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» El Ciudadano
Fecha: 22/09/2025 14:15
Rosario Avalis / Especial para El Ciudadano Los taxistas de la ciudad de Rosario llevan meses dando batalla contra las aplicaciones ilegales y vienen perdiendo: según los datos disponibles, el sistema de taxis ha perdido aproximadamente 80.000 viajes diarios en los últimos tiempos. “Nosotros el año pasado teníamos entre 4.000 y 4.500 taxis en la calle. Hoy están quedando 2.500. Así que mirá si no nos está diezmando todo lo ilegal”, dice la referente de la Asociación de Mujeres Conductoras Adriana Herrera. La Municipalidad de Rosario sancionó la ordenanza N° 10.544 en 2023 con el objetivo de fijar parámetros y requisitos comunes para todas las aplicaciones de despacho de viajes. Sin embargo, algunas de estas aplicaciones no han manifestado voluntad de regularizar su situación. Respecto de la legalización de las app de transporte como Uber y Didi, José Iantosca, titular de la Cámara de Titulares de Licencias de Taxis de Rosario (Catiltar), dice: “En todos los lugares donde se legalizó, nunca Uber cumplió las normas. Por lo tanto, si no hay control, que sea legal o ilegal es exactamente lo mismo”. En este contexto, la presidenta del Concejo Municipal de Rosario, María Eugenia Schmuck, observa que “el taxi lamentablemente se ha convertido en un trabajo que cada vez es menos rentable, entonces le ponen mucho el cuerpo los que siguen sosteniendo al sistema”. Es por esto que en el último año desde el Concejo se aprobaron muchas normativas que buscan quitarle las cargas que históricamente tenía el servicio de taxis para mejorar sus posibilidades de competir contra las plataformas ilegales. La semana pasada entró en vigencia un beneficio del 22% de descuento en la tarifa de taxis para jubilados, personas con discapacidad, estudiantes terciarios y universitarios, personal de las fuerzas de seguridad y bomberos que tomen viajes en la vía pública. Si bien esta medida fue pensada para incentivar el uso de taxis, los referentes del sector aseguran que no es posible competir con precios tan bajos en épocas de crisis. “Nos mandaron a competir con la ilegalidad”, describe Adriana Herrera. Con este beneficio en la tarifa, los taxistas esperan recuperar entre un 10% y un 20% de los pasajeros que dejaron de utilizar el servicio, especialmente personal de las fuerzas de seguridad y estudiantes que son dos de los principales grupos que dejaron de tomar taxis. “Es como que damos un poquito de pelea, como para ver si podemos subsistir el año que viene la mayor cantidad de taxis posible”, explica Herrera. Además asegura que el riesgo es que queden muy pocos taxis en la calle y que las aplicaciones estén liberadas a cobrar lo que quieran por el servicio. Esto, de hecho, ya sucede en algunas situaciones especiales como días de tormenta, de festividades o feriados, cuando al haber mayor demanda las tarifas suben sin ninguna restricción, tal como puede dar fe cualquier usuario. Iantosca analiza esta situación enmarcada en un fenómeno más grande que es el de uberización de la economía: se refiere a la transformación de servicios y empleos a través de plataformas digitales que conectan usuarios con proveedores de manera inmediata. Se trabaja bajo demanda, sin intermediarios, con flexibilidad pero con precarización laboral e ingresos variables. El trabajador asume más riesgos y recibe menos seguridad laboral. Iantosca explica que este proceso tiene tres patas: precarización laboral, fuga de capitales y destrucción del mercado interno. “Pasa con Uber, pasa con Didi, pasa con Remax, pasa con Mercado Libre, pasa con todas estas empresas que tercerizan todos los servicios y precarizan todo y te destruyen, ni hablar de Pedidos Ya”, precisa Iantosca. Sobre este conflicto, María Eugenía Schmuck hace tiempo que manifiesta la necesidad de que las aplicaciones ilegales se vuelvan legales: “Nosotros queremos que Uber y Didi sean legales, que tengan choferes habilitados, que tengan autos que estén inspeccionados”. También consideró que el uso de las aplicaciones creció debido a su bajo costo y que no es el objetivo del municipio criminalizar a quienes utilicen servicios de estas aplicaciones como pasajeros o como choferes: “Nosotros no podemos perseguir a un taxista que hace de Uber, si lo está haciendo para ganarse un mango”. Además, Schmuck aclaró que el municipio ha reducido mucho las cargas para que los taxistas estén en mejores condiciones de competir: “ya no les cobramos ni siquiera para la inspección, ni tasas, hemos estado incluso haciendo exenciones a todos los que tenían deudas de chapa”. También explicó que la idea de flexibilizar la tarifa por completo es una idea interesante, pero muy lejana ya que requiere el acuerdo de todos los sectores taxistas.
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