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» Misionesopina
Fecha: 22/09/2025 02:55
Recibió a Misiones Opina en su oficina de Posadas, rodeado de su equipo de trabajo, con la misma sencillez con la que hace más de tres décadas dio sus primeros pasos en el rubro. Luis Sosa, propietario y fundador de Sosa Inmobiliaria, lleva 32 años en el mercado y se ha convertido en un referente en el sector, pero mantiene intacta la humildad de quien nunca olvidó de dónde viene. Su historia no comienza con un plan de negocios ambicioso, sino con una oportunidad casual: ayudar medio día en la inmobiliaria de un amigo. Aquella experiencia despertó en él una pasión que lo llevó a fundar su propia empresa y a construir, paso a paso, un camino que combina profesionalismo, transparencia y visión a futuro. Hoy, Sosa Inmobiliaria administra barrios cerrados, loteos y departamentos desde el pozo, con presencia tanto en Posadas como en el interior de la provincia. Detrás de cada proyecto late la misma filosofía: generar confianza, ofrecer seguridad jurídica y facilitar que más familias accedan a su casa propia. Pero más allá de los negocios, Sosa subraya la importancia de dos pilares que considera inquebrantables: la familia y el equipo de trabajo. “Yo dirijo el barco, pero si no tengo al equipo consolidado, no hago nada”, asegura con convicción. En su relato se entrelazan los vaivenes de la economía nacional, la competencia en el mercado y los cambios en la legislación, con las anécdotas personales de quien aprendió que en el rubro inmobiliario no hay fórmulas mágicas, solo constancia, ética y mucho esfuerzo. A continuación, la entrevista completa. Entrevista —¿Cómo está el mercado inmobiliario en la actualidad? —Hay mucho altibajo. Somos muy sensibles a lo que pasa en la economía nacional e internacional. Lo que sucede en Buenos Aires repercute inmediatamente acá. Los créditos hipotecarios, por ejemplo, son una herramienta muy importante: ayudan a mover el mercado, aunque no sean la solución total. En las últimas semanas hubo familias que frenaron operaciones por la suba de tasas. Eso acomoda el mercado, pero también genera incertidumbre. —¿Cómo fue que se dedicó a la inmobiliaria? —Fue casi de casualidad. Yo trabajaba medio día en el sector publico. Y estaba la inmobiliaria de Chiquitín Daviña, yo era amigo de su hijo, de la secundaria. Se le va un vendedor y me preguntó si tenía disponibilidad medio día para trabajar ahí. Empecé a tasar y ver propiedades, aprendí mucho. Me gustó el rubro y nunca más lo dejé. Hace 36 años arranqué en forma privada y hace 32 fundamos Sosa Inmobiliaria. —¿Con qué proyectos cuentan actualmente? —Tenemos administración de propiedades, barrios cerrados, loteos y edificios desde el pozo. Hoy estamos desarrollando “El Palomar” en Candelaria, ya en su quinta etapa, y la urbanización “Costa Serena” también en Candelaria. En Jardín América estamos en la cuarta etapa de un loteo con 135 terrenos, con cuotas accesibles de 250 mil pesos. En el interior la realidad es distinta: muchos docentes, fuerzas de seguridad o jornaleros no acceden a créditos, entonces nosotros financiamos hasta 60 meses para que puedan cumplir el sueño de la casa propia. —En un país con tanta inestabilidad, ¿cómo se sostiene una empresa? —Con acompañamiento familiar y con el equipo de trabajo. Ese es el secreto. El primer equipo es la familia, y el segundo es el grupo que está acá conmigo todos los días. Yo puedo dirigir el barco, pero si no tengo al equipo consolidado, no hago nada. La economía es complicada, es como un electrocardiograma: sube y baja todo el tiempo. Uno tiene que adaptarse y estar atento a los cambios. —Los cambios en la Ley de Alquileres generaron mucho debate. ¿Cuál es su balance? —El DNU de 2024 fue muy positivo porque descomprimió el mercado. La ley anterior generaba contratos rígidos que no se ajustaban a la inflación. Hoy se pueden hacer contratos flexibles, de un día a cincuenta años, con acuerdos entre partes. Eso da seguridad tanto al propietario como al inquilino y genera reglas claras para todos. —¿Cómo es la competencia en Misiones? —Hay muchas inmobiliarias, alrededor de 300 matriculadas en el Colegio de Corredores, que es lo que garantiza seguridad jurídica a las familias. Pero también hay mucha informalidad, gente que trabaja sin matrícula, y eso es un problema porque deja desprotegido al comprador. Por eso es clave el rol del Colegio: da respaldo, ética y un lugar donde recurrir en caso de problemas. —En estos 32 años, ¿cuál fue el momento más difícil y cuál el mejor? —En el Corralito de 2001 vivimos una situación muy particular: en un mes vendimos más de lo habitual porque era la única forma que tenían las familias de resguardar su dinero. Cada crisis es distinta, pero siempre hay que acomodarse a los vientos que soplan. Lo más importante es mantener la transparencia y cuidar al cliente. —¿Cuál es la filosofía de Sosa Inmobiliaria? —Transparencia total. Lo que es blanco, es blanco, lo que es negro, es negro. No trabajamos con “datos” sino con autorizaciones formales de venta. Eso nos permite hacer una inversión seria en publicidad, tasaciones y campañas. Preparamos toda la documentación antes de salir al mercado, porque nuestro deber es cuidar tanto al propietario como al comprador y garantizar la seguridad jurídica de la operación. —¿Hacia dónde van las tendencias del mercado? —Hoy los departamentos están saturados. La tendencia es hacia viviendas nuevas en barrios cerrados, especialmente en zonas como Candelaria, que tienen buena conectividad y precios competitivos. También se ve un interés en casas con terreno propio: muchas familias prefieren alejarse un poco del centro y tener patio, espacio para los chicos y posibilidad de construir. —Algunos sostienen que el mercado inmobiliario de Posadas está sobrevaluado. ¿Qué opina? —Siempre se dijo que Posadas era caro, incluso antes de que yo entrara al rubro. Pero hoy los precios no son desmedidos si se los compara con otras plazas y con lo que ofrecen en calidad de vida. Cada familia elige de acuerdo a su ingreso: hay quien prefiere un departamento céntrico y quien elige un terreno con patio. Lo importante es que haya opciones. La experiencia de Luis Sosa muestra que, aun en un país con vaivenes permanentes, es posible crecer si se combinan tres pilares: familia, equipo y transparencia. Su recorrido de más de tres décadas en el rubro inmobiliario confirma que el verdadero capital de un emprendedor no está solo en las propiedades que vende, sino en la confianza que genera.
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