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  • Más grave que las Krypto de Javier e incluso que el 3% de Karina

    Parana » Informe Digital

    Fecha: 25/09/2025 17:56

    Ahora sí vamos a hablar un poco en serio sobre lo sucedido con la falsa eliminación de retenciones. Es uno de los fraudes más grandes que yo haya visto, mucho más grave que las crypto de Javier e incluso que el 3% de Karina. Un grupo pequeño de gente se apropió de 1.500 millones de dólares que iban a ser recaudados por el Estado argentino por retenciones que ya no se cobrarán. En realidad esos 1.500 millones son de los productores. Es plata que el Estado toma de los productores en sociedad con los exportadores de granos y derivados. Ellos pagan las retenciones y luego descuentan esa suma del valor que pagan por los granos. En este episodio uno podría pensar que los defraudados son los productores. Pero el principal damnificado es el fisco, que no ingresará ese dinero. Esos 1.500 millones, que son las retenciones que iban a cobrarse por embarques de granos por 7.000 millones, no los recibirán ni los productores ni el Estado. Quedarán en manos de una decena de empresas agroexportadoras. Será el premio o la tasa de interés que cobrarán las multis del agro por adelantar a Milei los 7.000 millones en divisas que necesita para que el dólar no explote. Esa plata ingresará al Banco Central en tres días, cuando a lo sumo hubiera demorado unos pocos meses. En dos días de operaciones con retenciones 0%, esas exportadoras anotaron negocios por 7.000 millones y se cerró el cupo habilitado por el gobierno. Inicialmente iba a durar hasta el 31 de octubre, pero cerró el 24 de septiembre. Los productores no pudieron aprovechar nada. Todavía estaban viendo qué pasaba y los exportadores agotaron el cupo de DJVE. Serán unos 15 millones de toneladas, sobre todo de soja, las que se podrán exportar sin retenciones en los próximos meses. Economía permitió que se anotaran DJVE a diestra y siniestra, sin ningún límite ni condición. Los exportadores vieron la posibilidad que les habilitaron Caputo y Juan Pazo, que creen sabérselas todas pero contra los operadores de una mesa de cerealera son nenes de pecho, alumnos de primer grado. Las cerealeras no cometieron ningún delito. Se aprovecharon de la necesidad y de la imbecilidad de los cráneos del Palacio de Hacienda. En dos días agotaron el cupo. La consecuencia será que los productores agotarán la poca fe que les quedaba en este gobierno y que los exportadores se apropiarán de la mayor parte de los 1.500 millones que los productores sentían que podían llegar a recuperar. La soja que compraron antes de esta semana ya la pagaron descontando retenciones. Y la venderán sin pagarlas al fisco. La mayor parte de las DJVE que anotaron es por mercadería que todavía les queda por comprar. Como mañana regresan las retenciones, volverán a descontarlas de los precios. Con el afano consumado en tiempo récord, entre un lunes y un miércoles, con aval del propio Estado, al Estado le queda poco margen para reclamar por nada. Fueron ellos los libertarios los que tendieron el mantel para que las cerealeras hicieran un picnic. Si les hubieran exigido que solo se podía anotar una DJVE si se acreditaba antes la tenencia de los granos, el ritmo de declaraciones hubiera sido más lento y las grandes exportadoras deberían haber compartido esos 1.500 millones con los productores. Eso no sucedió. Caputo o es cómplice o es un boludo de novela. ¿Puede el Estado, si quisiera, revertir este afano a mano armada? Podría hacerlo recurriendo a la vieja Ley Martínez Raymonda, pero lo más probable es que el otro incapaz de esta gestión, el desregulador Sturzenegger, ya la haya derogado porque pensaba que no servía para nada. La Ley Martínez Raymonda fue el último gran aporte de Raúl Alfonsín a esta democracia. En octubre de 2007 Cristina ganó la presidencia y todos sabían que Néstor iba a subir las retenciones a la soja, en ese momento del 27,5% al 35%, para dejarle una buena caja. El gobierno demoró un mes en concretar la suba y las exportadoras anotaron DJVE por casi la mitad de la cosecha de ese año. Con esa estrategia le sacaron a Cristina unos 2.000 millones de dólares. Y como se quedó con la espina, en marzo de 2008 irrumpió con la resolución 125. La ley justamente habilitaba al Estado a revisar esas DJVE, considerando válidos solo aquellos permisos de embarque declarados cuando el exportador tuviera la soja comprada. Es decir que la cerealera no podía anotar una venta de soja si no la tenía en su poder. Incluso fue utilizada mucho tiempo después, en 2018, por el gobierno de Mauricio Macri, cuando volvió a imponer retenciones, el famoso 4 pesos de Dujovne, y los exportadores aprovecharon unas pocas horas para anotar gran cantidad de exportaciones de mercadería que todavía no habían comprado. El invento de Alfonsín sirvió para todos los signos ideológicos, aunque en la práctica siempre terminan en juicios interminables donde ganan los abogados y las cerealeras no devuelven nada. ¿Apelará el gobierno de Milei a la ley Martínez Raymonda para recuperar las retenciones de los embarques de soja que las cerealeras todavía no compraron a los productores? No lo creo. A este gobierno los productores le importan un carajo. Tampoco le importa el superávit fiscal. Ya consiguió los 7.000 millones en divisas que necesitaba para sobrevivir hasta las elecciones. Si yo fuera fiscal, actuaría de oficio. Matías Longoni. Periodista de Bichos de Campo.

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