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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 20/09/2025 22:36
La víctima, el sargento Germán Farías El hombre que baleó a dos policías y mató a uno de ellos en San Fernando continúa internado bajo custodia mientras la Justicia analiza si puede ser considerado responsable penalmente, ya que su estado mental es parte de la investigación. Según fuentes del caso, se aguardan los resultados de evaluaciones médicas para poder avanzar en la causa. El agresor, identificado como G.G.C., de 34 años, permanece en el Hospital Cordero de San Fernando. Recibió heridas de bala en distintas partes del cuerpo durante el enfrentamiento y está fuera de peligro. En tanto, el policía herido fue derivado a un centro de salud de la Ciudad de Buenos Aires, donde se recupera y también se encuentra fuera de riesgo. Voceros judiciales precisaron a Infobae que G.G.C. no cuenta con antecedentes penales, aunque sí figura en un expediente del fuero civil de San Isidro. Los investigadores sospechan que podría tener un problema de salud mental. Por esa razón, intentaron realizarle un examen médico tras su detención, aunque el chequeo resultó inconcluso porque el hombre seguía desorientado. Si la situación clínica evoluciona, la próxima semana podría prestar declaración. Mientras tanto, permanece detenido a disposición de la Justicia, que busca establecer si es imputable. Según la reconstrucción de las autoridades, apoyada en testimonios y en imágenes de cámaras públicas y privadas, el episodio empezó cerca de las 12.30. El agresor mostró conductas erráticas en la intersección de Balcarce y Ruta 202: cruzaba el tránsito, se veía alterado y hasta habría intentado arrojarse debajo de un auto, aunque el conductor alcanzó a esquivarlo. Además, presentaba un golpe en las piernas y un corte en una mano. Vecinos alertaron a la Policía y, poco después, dos agentes se acercaron para hablar con él. En ese momento, el sargento Luciano Germán Farías se aproximó y le habló de manera tranquila, ofreciéndole ayuda y la posibilidad de pedir una ambulancia. De repente, el hombre tomó el arma reglamentaria de uno de los policías y disparó contra ambos. Uno de los disparos mató a Farías. Por su parte, el oficial Maximiliano Lescano recibió nueve balazos. Fue trasladado al Hospital Petrona de Cordero con múltiples heridas de bala en las piernas. Según fuentes médicas, las lesiones alcanzaron solamente partes blandas, sin lesiones de mayor gravedad. Farías tenía 31 años La secuencia siguió cuando G.G.C. intentó robar una moto amenazando al conductor con el arma. Como no pudo hacerlo, luego abordó el auto de otro hombre en la zona y escapó unos 400 metros. Finalmente, tres policías bonaerenses y personal de Gendarmería detuvieron el vehículo y lo redujeron con disparos. El primer parte médico indicó lesiones por arma de fuego en glúteo, pie, mano y clavícula. El caso está en manos de la Unidad Fiscal de Instrucción Criminal de San Fernando, a cargo de Martín Otero. La causa quedó caratulada como homicidio agravado por tratarse la víctima de un miembro de las fuerzas de seguridad, tentativa de homicidio con el mismo agravante, tentativa de robo y privación ilegítima de la libertad. El hecho ocurre a menos de un mes del asesinato del oficial Maximiliano Joaquín Gargiulo, quien era integrante de la Unidad de Policía de Prevención Local (UPPL) de Lanús y tenía 33 años cuando murió a consecuencias de las heridas que sufrió tras un disparo en la cabeza sufrió durante una persecución en la localidad de Villa Caraza. El hombre murió semanas después del hecho. Fue el 24 de julio pasado, cerca de las 21.50. Gargiulo patrullaba en moto junto a un sargento por la zona de General Hornos y Hladnik, en Remedios de Escalada, partido de Lanús. Allí detectaron la presencia de un Volkswagen Golf GTI gris oscuro, ocupado por varios hombres. De acuerdo a la información oficial, al dar la voz de alto y activar las balizas, los sospechosos emprendieron la fuga, lo que dio inicio a una persecución que se extendió por varias cuadras. Maximiliano Gargiulo, el policía asesinado semanas atrás en Lanús Los fugitivos se desplazaron por General Hornos e ingresaron al partido de Lomas de Zamora y avanzaron a gran velocidad por las calles Bucarest y Mario Bravo, hasta detenerse en la intersección con Ostende, en la zona de Villa Centenario. En ese punto descendieron al menos tres individuos, que se dispersaron por distintas calles del barrio. Gargiulo continuó detrás de dos de ellos por Ostende y Murature, mientras su compañero buscaba al tercero que había huido en dirección opuesta. En ese contexto apareció un segundo vehículo de apoyo, un Volkswagen Vento, del que bajaron al menos dos sospechosos: uno vestido con buzo celeste o verde agua y pantalón gris, y otro con camperón negro. Ambos escaparon en direcciones diferentes. “Gargiulo, en su intento por alcanzar a uno de ellos, continuó la persecución a pie hasta un domicilio ubicado en Conesa al 1200, al que ingresaron también los sospechosos”, explicaron fuentes del caso. Y agregaron: “Al llegar a ese lugar, el oficial fue agredido por personas que se encontraban en la vivienda. En medio de ese forcejeo, recibió un disparo en la cabeza, con orificio en la zona de la nuca”. El proyectil quedó alojado en el cráneo. El policía cayó en la calle La Haya, frente al domicilio señalado, y fue trasladado de urgencia en un cordón sanitario al Hospital Evita, donde se le practicó una cirugía que culminó cerca de las 4.30 del día siguiente. Su estado fue desde entonces crítico y reservado. Semanas después falleció.
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