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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 21/09/2025 04:35
El pueblo de Rachel vivió una inusual invasión de fanáticos de los ovnis durante el evento viral de 2019 (Foto: AFP) Los habitantes de Hiko y Rachel, a unos 135 kilómetros al norte de Las Vegas, en el desierto de Nevada, nunca sumaron más de trescientos. Por eso, para ellos, los tres mil que pasaron por allí el 19 y el 20 de septiembre de 2019, en caravanas de autos, casas rodantes y ómnibus, para dirigirse hacia la base de la Fuerza Aérea conocida como “Área 51” eran una verdadera multitud. Algunos creyeron ver un extemporáneo desfile de carnaval, una comparsa donde abundaban hombres y mujeres disfrazados de los característicos aliens verdes popularizados por ET, la película de Steven Spielberg, y otros portaban carteles con consignas cósmicas: “Salvemos a ET del gobierno”, decían unos; “Asaltemos el Área 51”, proponían otros. Desde hacía unos días la habitual tranquilidad de los dos pueblos se había trocado en una tensión que mantenía inquietos a los pocos policías locales y a algunas tropas movilizadas. Se temía la llegada de más de un millón de personas dispuestas a burlar la seguridad de la base e invadirla para sacar a la luz los secretos y artefactos que probarían que los extraterrestres habían llegado al planeta y, quizás, rescatar a alguno de ellos que estuviera prisionero. Eso es lo que proponía la convocatoria a un evento llamado “Tormenta en Área 51: No pueden detenernos a todos” publicada en Facebook que contaba con más de dos millones de adherentes. La base Área 51 intensificó su seguridad ante la convocatoria masiva surgida en redes sociales (Foto: AFP) La Fuerza Aérea se tomó tan en serio el asunto que publicó un comunicado en que advertía que estaba “siempre lista para proteger a los estadounidenses y sus activos. Desalentamos a cualquiera que esté intentando venir al área en la que entrenamos a las fuerzas armadas estadounidenses”. El FBI también había tomado cartas en el asunto y visitado en su casa de California a Matty Roberts, el estudiante de 20 años promotor del evento, para interrogarlo sobre sus intenciones. “Es una broma tonta”, fue la respuesta de Matty, que de inmediato transformó la convocatoria a invadir la base en un festival musical al que bautizó “Alienstock”. Pero el daño estaba hecho y las autoridades temían que la base fuera asaltada. Por eso el aire se cortaba con un cuchillo la mañana de ese 20 de septiembre. Desde hacía más de seis décadas se decía que en esas misteriosas instalaciones militares el gobierno de los Estados Unidos ocultaba cadáveres y artefactos que probaban la llegada de los alienígenas a la Tierra. El Área 51 y su halo de misterio Foto de las cercanías del Área 51 (Foto: AFP) Desde la década de los ’50, el Área 51 era el foco de los más extraños rumores. El más difundido aseguraba que allí se guardaba el “plato volador” que supuestamente se estrelló en Roswell y también los cuerpos de sus tripulantes. En realidad, la base misma no está clasificada como un área secreta, pero todas las investigaciones y operaciones allí están consideradas como de secreto máximo, y la CIA solo reconoció públicamente la existencia de la instalación por primera vez en 2013, lo que había contribuido a fortalecer todo tipo de teorías. El campo de pruebas del Área 51 supera los 12.000 kilómetros cuadrados y se cree que en allí trabajan unas 1.500 personas. Su nombre se debe a que fue construida en un terreno demarcado así por la Comisión de Energía Atómica, en una zona donde se realizaban pruebas nucleares. Data de mediados de la década de los ’50, cuando en plena Guerra Fría, la Fuerza Aérea instaló en el lugar un laboratorio de pruebas de aviones y armas para un supuesto enfrentamiento con la Unión Soviética. Allí se probaron, por ejemplo, el avión espía U-2, las aeronaves de reconocimiento A-12 OXCART, SR-71 Blackbird y el sigiloso avión furtivo F-117. Matty Roberts fue el responsable de la convocatoria Los encargados de esas misiones trabajaban con el mayor secretismo y con información limitada, incluso para ellos mismos. Los pilotos que participaron en esos entrenamientos secretos dicen que se identificaban con nombres en clave. Durante las reuniones no les permitían tomar notas y no tenían radio ni televisión. Ni siquiera podían contarles a sus familias a qué se dedicaban. Todo eso contribuyó a crear el halo misterioso que envuelve a la base y también a promover todo tipo de teorías conspirativas sobre fenómenos Ovni. Según el coronel Hugh Slater, comandante de la base en la década de los ‘60, muchos de los supuestos avistamientos de naves extraterrestres en las cercanías del Área 51 tenían en esos tiempos una explicación muy humana que la Fuerza Aérea no podía admitir. Por entonces, solo el avión A-12 OXCART realizó casi tres mil vuelos de prueba. “¡Eso es un montón de avistamientos de ovnis!”, explicó divertido Slater en 2014 durante una entrevista publicada por Los Ángeles Times. Esas aeronaves supersónicas volaban a tal velocidad que no se las podía reconocer bien a simple vista. Por eso, cuando los pilotos y los pasajeros de aviones comerciales los veían, creían que se trataba de naves extraterrestres y avisaban a la torre de control. Como respuesta, cuando llegaban a destino, los esperaban unos misteriosos agentes del gobierno que los conminaban a no decir nada de lo que habían visto. La historia del Área 51 sigue alimentando teorías conspirativas Pero el episodio que originó el mito es el incidente de Roswell. Allí, en 1947, se encontraron los restos de un extraño artefacto generó toda clase de especulaciones. En 1994, un informe de las Fuerzas Armadas reveló que en realidad se trataba de un micrófono que se elevaba con un globo, relacionado con un proyecto secreto que buscaba detectar pruebas nucleares soviéticas. Sin embargo, decenas de miles de conspiranoicos creen que se trata de una nave alienígena que desde allí fue trasladada al Área 51 para ser investigada. “La comprensible necesidad de proteger información militar clasificada le da a los teóricos de la conspiración la munición que necesitan para afirmar que ahí esconden extraterrestres. En realidad, es el secretismo de la base el que da una buena excusa para las teorías más descabelladas”, explica Douglas Vakoch, presidente de Mensajes a Inteligencia Extraterrestre, una organización científica que trata de contactar señales de vida por fuera de la Tierra. “Salvemos a ET” Cuando cualquier creencia – por bizarra que sea – se potencia con el fanatismo, las explicaciones racionales de los hechos pierden la batalla. Eso fue lo que sucedió cuando el joven californiano Matty Roberts utilizó las redes sociales para convocar a “Tormenta en Área 51: No pueden detenernos a todos” para el 20 de septiembre de 2019. El plan, como su nombre indicaba, era atacar la base en grupos lo suficientemente grandes como para burlar la seguridad. Una vez dentro de las instalaciones, los supuestos secretos que se escondían - la tecnología alienígena y la investigación gubernamental secreta sobre ella - finalmente podrían revelarse al público. “Veamos a esos extraterrestres”, proponía la descripción del evento. “Publiqué el evento del Área 51 en Facebook a las 2 de la madrugada del 27 de junio. Fue una broma desde el principio. De repente, atrajo muchísima atención y fue genial”, explicó después Roberts. Caravanas de autos, disfraces de alienígenas y festivales improvisados marcaron la atmósfera en Hiko y Rachel (Foto: AFP) Pero para la Fuerza Aérea y el FBI la broma se convirtió en un dolor de cabeza, igual que para las autoridades de Rachel y Hiko, que temieron que semejante afluencia de personas podría hacer colapsar a sus pequeños pueblos. Los militares, incluso, advirtieron que usarían fuerza letal contra cualquiera que intentara entrar sin autorización al lugar. Todos esos temores resultaron infundados: los cientos de miles que se temía que participaran realmente del “evento” se convirtieron en apenas unos tres mil, de los cuales no todos fueron hasta las cercanías de la base. Algunos, eso sí, se tomaron en serio la propuesta de invadir las instalaciones militares. Ties Granzier y Govert Sweep, dos youtubers holandeses de 20 y 21 años, lograron ingresar al sector restringido, pero no pudieron evadir los controles de seguridad y fueron detenidos. Para quedar en libertad tuvieron que pagar una multa de 500 dólares cada uno. Una mujer, a la que no se identificó, fue detenida cuando quiso entrar y un hombre terminó preso por orinar en público. No hubo enfrentamientos y mucho menos heridos. Netflix realizó un documental sobre este episodio que tuvo en vilo al Gobierno de Estados Unidos y en el que intervino el FBI por una convocatoria para asaltar y salvar extraterrestres de una base militar, de acuerdo a teorías conspirativas En cambio, el merchandising y los negocios tuvieron un día de gloria. Se montaron puestos de venta y nadie se quedó sin comprar algún souvenir inspirado en los extraterrestres, desde imanes y remeras estampadas hasta disfraces para la ocasión. Algunos visitantes colgaron muñecos de alienígenas de sus casas rodantes y otros armaron reuniones de debate sobre el tema ET. Lo que prometía ser una situación de peligro para la seguridad nacional se convirtió así en una pequeña fiesta de características bizarras. Tanto que el año pasado Netflix buscó a Matty Roberts y a algunos de los protagonistas de su “Tormenta” para filmar un documental de una serie cuyo nombre lo dice todo: “Fiasco total (Trainwreck: Storm Area 51).
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