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Concordia » El Heraldo
Fecha: 24/09/2025 09:43
“Me enteré de mi origen de manera casual, por medio de un tío adoptivo”, recuerda. La confesión se dio en una charla familiar, cuando ella rondaba los 35 años aproximadamente. En ese entonces, atravesaba conflictos con su madre adoptiva. “Yo me quejaba porque era muy controladora y ahí mi tío me dijo, así directamente de la nada, que yo era adoptada y que mi madre me tenía que decir la verdad en algún momento”. Sin embargo, la reacción de su madre adoptiva fue tajante: negó todo y se cerró cualquier posibilidad de diálogo. Durante varios años no pudo avanzar. Recién en la pandemia, con más tiempo en casa, comenzó a investigar por su cuenta. “Empecé a mirar grupos de búsqueda en Facebook, a leer publicaciones de gente que estaba en la misma situación que yo, y un día me animé a hacer la mía. Fue en 2021, armé un posteo con fotos mías y lo compartí en varios grupos”. Esa publicación fue el primer paso de una larga y compleja búsqueda. Ads Trámites, puertas cerradas y el vacío de los registros El camino institucional no fue sencillo. Con la ayuda de dos enfermeras jubiladas que se ofrecieron a acompañarla, se acercó al hospital Felipe Heras en busca de registros. Allí le informaron que buena parte de los documentos de la época habían sido destruidos por las inundaciones y lo que se había salvado había pasado al hospital Delicia Concepción Masvernat. Intentó también en el Registro Civil con su partida de nacimiento. Le confirmaron que el documento era legal y no presentaba irregularidades, aunque le recomendaron iniciar un proceso con asesoramiento legal. En tribunales, la respuesta fue desalentadora: “Me dijeron que si ellos me daban el oficio iban a aparecer muchas mujeres reclamando una posible maternidad. Salí sin ayuda de ahí”. Finalmente, logró que la Defensoría del Pueblo de la Nación tomara su caso de manera virtual. Ellos accedieron a los registros de nacimiento en el Masvernat, pero no encontraron información sobre ella. “Me pidieron datos y lo único que pude dar fue mi grupo sanguíneo. Buscaron desde el 8 de marzo de 1969, un mes para atrás, y no apareció nada relacionado conmigo. Todas las criaturas de ese lapso estaban registradas. En definitiva, no hay registro de mi nacimiento”. A los pocos meses, la Defensoría le comunicó que archivaba el expediente. Ads ADN, emociones y la esperanza de un encuentro En paralelo, se sometió a un test de ADN ancestral que le permitió recibir coincidencias con posibles familiares lejanos. Sin embargo, los resultados solo la acercaron a primos terceros o cuartos. “Mi mejor coincidencia es una mujer que vive en Suecia, pero nunca me contestó los correos. A muchos les pido el árbol genealógico, pero no todos lo tienen armado y yo no sé cómo empezar el mío”. La búsqueda no es solo un proceso burocrático, también es un camino emocional lleno de incertidumbre. “Estoy bastante ansiosa, porque quiero encontrarlos, aunque sea a mi madre. Me gustaría conocerla. Sé que puede haber rechazo, que no quieran conocerme, pero trato de pensar en positivo”. No siempre recibió comprensión. Su pareja la acompaña, pero su familia adoptiva se mostró en contra. “Ellos creen que soy malagradecida con la vida que me dieron. Mi madre adoptiva murió hace dos años, tenía 99, y siempre estuvo en desacuerdo con mi búsqueda”. A pesar de todo, insiste en seguir adelante. Hace poco actualizó sus publicaciones en redes sociales, aclarando que no busca familiares con el apellido Roballo, ya que corresponde a su adopción. Publicó nuevas fotos de distintas etapas de su vida para facilitar algún reconocimiento. Su mensaje es claro: “Buscar es un derecho. No hay que tener miedo, aunque aparezcan trabas dentro de la familia adoptiva. Hay que seguir, publicar, preguntar, no bajar los brazos. Si no encuentro a mis padres, seguramente encontraré hermanos, tíos. Ojalá estén cerca”. Lo que la impulsa es una necesidad vital: conocer su origen. “Quiero saber quién soy yo. No quiero juzgar a mi madre biológica, porque seguramente no fue un capricho. Habrá habido una situación difícil para que me diera en adopción. Solo quiero conocerla”. Ads
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