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» Elterritorio
Fecha: 21/09/2025 00:26
El adolescente obereño sobrevivió a una descarga de alta tensión y estuvo 23 días internado en Posadas. Aunque logró volver a la escuela y sigue en tratamiento, su familia enfrenta graves dificultades económicas y reclama justicia, además de ayuda. Lorenzo Villar, papá de Santiago, expuso una angustiante realidad. sábado 20 de septiembre de 2025 | 19:20hs. Lorenzo Villar, papá de Santiago, expuso la cruda realidad de la familia. //Fotos: Cristian Valdez. El regreso de Santiago Villar a su casa en Oberá, a finales del año pasado, fue una noticia que conmovió a toda la provincia. El adolescente, hoy de 15 años, había sobrevivido a una potente descarga eléctrica que recibió al pasar cerca de un poste de energía, debido a un cable de alta tensión caído en la calle Sendero de la Mujer, intersección con Picada Sapucay, a la altura del kilómetro 8. Estuvo 23 días internado en el Hospital de Pediatría de Posadas y se salvó gracias al esfuerzo de los médicos y a la fortaleza de su madre, Cristina Ferreira, quien lo acompañó todo ese tiempo. Sin embargo, detrás de la alegría por su lenta recuperación se esconde una realidad que golpea con fuerza a la familia, marcada por las secuelas físicas y emocionales, además de las carencias materiales. A casi once meses de aquel episodio, en diálogo con El Territorio, Lorenzo Villar, papá de Santiago, admitió que atraviesan un panorama económico muy difícil. Exhibiendo uno a uno sus problemas físicos, el hombre -jubilado- lamentó que está imposibilitado de trabajar, como lo hacía hasta el mismo día en que su hijo casi pierde la vida. Una enfermedad en la cadera ya le consumió parte del hueso y lo dejó sin posibilidades de caminar largas distancias o permanecer mucho tiempo de pie. A eso se suman una rodilla afectada y úlceras varicosas. La familia depende de su jubilación mínima que no alcanza para cubrir el alquiler ni los tratamientos médicos. "Yo me jubilé después de 25 años de trabajo en un aserradero, donde hacía palos de escoba, pero lo que cobro ahora no alcanza. Entre medicamentos míos, los de Santiago y los gastos de la casa, se va todo y siempre quedamos cortos", explicó. El tratamiento de Santiago tampoco terminó con el alta del nosocomio capitalino. Aunque las graves quemaduras físicas van cicatrizando, necesita un seguimiento constante con dermatologos, psicólogos y psiquiatras para poder superar el trauma. "Al principio no podía abrir ni un paquete de galletitas solo, tenía miedo de todo. No salía si no usaba botas de goma, le costaba mucho sentir confianza al salir de la casa. Hoy está mejor, va al colegio por la mañana, y lo veo más animado, pero sigue con médicos y controles, y necesita acompañamiento", contó su padre. Mientras tanto, la familia intenta sobrevivir como puede. La esposa de Lorenzo y su hija mayor, que estudia en el nivel terciario, se rebuscan con trabajos ocasionales, aunque la situación económica no ayuda. "Tiramos como podemos, con lo poco que entra y con la ayuda esporádica de una señora que trabaja en la municipalidad o de un familiar mío que me enviaba algo de dinero desde Corrientes, que ahora no lo va a hacer más porque tuvo problemas con su pensión. Pero no es fácil, me siento mal porque yo no puedo trabajar y para andar dependo del bastón", reconoció. Sin respuestas Pero además de las dificultades económicas, la familia vive con bronca por la falta de respuestas de los que consideran responsables del accidente. Días después del hecho, la Cooperativa Eléctrica de Oberá (Celo) se desligó de cualquier compromiso y señaló que la línea de 33 kV donde ocurrió la descarga pertenecía directamente a Energía de Misiones. "Todos se lavaron las manos. Fue mi hijo, pero podría haber sido cualquiera. Y hasta ahora nadie dio la cara, ni siquiera un llamado para preguntar cómo estaba. Dejaron tirado a mi hijo en todo sentido", lamentó Lorenzo. La familia, con el patrocinio de un abogado del foro local, inició una demanda contra ambas empresas energéticas, aunque, señaló, el letrado no le informó avances. "La demanda está en curso, porque ellos son responsables. Nosotros al principio nos enfocamos en salvar a mi hijo, pero ahora que está en la casa queremos que se haga justicia. No puede ser que un cable de alta tensión quede tirado en plena calle y nadie se haga cargo", reclamó el padre. Según el relato de Lorenzo, el esfuerzo y la voluntad poco alcanzan para cubrir las necesidades básicas de la familia. "Yo ando mal, ya ves. Estoy con medicación para la rodilla y la cadera, cada vez me cuesta más. La jubilación mínima no cubre lo que necesitamos. Sinceramente, no sé cómo seguimos. Mi pareja hace lo que puede, mi hija también, pero está difícil", confesó angustiado. Finalmente, aunque con vergüenza, Lorenzo pidió ayuda y acompañamiento a la comunidad. Compartió su CBU para quienes puedan y quieran colaborar con la familia: 0110382130038212938779 (alias CERCO.LIBRA.ALA). "El que quiera colaborar directamente lo puede hacer. Nosotros agradecemos cualquier ayuda", expuso. Su número de contacto es 3755-693614.
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