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Parana » Informe Digital
Fecha: 19/09/2025 00:48
Argentina podría incrementar su producción en más de 10 millones de toneladas de granos anualmente si se lograra reducir a la mitad la brecha de rendimiento en los cultivos. Esta cifra surge de un análisis que se centra en los factores decisivos para cerrar dicha distancia: una planificación anticipada, la adecuada selección de genética y densidad de siembra, un manejo nutricional más eficiente, el momento óptimo para la siembra de soja, la implementación de estrategias sanitarias específicas y, más recientemente, el uso de productos biológicos. Estas claves fueron discutidas en la charla “Brechas de rendimiento: ¿y si mejoramos la posición en la grilla de largada? Preparándonos para una buena clasificación”, que reunió a José Micheloud, de CREA, Paula Di Gerónimo, de la compañía Stoller, y Joaquín Gutiérrez Calviño, de Pioneer. Micheloud explicó que, al comparar los rendimientos de los productores de CREA con los de la población agrícola en general, encontraron que “dependiendo del cultivo, los productores CREA logran entre un 5 y hasta un 20% más de rendimiento”. En el caso del trigo, la brecha alcanza el 20%, mientras que para la soja de segunda, maíz temprano y girasol se sitúa entre el 10 y el 20%. Para la soja de primera y el maíz tardío, la diferencia ronda el 5 o 6%. “Nuestros cultivos rinden más, pero hay margen de mejora”, afirmó. El especialista destacó que la planificación previa a la siembra es fundamental: “Gran parte de la reducción de la brecha proviene de decisiones tomadas antes de sembrar, incluso desde la oficina. Es en este momento donde se define el potencial de rendimiento de las siembras.” “Nuestros cultivos rinden más, pero hay margen de mejora”, sostuvo José Micheloud Los cálculos del proyecto indicaron que el margen de mejora es considerable. En maíz, la brecha promedio oscila entre 700 y 1200 kilos por hectárea; en soja y girasol, entre 350 y 400 kilos; y en trigo, más de 700 kilos por hectárea. “Si logramos reducir la brecha a la mitad, podríamos comenzar a producir más de 3 millones y medio de toneladas de maíz y soja, cerca de medio millón más de girasol y casi dos millones y medio de toneladas de trigo. En total, la producción podría aumentar más de 10 millones de toneladas de grano”, aseguró. El estudio identificó variables cruciales. En cereales como maíz, trigo y girasol se repitieron tres: genética, densidad de siembra y fertilización. En soja, la fecha de siembra adquirió relevancia. Además, en cultivos como trigo y soja, el manejo sanitario con fungicidas fue otro factor que impactó directamente en el rendimiento. “Estas son variables que permitirían reducir gran parte, o incluso la totalidad, de la brecha”, mencionó. Luego, en el cultivo de soja, destacó nuevamente la elección de la fecha de siembra como una variable clave. “Una vez elegida una genética específica para un ambiente determinado, el momento de siembra de esa genética también resulta esencial. En cultivos como trigo y soja, el manejo de la protección con fungicidas, especialmente en ciertas zonas y condiciones, se convierte en un factor clave para reducir la brecha de rendimientos”, indicó. La recomendación fue avanzar hacia un uso más eficiente de los insumos. “Si se aplica la misma dosis en todo el lote o, con información, se identifican zonas de mayor potencial para aplicar más fertilizante y menos en aquellas de menor productividad, se pueden obtener resultados superiores tanto en rendimiento como en aspectos económicos. La cantidad total puede ser la misma, o incluso menor, pero el resultado es mejor”, explicó Micheloud. En cereales como maíz, trigo y girasol se repitieron tres: genética, densidad de siembra y fertilización. En soja apareció con fuerza la fecha de siembra Por su parte, Gutiérrez Calviño presentó los avances del programa Brechas de Pioneer, inspirado en el proyecto internacional Yield Gap. Relató que formaron equipos de asesores en distintas regiones para diseñar prácticas de manejo que permitan reducir las brechas. “Era necesario un trabajo en conjunto con productores, asesores y empresas. La reducción de la brecha debe ser un negocio, porque si no genera un margen bruto igual o superior al del modelo de productor, carece de sentido”, enfatizó. Los resultados fueron concretos: “En maíz, los ocho grupos superaron el rendimiento promedio del productor, con un incremento del 16%. La reducción en kilos fue del 87%, lo que representó, en promedio, 95 dólares más de margen bruto por hectárea”. En soja, indicó que la brecha se redujo un 62%, con mejoras del 6% en rendimiento y aumentos de márgenes brutos en cinco de las ocho localidades analizadas. “En maíz, los equipos que más avanzaron fueron los que mejoraron la eficiencia en el uso del nitrógeno y equilibraron la nutrición a lo largo de todo el ciclo. En soja, quienes implementaron estrategias de control de malezas, como el sistema Enlist, lograron excelentes resultados”, expresó. El programa continuará con una nueva edición: “Estamos con Brechas 2 y esto sigue. Invitamos a los asesores a unirse a los equipos”, anunció. Di Gerónimo, en su intervención, presentó la visión de Stoller, actualmente parte de Corteva, y se refirió a la importancia de los productos biológicos: “Los biológicos pueden contribuir a reducir la brecha. El enfoque está en mejorar la sincronización y eficiencia en el uso de los recursos”. Detalló que la contribución se da en dos niveles: nutrición inteligente y manejo del estrés. “Desde Stoller ofrecemos soluciones basadas en micronutrientes que aportan lo que el cultivo necesita en el momento adecuado y de la manera más eficiente. En el caso de los macronutrientes, el desafío es contar con fuentes más amigables con el medio ambiente”. Además, subrayó: “Existe una gran confusión respecto a los biológicos. Sin conocimiento y capacitación, la herramienta no es efectiva. Creemos firmemente que la formación es esencial”. La empresa colabora con 26 grupos CREA, Aapresid y el programa Brechas en el monitoreo del estrés y en la generación de recomendaciones. “Son tecnologías que multiplican la eficiencia de lo que ya se realiza correctamente en las bases productivas”, concluyó.
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