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  • "La nueva derecha lleva, intrínsecamente, su propia destrucción"

    » Radio Sudamericana

    Fecha: 21/09/2025 06:43

    Sábado 20 de Septiembre de 2025 - Actualizada a las: 21:05hs. del 20-09-2025 OPINIÓN La nueva derecha, que significa el desplazamiento de la derecha democrática liberal con tolerancia, busca instalar valores con una cultura reaccionaria, un nacionalismo con “z”, casi chauvinista (cerrado), que actúa dentro de la democracia para tener legitimidad, pero que en los procedimientos le quita contenido, devalúa el sistema y cualquier límite que le impone el Estado de Derecho construye atajos, puentes Bailey ,provisionales. Para sortearlo, llama a los adversarios “enemigos”, desnaturaliza partidos y convierte al Estado en una herramienta partidaria. Al periodismo televisivo y escrito lo intimida, promueve juicios millonarios como medidas ejemplificadoras y amenaza con quitar licencias. Tratan, además, de hacer renacer el macartismo: esa persecución implacable contra el comunismo que estigmatiza al enemigo. A quienes no piensan como ellos los tildan de “zurdos”. En lo social, intentan desarmar avances jurídicos en derechos conquistados que tienen rango constitucional y protección en tratados internacionales. Llamado principio de progresividad, alegando que las sociedades occidentales fueron “conquistadas” por un trasbordo ideológico inadvertido denominado “marxismo cultural”, sin entender que, bajo esa etiqueta, hay avances sociales de la comunidad en su conjunto y derechos de minorías que el Estado de derecho debe defender. Al decir de Roberto Gargarella, jurista y filósofo del derecho, la legitimidad democrática del poder judicial está en defender a las minorías en sus diversas expresiones. Es un poder contramayoritario; no puede ser elegido como una Cámara Legislativa, porque entonces estarían buscando el voto y no la justicia. Este contrapeso de poder es justamente lo que la nueva derecha quiere “saltear” con saltos de garrocha. Las decisiones económicas y políticas se ven reflejadas en subsidios a los súper millonarios y a la clase empresarial, mientras a la clase media y humilde se le impone una economía de mercado con la “mano invisible” y la lógica de que gane el más fuerte, como en la ley de la selva. Esto es volver al capitalismo manchesteriano, dejando de lado las humanizaciones impuestas al capitalismo de base social. Si se observa el presupuesto de los EEUU de 2026, aprobado por un voto en el Senado, aparecen subsidios extraordinarios a los tecno-feudales millonarios, una baja de impuestos a los súper ricos, un gran déficit y el desmantelamiento del sistema de cobertura social y médica para los vulnerables. Los hiper aranceles, utilizados como nacionalismo defensivo, generan más déficit para financiar el ministerio de la guerra. En definitiva, se promueve la cultura de la individualidad y se niega el concepto de solidaridad, porque consideran que redistribuir es “robar” (quitarle a uno para darle a otro). Rompen la idea de sociedad basada en valores de solidaridad, que generan cohesión social y construyen una Nación sobre ciudadanos y derechos humanos. Un país como el que propone la nueva derecha es aquel en el que el enemigo es el inmigrante, más aún si es de religión islámica. Su filosofía puede orientarse hacia la supremacía blanca; si se profundiza esta brecha, podrían avanzar hacia expulsar, extinguir y odiar a las personas que no son como ellos. Occidente, que se siente amenazado por Oriente en perder la hegemonía mundial, en vez de afirmarse en los valores diferenciales que fueron orgullo: el sistema democrático, el Estado de Derecho y la defensa de los Derechos Humanos, con esta nueva derecha deja de lado estos principios. Solo logra imitar lo negativo de grandes potencias autoritarias, sin comprender que esa combinación es disfuncional. La democracia tiende al igualitarismo, equidad y solidaridad, mientras que el capitalismo tiende a la concentración y a la competitividad extrema basada en productividad. La nueva derecha da la razón al político austriaco Karl Popper en su libro La democracia y sus enemigos, sobre cómo el sistema tiene enemigos internos. (Uno de los libros de cabecera del Dr. Raúl Alfonsín). Para finalizar, la nueva derecha busca achicar el espacio público, sustituir la participación y el debate por dogmas, eslóganes y fanatismo. Se adueñan de un extremo, descalificando proyectos que promuevan consenso, respeten los límites constitucionales o fortalezcan la construcción de ciudadanía. A través de las nuevas tecnologías, construyen la posverdad, atacan al adversario y buscan culpables por sus fracasos económicos: programas insostenibles que dependen de recursos que no poseen y que generan sufrimiento social. Este accionar, lejos de fortalecer la democracia, evidencia una lógica de concentración de poder que amenaza la participación, la igualdad y los derechos de todos los ciudadanos. Noel Eugenio Breard - Senador Provincial UCR

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