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  • “El chamamé está sumergido en un mapa cultural muy grande, tiene influencias de múltiples regiones y géneros”

    » El litoral Corrientes

    Fecha: 21/09/2025 12:23

    Por Eduardo Ledesma Versión gráfica: Belén Da Costa En el episodio 27 de Eduardo Ledesma Pregunta hablamos con Coqui Ortiz. Guitarrista, compositor y cantor nacido en el Chaco, es una de las voces más singulares de la música litoraleña contemporánea. Su obra fusiona formas tradicionales como décimas, coplas, chamamé, rasguido doble y milongón, con influencias de la trova latinoamericana, el candombe y la canción popular. Desde el año 2000 recorre escenarios del país y del exterior, compartiendo con referentes como Liliana Herrero, Luis Salinas, Jorge Fandermole, Carlos Aguirre y Teresa Parodi. En este episodio hablamos de los orígenes de un músico chaqueñero inquieto, su vínculo con la poesía, la identidad del chamamé, el cruce entre tradición y modernidad, y su mirada sobre el futuro de la música del litoral. Una charla donde la palabra se vuelve canto y la memoria, raíz viva a propósito de que este 19 de septiembre celebramos el Día Nacional de Chamamé en memoria del gran Mario del Tránsito Cocomarola, en el día de su fallecimiento. Coqui, esta es la séptima temporada, desde la primera más o menos que te estamos buscando. Ah, mirá vos. Pero me vas a hacer fama de difícil. No, por favor. Si vos te tuvieras que presentar, ¿qué le decís a la gente? Yo siempre digo, como vengo de la época de hace treinta y pico de años atrás, cuando arranqué a tocar la guitarra y a la vez, en el mismo momento que uno aprende a tocar y quiere empezar a salir a tocar, a buscar escenarios. Eso para mí fue de la mano. Uno mismo tiene que ir haciendo, tratando de provocar los escenarios propios y de a poco nos vamos metiendo también en ese camino, que ahora se llama también gestión cultural. Yo, como vengo de la vieja escuela. De la de Bagual Fuentes, que nos decía “agitadores culturales”. Entonces yo creo que un poco va todo de la mano: el agitador cultural y la música. Y lo hacemos para tejer puentes, para encontrarnos. La música, la canción, es un vehículo maravilloso para eso. Y, bueno, toda la vida hice las dos cosas a la par. Entonces, un poco músico, autor, compositor y un poco productor, agitador también. Y ya que hacés ese recorrido, al Coqui de niño, ¿qué le pasaba? Porque vos naciste en el interior, pero rápidamente viniste a Resistencia, y solés decir que esa casa fue como tu primera escuela musical, ¿no? ¿Qué había ahí? Primero hay un dato importante: mi viejo nació y se crió y vivió hasta los 34 años en Itá Ibaté. Corrientes. Sí, claro. O sea que ahí mismo ya tenés lo que bien sabe cualquier correntino: que a dónde va, lleva su cultura y hace una sede de Corrientes en cualquier barrio dónde vaya. Por supuesto que aparte de la casa de mis abuelos, seguía estando en Itá Ibaté y veníamos todo el tiempo con mis tías que estaban acá en Corrientes. Así que ahí hay un lazo muy fuerte con eso. Y mi vieja misionera, y abuelos también paraguayos y brasileros… Una mezcla, perfecta. Una mezcla, sí, sí, sí. En mi casa, yo hasta la adolescencia no toqué la guitarra. Lo mío era todo el tiempo jugar al fútbol, era lo que más me gustaba, y hasta hoy. La guitarra me jodió, tuve que abandonar mi carrera deportiva. Pero sí, demasiado me gustaba jugar al fútbol. ¿Y cómo jugabas? No, no, eso tenés que preguntar a otro. He tenido tardes en las que me destaqué y otras para el olvido. En mi casa, yo al ser el menor de los cuatro hermanos. Mis hermanos estudiaron pero sobre todo mi hermano mayor, era un gran agitador también, militante cultural y llevaba a los amigos a la casa. Entonces eran esas casas donde todo el tiempo pasaba gente, asado, truco, guitarra. Y uno, bueno, yo siendo chico, me deslumbraba también con eso. Con eso, parece que amanecés con una guitarra en las manos, ¿querés imitar eso que estás viendo que pasa ahí. Hay una maduración en tu obra. ¿De dónde vos creés que es eso? ¿Es talento, es raíz, es estudio, qué es? Al principio, como te digo, entre los 14 años hasta salir del secundario, me crié en ese ambiente totalmente del barrio y de los amigos de mi hermano, hasta que me encontré con algunos que sí ya se dedicaban a tocar en la noche, a acompañar gente, a cantar, y me fui metiendo de a poco en ese mundo. Y ahí también hay algo y es que un poco yo aprendía de todo, me gustaba todo. Y yo creo que también mis mayores ya eran maestros que andaban dando vueltas, veían en mí también el entusiasmo por aprender. Dijiste traje la guitarra para ilustrar. Esas primeras cosas que te deslumbraron, ¿qué eran? Más allá de aprender a tocar la guitarra con el cancionero popular que todos conocemos —Río de los Pájaros o los chamamés de Julián Zini, de esa época de Imaguaré, que era muy fuerte también—, algo más tradicional y mezclado con el canto popular uruguayo y la trova latinoamericana. Todo eso yo consumía en mi casa y le echaba mano cuando podía a lo que podía aprender. Antes de los 20 años, al salir del secundario, empecé a ir a lo de Cayé Gauna, un gran guitarrista y compositor. Él me pasaba fragmentos de canciones, como “Recostado en tu río caminando siestas en tus ojos morenos voy cruzando el puente…”. Esa obra era de Cayé con Marta Aquiles, una enorme poeta. En esa época también estaban Carlitos Lezcano, el Topo Zubieta y otros, con quienes fuimos reconstruyendo la historia. Había una cadencia muy particular, que llamaba a la calma y a escuchar la poesía. Vos ahora estás sacando un disco nuevo, ¿qué vínculo tiene con todo ese legado? En septiembre salió mi quinto disco, un homenaje a esa generación. No a todos, pero sí a aquellos con los que tuve contacto estrecho. Me siento parte de ese legado: rescatar canciones y reconocer lo que hacían en esa época, que te marca. ¿Vos te considerás un trovador? Sí, claro. Pero creo que en todos los casos había mucha mezcla: canción latinoamericana, rasgos característicos del chamamé y de otros géneros. ¿Y en qué punto estás hoy? Me siento más nordestino, fronterizo. Respeto y admiro profundamente a los cultores del chamamé. Con Facundo Rodríguez y Julio Ramírez hicimos el disco Chamamé Sentido, dedicado puramente al género. Pero yo veo al litoral como un mapa cultural más grande, con influencias del milongón, del candombe, de ritmos afro. Para mí todo eso está fusionado.

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