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Parana » APF
Fecha: 25/09/2025 10:33
El número de empleadores actuales se encuentra 10,3% por debajo del nivel que había en julio de 2023. En dos años se extinguió más de una décima parte de las empresas que daban trabajo en la construcción. jueves 25 de septiembre de 2025 | 10:22hs. La construcción, uno de los sectores que tradicionalmente funciona como termómetro de la economía argentina, atraviesa un momento de fuerte tensión y contracción en su base empresarial. Así lo reveló el último informe de coyuntura del Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción (Ieric). Puso de manifiesto una tendencia preocupante: la pérdida sostenida de empleadores y la reducción de la capacidad productiva del sector. Como indican los registros del organismo, en julio de este año la cantidad de empleadores en actividad en la construcción registró una baja interanual de 0,2%. Aunque en apariencia se trata de un retroceso marginal, la lectura en perspectiva es mucho más grave. El número de empleadores actuales se encuentra 10,3% por debajo del nivel que había en igual mes de 2023. Lo que significa que en tan solo dos años se extinguió más de una décima parte de las empresas que daban trabajo en la construcción. Asimismo, el Ieric advirtió que, dejando de lado el 2020, año atípico por la pandemia, es necesario retroceder hasta 2006 para encontrar un registro más bajo de empleadores activos en la industria. En otras palabras, el entramado empresario de la construcción se achicó hasta niveles que no se veían en casi veinte años. Lo que constituye una señal de alarma para la economía en general, dado el rol multiplicador que este sector tiene sobre la generación de empleo y la actividad económica. Al respecto, el presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), Gustavo Weiss, indicó que “la industria tuvo una caída muy grande. El motivo es la obra pública nacional totalmente parada y obras privadas de construcción de edificios que están muy tranquilas. No diría paradas pero sí muy tranquilas, debido a que hoy los desarrollos no tienen rentabilidad, por el aumento del costo de la construcción. Así que la combinación de las dos cosas hace que hoy la industria esté pasando un momento complicado y eso se verifica rápidamente en el empleo”. Las grandes jurisdicciones, epicentro de la caída El informe reveló además una fuerte disparidad entre los distintos territorios del país. Mientras que en las grandes jurisdicciones, es decir, los distritos con mayor peso económico y poblacional la caída fue del *1,4% interanual, las restantes jurisdicciones mostraron un desempeño positivo, con una suba del 2,1%. Sin embargo, el peso relativo de las grandes jurisdicciones sobre el total nacional hace que el balance general sea negativo. De hecho, el nivel de empleadores en esas regiones se ubica en su punto más bajo de las últimas dos décadas, con excepción de 2020. Para encontrar un valor inferior es necesario retroceder hasta 2005, lo que da cuenta de la magnitud del deterioro. Dentro de este grupo, el retroceso más marcado se verificó en la provincia de Buenos Aires. Mostró una baja del 2,7% en la cantidad de empleadores respecto de igual mes del año anterior. Por el contrario, algunas provincias del interior lograron expandirse y amortiguar parcialmente la caída nacional. San Juan (+10,2%), Formosa (+7,7%) y Corrientes (+7,0%) resultaron os distritos con mayor crecimiento en la cantidad de empleadores. Aunque la contracción en los grandes centros urbanos tuvo un impacto mucho más fuerte. El contraste territorial se refleja también en el hecho de que ocho provincias cerraron julio en terreno negativo. Contra seis que mostraron bajas en junio. En este grupo se destacó el caso de Santa Cruz, que registró una fuerte caída del 6,9%. El perfil de las empresas más afectadas El proceso de contracción no impacta a todas las empresas por igual. Las empresas unipersonales fueron las más golpeadas, con una baja interanual del 2,5%. Lo que en términos absolutos equivale a la desaparición de 134 empleadores en el último año. Este dato no es menor, ya que este tipo de estructuras son las más frecuentes en la construcción, sobre todo en obras pequeñas o medianas. Y su reducción refleja el retroceso de los eslabones más débiles de la cadena. Las sociedades anónimas, por su parte, también mostraron una caída interanual, aunque más leve (-0,2%). En términos de actividad, tanto las constructoras/contratistas (-0,1%) como los subcontratistas (-1,7%) se ubicaron en terreno negativo. Revirtiendo así la divergencia que se observó en meses anteriores, cuando los subcontratistas lograban mantenerse a flote a pesar del retroceso de las firmas principales. La contracción en la cantidad de empleadores se produce en paralelo a un retroceso en otros indicadores de la actividad sectorial. En julio, el consumo de cemento, un insumo clave que suele anticipar la dinámica de la construcción, registró una baja interanual del 2,8%. Interrumpiendo así una racha de seis meses consecutivos de crecimiento. El volumen total de cemento despachado en el mes fue de 887.000 toneladas, apenas por encima del registro del mismo mes de 2020. Cuando las restricciones sanitarias paralizaron gran parte de la actividad. Aun así, en la comparación mensual con junio se observó un repunte del 9,6%. Lo que constituye el consumo más alto del año, aunque todavía muy lejos de los niveles históricos. La caída estuvo motorizada principalmente por los despachos en bolsa, que retrocedieron 10,7% interanual. Mientras que el cemento a granel mostró un incremento del 10,2%. Esta divergencia refleja un cambio en el perfil de consumo. Las obras de mayor escala, que demandan granel, mantienen cierta dinámica, mientras que las pequeñas construcciones, más ligadas al cemento en bolsa, se encuentran prácticamente paralizadas. El riesgo de un daño estructural El retroceso en el número de empleadores no es simplemente un dato estadístico. Implica una reducción de la base empresarial que sostiene al sector, lo cual genera un riesgo de daño estructural. Cada empleador que se pierde no solo implica menos puestos de trabajo actuales, sino también una menor capacidad de recuperación futura. En la práctica, menos empresas activas significa menor competencia, una oferta de servicios más reducida. También menos capacidad para responder a eventuales picos de demanda y una mayor concentración del mercado en pocos jugadores. Este proceso termina impactando en toda la cadena de valor: desde proveedores de insumos hasta trabajadores y profesionales ligados a la construcción. El dato cobra especial relevancia en un contexto donde el empleo registrado en la industria muestra señales de estancamiento. En junio de 2025, el sector alcanzó los 354.305 puestos de trabajo, lo que significó una caída mensual del 0,5%, según el mismo informe del Ieric. Aunque en términos interanuales hubo una mejora de 2,9%, el nivel de empleo sigue estando por debajo de los promedios históricos, publicó Mundo Gremial. (APFDigital)
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