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  • Instan a consultar si la selectividad alimentaria se vuelve muy restrictiva

    » Elterritorio

    Fecha: 22/09/2025 12:05

    El rechazo a alimentos puede generar ansiedad y estrés en la infancia, por lo que especialistas recomiendan acompañamiento profesional y familiar. domingo 21 de septiembre de 2025 | 2:30hs. Se debe prestar atención cuando esta conducta repercute en el crecimiento. La selectividad alimentaria en la infancia es un fenómeno cada vez más observado en los consultorios pediátricos y en el ámbito escolar. Se trata de una conducta en la que los niños muestran afinidad por ciertos alimentos y evitan otros, lo que genera preocupación en las familias por sus posibles efectos en el desarrollo físico, emocional y social. “La selectividad alimentaria en los niños es cuando el niño muestra afinidad por ciertos alimentos y evita otros”, definió la nutricionista Carina González (MP 431). En este sentido, la especialista señaló que una de las principales alertas para las familias se presenta cuando la dieta del niño repercute en su crecimiento y desarrollo. Es necesario observar si existen alteraciones en los análisis clínicos o carencias nutricionales y, en esos casos, recurrir a un pediatra que pueda indicar suplementos de hierro o vitaminas, siempre bajo supervisión médica. Con respecto a las estrategias para ampliar la variedad de comidas, González recomendó: “Siempre presentarlo en pequeñas cantidades, ofrecer en diferentes momentos, no frustrarse, volver a intentar, que en la mesa siempre haya variedad de alimentos. Nosotros como adultos también debemos comer diferentes tipos de alimentos, entonces el niño por ahí se interesa por variar su alimentación”. Asimismo, la profesional remarcó la importancia de involucrar al niño en la preparación de los alimentos para aumentar su interés por probarlos. Según hizo hincapié, no existe un alimento universalmente rechazado, ya que las elecciones dependen de la edad, los gustos o, en algunos casos, de condiciones específicas como el autismo, donde las características sensoriales de los alimentos pueden influir en la elección. Respecto de la prevención, la nutricionista subrayó que es difícil anticipar la aparición de este comportamiento, aunque es clave ofrecer variedad desde el inicio de la alimentación complementaria. “Hay que ayudar, que sea un ambiente tranquilo, que no sea un momento de estrés para el niño al alimentarse. Esto siempre hay que tener en cuenta, no comer con la presencia de pantallas y seguir ofreciendo todo tipo de alimentos”. Por su parte, la psicóloga Cecilia Castillo, (MP 758) coincidió en que la selectividad alimentaria constituye un comportamiento alimentario que puede limitar la dieta, influido por factores emocionales, conductuales y sensoriales. Describió que experiencias negativas con determinados alimentos, la ansiedad durante las comidas o las dificultades con texturas, olores y sabores pueden incrementar este fenómeno. De acuerdo con la profesional, este comportamiento suele manifestarse en la infancia temprana y en la edad preescolar, momentos en los que los niños exploran nuevos sabores y pueden mostrarse más sensibles a las características sensoriales de los alimentos. Las familias deben recurrir a un especialista cuando la dieta se torna muy restringida, si el niño experimenta ansiedad significativa durante las comidas o si la situación repercute en las relaciones sociales y familiares. En esta línea, la psicóloga destacó además las consecuencias emocionales que pueden derivarse de esta situación, como la ansiedad en el momento de comer, las dificultades para integrarse en espacios sociales que incluyen alimentos y la frustración en los padres. Según su análisis, las dinámicas familiares también tienen un papel central, ya que la presión para comer aumenta el rechazo y la ausencia de rutinas en la mesa puede agravar el problema. En cuanto a las estrategias de acompañamiento, Castillo señaló: “Los padres pueden ofrecer una variedad de alimentos de manera relajada y sin presión, evitar comentarios negativos o críticos sobre la comida o el comportamiento alimentario del niño y fomentar un ambiente positivo y relajado durante las comidas”. Desde el campo terapéutico, mencionó que la exposición gradual a nuevos alimentos, la terapia cognitivo-conductual y la terapia ocupacional son alternativas útiles para tratar la selectividad alimentaria. También enfatizó en la necesidad del trabajo interdisciplinario, donde pediatras, nutricionistas y fonoaudiólogos puedan aportar una visión integral que considere el estado nutricional, el plan de alimentación y las dificultades sensoriales o comunicacionales. De esta manera, tanto desde la nutrición como desde la psicología se plantea un abordaje integral que contempla el bienestar físico, emocional y social de los niños. La selectividad alimentaria, lejos de ser un capricho pasajero, requiere acompañamiento profesional y familiar para favorecer una alimentación variada y un desarrollo saludable.

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