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  • Hígado Graso: La «Enfermedad Silenciosa» que Afecta tu Rendimiento

    Concordia » InfoConcordia

    Fecha: 25/09/2025 09:22

    El hígado graso, o esteatosis hepática, es una patología que afecta a uno de los órganos más vitales. Contrario a lo que muchos piensan, no es un problema exclusivo de personas con sobrepeso. De hecho, puedes tener un peso bajo y aun así padecerla si tu alimentación no es la adecuada. Así lo explicó la Licenciada en Nutrición Luciana Aressi (MP 600) en una reciente entrevista para el programa “Palabras Cruzadas” de Radio FM Litoral. Según Aressi, esta condición es una acumulación de grasa en el hígado que genera inflamación. A largo plazo, sin un tratamiento a tiempo, puede derivar en una cirrosis no alcohólica, una complicación grave del hígado. La especialista aclara que “el hígado es el único órgano que se regenera”, lo cual permite que esta condición pueda revertirse. Sin embargo, la recuperación no es un milagro, sino el resultado de un cambio de hábitos. La fatiga: una señal de alerta Uno de los síntomas más comunes del hígado graso es el cansancio crónico o la fatiga. ¿Te sentís sin energía, pesado y lento a pesar de haber dormido bien? No lo ignores. Como mencionó la Licenciada Aressi, la fatiga es la primera señal de que tu hígado está sobrecargado. Otros indicadores de un hígado graso pueden ser: Molestia o dolor constante en la parte superior derecha del abdomen. Una sensación general de malestar. Si sospechas que puedes tener esta condición, la nutricionista recomienda un análisis de sangre (para medir las enzimas hepáticas) y una ecografía. No solo de alcohol vive el hígado graso Aunque el alcohol es un gran detonante, el hígado graso no alcohólico se debe a la acumulación de grasa por otros motivos. ¿Los principales? Exceso de azúcares: El azúcar refinado y los alimentos procesados son una de las principales causas. Aressi explica que hay médicos que se están “yendo a una ola nueva” y les dicen a sus pacientes que la grasa se puede comer siempre y cuando se eliminen los azúcares y harinas. Ella desaconseja esto, ya que “el exceso de azúcar genera grasa y también carga el hígado”. Harinas refinadas: Consumir en exceso pan blanco, pastas y otros productos con harinas refinadas también contribuye a la acumulación de grasa. Grasas saturadas: Productos como los chizitos o chichulines tienen un alto contenido de grasas que perjudican al hígado, por lo que no deben consumirse de forma aislada. ¿Y qué pasa con los deportistas? Para un deportista, el hígado graso es una rareza. Si una persona tiene un régimen de entrenamiento regular y una dieta saludable, es casi imposible que desarrolle esta patología, a menos que sea por una causa medicamentosa o una predisposición genética extrema. «Es prácticamente imposible que una persona que practique deporte de mediano o alto rendimiento tenga hígado graso», confirma la Licenciada Aressi. Esto se debe a que la actividad física combate directamente los factores que causan la enfermedad. La fatiga asociada al hígado graso disminuiría drásticamente el rendimiento deportivo, por lo que un atleta lo notaría de inmediato.

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