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  • La paradoja de Milei: Cuando el éxito fiscal no alcanza

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 20/09/2025 05:00

    Argentina continúa inmersa en una nueva ola de turbulencia, marcada por un mercado cambiario volátil e incierto A pesar de la agresiva política económica de La Libertad Avanza (LLA), Argentina continúa inmersa en una nueva ola de turbulencia, marcada por un mercado cambiario volátil e incierto. Pareciera que el país no consigue salir de su prolongada crisis. Si reducir la inflación y exhibir superávit fiscal no es suficiente, ¿por dónde pasa la salida? La estrategia económica de LLA se apoya en dos pilares: el equilibrio fiscal y la estabilidad monetaria como vías para domar la inflación. Todo plan económico exitoso necesita dos componentes: solidez técnica -es decir, sustentabilidad- y credibilidad. Más allá de los avances en materia fiscal y monetaria, ambos anclajes carecen de la confianza necesaria. Todo plan económico exitoso necesita dos componentes: solidez técnica -es decir, sustentabilidad- y credibilidad El sustento fiscal presenta un doble obstáculo. Por un lado, la propia estrategia de LLA: la ya célebre “motosierra” sirvió para la campaña, pero carece de la fortaleza de un bisturí que ejecute reformas profundas. Este sendero puede revertirse rápidamente, por lo que la credibilidad a mediano y largo plazo se ve debilitada: un próximo gobierno populista podría reactivar fácilmente el gasto público elevado. Las grandes reformas -laboral, fiscal, impositiva, social y comercial- permanecen pendientes y sujetas a la voluntad de un Congreso reticente a avanzar en dicha agenda. El equilibrio estructural no se mide solo con balances mensuales, sino con el valor presente de los resultados esperados a futuro (Foto: Adrián Escandar) Por otro lado, están los bonos que capitalizan intereses. Aunque, contablemente, estos pagos no se reflejen en los resultados fiscales, representan una variable clave para la salud del equilibrio financiero. El equilibrio estructural no se mide solo con balances mensuales, sino con el valor presente de los resultados esperados a futuro. Con intereses que hoy representan, al menos, el 2% del PBI y crecen por encima del promedio de mercado, esta deuda resulta insostenible. La idea de refinanciar indefinidamente pasivos en pesos -en una moneda con escasa demanda- no resulta creíble. Este recurso contable puede pasar desapercibido en redes sociales, pero los inversores evalúan con mayor rigurosidad la situación real del país. La idea de refinanciar indefinidamente pasivos en pesos -en una moneda con escasa demanda- no resulta creíble El equilibrio monetario tampoco se muestra convincente. Ya a mediados de 2024, el circulante se expandió un 54%, superando con holgura cualquier alza razonable en la demanda de dinero. La baja de tasas durante 2024 puso en jaque el esquema de crawling peg. Como tantas otras veces, el intento de controlar la inflación a través del tipo de cambio resultó insostenible. Frente a la realidad, el Gobierno presentó la “Fase 2” del plan económico, planteada como continuidad de la anterior pero con una promesa renovada: la base monetaria amplia se mantendría constante. El crawling peg se ajustó del 2% al 1%, pero las presiones cambiarias persistieron, y la Fase 3 -ya con apoyo del FMI- se volvió necesaria. Excluyendo la devaluación de diciembre de 2023, el tipo de cambio nominal lleva un alza acumulada del 63%, mientras la inflación superó el 155 por ciento. Con el tipo de cambio en el límite superior de la banda. Surge la inquietud: ¿Qué nivel de eficacia puede alcanzar un sistema de bandas cambiarias si estas pierden credibilidad ante la escasez de divisas? (Foto: Reuters) Hoy, la Fase 3 enfrenta su propia prueba, con el tipo de cambio en el límite superior de la banda. Surge la inquietud: ¿Qué nivel de eficacia puede alcanzar un sistema de bandas cambiarias si estas pierden credibilidad ante la escasez de divisas? ¿Una variable adicional de inestabilidad? Existe un factor agravante del problema de credibilidad: el propio estilo presidencial. No se trata de una valoración personal, sino de un rasgo que incide directamente en los mercados. El Presidente muestra una tendencia persistente a la confrontación y polarización, lo que debilita la confianza imprescindible para el funcionamiento de su programa económico. Los constantes enfrentamientos públicos con periodistas, empresarios, gobernadores y potenciales aliados han generado un entorno de incertidumbre política que los mercados castigan Los constantes enfrentamientos públicos con periodistas, empresarios, gobernadores y potenciales aliados han generado un entorno de incertidumbre política que los mercados castigan. La confianza no se edifica exclusivamente con equilibrios fiscales, sino también mediante previsibilidad institucional y diálogo. La retórica agresiva y los cambios súbitos en el discurso oficial han convertido a Javier Milei en fuente de mayor volatilidad. La pregunta no se puede evitar: ¿es Milei su propio mayor obstáculo? La falta de moderación y la ausencia de consensos complican la aplicación de reformas estructurales y suman riesgo político a una economía debilitada. ¿Será posible, en este contexto, lograr la credibilidad necesaria? Tal vez sea el momento de asumir -en este gobierno y los próximos- que el estilo de liderazgo es relevante para el fondo del asunto. La raíz del problema de confianza El dilema es más profundo que LLA y trasciende a cualquier gestión particular. El déficit de credibilidad surge en la dirigencia política en general. El gasto público responde al Poder Legislativo, con el Ejecutivo a cargo de la ejecución presupuestaria, pero un Congreso sin responsabilidad fiscal genera incertidumbre acerca de la verdadera salud de las cuentas nacionales. Jaime Olivos LLA ha concentrado su energía en la confrontación con el Congreso, antes que en la construcción de consensos, sembrando dudas sobre la viabilidad del equilibrio fiscal ante la posibilidad de que el Parlamento retome el control presupuestario. Los acontecimientos legislativos recientes ilustran este riesgo. Superar este punto crítico sería posible solo mediante un shock de confianza que exceda a cualquier gobierno en ejercicio: una meta muy difícil de alcanzar. Así, la política monetaria argentina continúa presa de soluciones provisorias y sin horizonte de largo plazo. Caminos posibles ante la encrucijada ¿Es posible romper esta trampa de desconfianza? Existen dos vías. Interna: un proceso de renovación y construcción de confianza por parte de la política nacional. Este recorrido puede ser endógeno -con autotransformación- o, alternativamente, mediante el reemplazo por nuevos actores con mayor capital de credibilidad. El primer caso requeriría muchos años, un tiempo del que el país carece; el segundo tendría un costo elevado y baja probabilidad de lograr la credibilidad buscada. Externa: en vez de crear confianza internamente, se la importa. Así funcionan los acuerdos internacionales difíciles de incumplir, como tratados de libre comercio, y también la lógica de una eventual dolarización, una posibilidad que reapareció en la agenda electoral. La experiencia de países dolarizados muestra que, de haberse aplicado esta medida en el reciente cambio de gobierno, las tensiones cambiarias no se habrían producido, independientemente del resultado electoral en la provincia de Buenos Aires. La experiencia de países dolarizados muestra que, de haberse aplicado esta medida en el reciente cambio de gobierno, las tensiones cambiarias no se habrían producido El incremento del índice de riesgo país no habría repercutido en las tasas privadas. La ventaja de un esquema de dolarización, o de una reforma institucional creíble en términos generales, es que permite concretar reformas fiscales críticas y allana el camino hacia el relanzamiento de una nueva moneda nacional en condiciones de estabilidad. Reflexión final En definitiva, solo hay dos alternativas: la aplicación de un nuevo parche -con el consiguiente ciclo de reinicio de la confianza en cada gestión- o un giro de confianza genuina, aunque implique importar instituciones. Mientras tanto, Argentina permanece atrapada en un ciclo donde ni siquiera los logros monetarios y fiscales bastan para la reactivación definitiva. El motivo es claro: la disciplina fiscal, sin credibilidad, no es suficiente; la confianza es la condición indispensable para el despegue económico. El autor es Economista, profesor en The University of Texas at El Paso

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