas Sarkozy y a los republicanos por dar siempre ejemplo".También el insumiso Manuel Bompart lanzó una dura crítica a la clase política: "La exigencia de honestidad y respeto a la ley no se limita a la gente común. También aplica a los poderosos, a pesar de su poder y cobertura mediática".
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