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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 25/09/2025 12:40
La relación entre el paracetamol y el autismo no cuenta con respaldo científico, según la Sociedad Argentina de Pediatría (Freepik) El debate generado tras la afirmación del presidente de Estados Unidos Donald Trump respecto de un supuesto vínculo entre el uso de paracetamol en las primeras etapas del embarazo y el desarrollo de trastornos del espectro autista (TEA), lo mismo que el manto de duda sembrado en el mismo marco en torno de la vacunación infantil, fue rápida y ampliamente respondido y rechazado por entidades médicas y científicas del mundo lo mismo que por expertos de manera individual. En las últimas horas, se sumó la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) con un documento en el que aclaró que no existen pruebas científicas sólidas que relacionen el analigésico con esa condición del neurodesarrollo y que está totalmente probado que la vacuna triple viral no es causa de TEA. La entidad difundió un documento elaborado por el Comité de Crecimiento y Desarrollo de la SAP en el que explicó esta postura y repasó los principales consensos sobre qué factores pueden estar implicados y cuáles no en la aparición del autismo, y advirtió sobre la importancia de brindar información basada en evidencia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ya manifestaron su postura respecto de que no existe evidencia científica que vincule el consumo de paracetamol durante el embarazo con el desarrollo de autismo en niños. La OMS señaló que, pese a la realización de numerosos estudios de gran escala en la última década, no se ha encontrado ninguna asociación consistente entre el uso de paracetamol o acetaminofeno en embarazadas y el autismo, y que las causas del trastorno siguen considerándose multifactoriales. La EMA, por su parte, afirmó que ningún estudio ha encontrado un vínculo de riesgo y que las recomendaciones sobre este medicamento permanecen sin cambios: puede emplearse bajo control médico en la dosis y frecuencia más bajas posibles. La genética y la salud materna son los factores principales implicados en la aparición del trastorno del espectro autista (EFE/Zayra Mo) La SAP, por su parte, dijo en el documento que el TEA se caracteriza por desafíos en la comunicación y la interacción social, junto con patrones de intereses o comportamientos repetitivos, restringidos y estereotipados. Esta condición abarca una amplia variabilidad en el nivel de lenguaje y el coeficiente intelectual de quienes la presentan, lo que explica la diversidad de síntomas y necesidades de apoyo entre personas con el mismo diagnóstico. Por este motivo, se utiliza el término “espectro” para describir la heterogeneidad de manifestaciones. Según estimaciones, alrededor de 78 millones de personas en el mundo presentan TEA, muchas de las cuales enfrentan dificultades significativas para desenvolverse y participar en la vida social cotidiana, expresaron los expertos de la SAP en el documento. En la actualidad, existe un debate sobre la conceptualización del autismo. Mientras que las clasificaciones médicas lo definen como un trastorno, algunos sectores proponen referirse a él como “Condición del Espectro Autista”, enmarcándolo dentro del concepto de “neurodivergencia”, lo que implica una mirada menos patologizante y más inclusiva. En cuanto a la epidemiología, se han reportado alertas sobre un aumento en la prevalencia del TEA en los últimos años. El Comité señala que este incremento se explica principalmente por la modificación de los criterios diagnósticos, la sustitución de diagnósticos previos, el aumento de condiciones crónicas en la infancia —como la prematurez— y una mayor conciencia social sobre el tema. Además, se han estudiado posibles influencias ambientales, especialmente durante el periodo prenatal y los primeros meses de vida. El comunicado enfatiza que existe evidencia suficiente para descartar a la vacuna triple viral y al mercurio presente en inmunizaciones como causas del TEA. El aumento en los diagnósticos de TEA se atribuye a cambios en criterios y mayor conciencia social (EFE/ Luz Bahder) De acuerdo con un informe reciente de la Global Burden of Disease, la prevalencia global del TEA en 2021 se estimó en 1 de cada 127 niños, con mayor frecuencia en varones. Por su parte, el CDC reportó en 2025 una prevalencia de 1 en 31 niños y niñas de 8 años. Además, alrededor del 75% de las personas diagnosticadas con TEA presentan otra condición asociada, como déficit de atención o trastornos de ansiedad. Respecto a las causas, el Comité sostiene que el TEA tiene un origen multifactorial, resultado de la interacción entre factores genéticos y ambientales. La heredabilidad es elevada, y el riesgo de recurrencia en hermanos se sitúa entre 10% y 20%. Existen entidades congénitas, tanto de origen genético como ambiental, que incrementan el riesgo de TEA, dijeron. Cuando estas condiciones conforman un cuadro sindrómico definido, se habla de “autismo sindrómico”, como ocurre en el síndrome de fragilidad del X o la exposición prenatal al ácido valproico. La vacuna triple viral y el mercurio presente en inmunizaciones no se asocian al desarrollo del autismo, como sugirió el presidente Donald Trump (EFE/Francis Chung) En los casos restantes, se utiliza el término “autismo primario” o “idiopático”. La base genética del autismo es heterogénea e involucra proteínas que cumplen funciones neuronales diversas, como la adhesión celular, la señalización y el control transcripcional. Se han detectado diferencias sutiles en la anatomía y el funcionamiento cerebral a través de autopsias, neuroimágenes y estudios electrofisiológicos. Entre los factores ambientales con efecto comprobado se incluyen el consumo de ciertos medicamentos —como el ácido valproico—, infecciones como la rubéola congénita, el estrés significativo y metabolopatías como la diabetes gestacional. Otros factores, como el uso de paracetamol durante el embarazo y el desarrollo de autismo posterior, han sido objeto de estudios que “muestran asociación leve”. Sin embargo, “al aplicar diseños de investigación más rigurosos (ajustando variables genéticas y de salud materna) estas asociaciones desaparecen”, dijo la entidad en el documento. Qué dice la SAP sobre el paracetamol y el autismo El Comité concluyó que no existe evidencia sólida que vincule el paracetamol con la génesis del autismo, y que este medicamento sigue considerándose seguro durante el embarazo. El conocimiento sobre la etiología, es decir, las causas del TEA, aún es parcial, pero las variables más relacionadas con su desarrollo son la salud materna y la genética. “No hay evidencia sólida que vincule al paracetamol con la génesis de autismo y este sigue siendo un medicamento seguro en el embarazo”, expresó la SAP en una parte del documento. La evidencia internacional respalda la seguridad del paracetamol durante el embarazo en cuanto a riesgo de autismo (doctoraki) En relación con el abordaje terapéutico, el Comité subrayó que los objetivos de la intervención y los apoyos deben adaptarse a la diversidad de personas dentro del espectro. El propósito general es proveer herramientas para que los niños, niñas y adolescentes con TEA alcancen su máximo potencial y participen en la sociedad con la mayor autonomía posible. Las recomendaciones basadas en evidencia apuntan a un enfoque interdisciplinario, que incluya intervenciones educativas dirigidas tanto a los niños como a sus familias, terapias psicológicas y conductuales, tratamiento del habla y el lenguaje, terapia ocupacional o física y, en algunos casos, intervenciones psicofarmacológicas. Entre los principios de las intervenciones se destacan el desarrollo de habilidades en las áreas de dificultad, el aprovechamiento de las fortalezas, la minimización de barreras ambientales y sociales, y la construcción de entornos inclusivos. Los expertos recomiendan iniciar las intervenciones lo antes posible, sin necesidad de esperar un diagnóstico categórico de TEA, dijo la entidad en el documento. La coordinación de los equipos profesionales y la comunicación permanente con la familia resultan fundamentales para una atención integral y escalonada. El trabajo activo de las familias y cuidadores es clave para lograr la generalización de las habilidades en los entornos naturales. El acceso a los apoyos sigue siendo un desafío en muchas regiones del mundo. En cuanto al tratamiento farmacológico, el Comité aclaró que no es útil para tratar los síntomas nucleares del TEA. Los medicamentos como la risperidona y el aripiprazol están aprobados únicamente para reducir manifestaciones graves como la agresividad, la irritabilidad y la impulsividad. El Comité de Crecimiento y Desarrollo destaca la importancia de un enfoque interdisciplinario en la intervención del TEA (Imagen Ilustrativa Infobae) La postura de la SAP sobre la leucovorina Recientemente, se han publicado estudios de calidad variable sobre el uso de leucovorina en personas con TEA mínimamente verbales, pero la evidencia disponible no permite extraer conclusiones firmes. En contraste, existe una sólida evidencia sobre la importancia del consumo y la suplementación con ácido fólico durante el embarazo, recomendación que ya se aplica en las consultas prenatales. “No hay evidencia científica de calidad sobre los efectos del paracetamol y el uso de la leucovorina en intervenciones”, remarcó. El Comité concluye que, como en toda área de la salud, es imprescindible contar con evidencia de la mejor calidad para asesorar a la población y actuar con prudencia al comunicar resultados de investigaciones clínicas. Hasta el momento, no hay evidencia científica de calidad sobre los efectos del paracetamol ni sobre el uso de la leucovorina en intervenciones para el TEA. En cambio, la evidencia es contundente en cuanto a que la vacuna triple viral no incrementa el riesgo de desarrollar TEA. La Sociedad Argentina de Pediatría reafirmó su compromiso con la mejora de las condiciones de salud y la inclusión social de los niños, niñas y adolescentes con TEA y en la promoción el ejercicio pleno de sus derechos a pertenecer y a ser diferentes.
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