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Concordia » Hora Digital
Fecha: 19/09/2025 01:28
Investigadores midieron el contenido de etanol en frutas consumidas por simios en África y concluyeron que ingieren el equivalente a dos cervezas al día. El hallazgo respalda una hipótesis formulada hace más de una década. Un nuevo estudio publicado en la revista Science Advances reavivó la llamada “teoría del mono borracho”, que sostiene que la atracción de los seres humanos por el alcohol tendría un origen evolutivo ligado a los primates. La investigación concluyó que los chimpancés consumen de manera cotidiana frutas fermentadas con un nivel de etanol equivalente a dos o tres vasos de cerveza. El equipo liderado por Aleksey Maro, investigador de la Universidad de California Berkeley, recolectó frutas en el Parque Nacional Kibale, en Uganda, y en el Parque Nacional Taï, en Costa de Marfil. Se analizaron muestras de higos y otras variedades de fruta en el punto de maduración en el que son ingeridas por los simios. El resultado fue contundente: el contenido promedio de alcohol en estas frutas rondaba el 0,3%. Los chimpancés, que consumen alrededor de 4,5 kilos de fruta madura al día, ingieren unos 14 gramos de etanol, es decir, lo equivalente a una bebida estándar para un humano. La investigación respalda la hipótesis propuesta en 2014 por el biólogo estadounidense Robert Dudley, quien planteó que nuestros antepasados primates desarrollaron afinidad por el etanol hace más de diez millones de años. Según esa teoría, el alcohol no solo era un subproducto de la fermentación, sino también una señal de que la fruta estaba en su punto óptimo de maduración y, por ende, aportaba más energía. Dudley, coautor del nuevo trabajo, señaló que la exposición crónica a bajos niveles de alcohol en la dieta pudo haber moldeado la atracción humana por esta sustancia. Los investigadores remarcaron que, pese a este consumo regular, los chimpancés no muestran signos de intoxicación. Para que eso ocurriera deberían ingerir tanta fruta fermentada que su estómago no lo soportaría. En cambio, los niveles detectados parecen integrarse de forma natural en su dieta sin efectos visibles de embriaguez. “El alcohol está muy diluido y más asociado con los alimentos que con la bebida como tal”, explicó Maro en declaraciones a la agencia AFP. El trabajo abre interrogantes sobre los posibles efectos biológicos de esta ingesta cotidiana de etanol en los primates. Una de las líneas de investigación futuras es evaluar si el consumo de frutas fermentadas cumple un rol en los vínculos sociales entre simios, de manera similar a cómo el alcohol influye en las interacciones humanas. Además, los autores plantean que el etanol podría tener un valor adaptativo al facilitar la localización de alimentos ricos en azúcar, gracias a su olor característico. Para medir los niveles de alcohol, el equipo utilizó dispositivos comparables a un alcoholímetro, además de pruebas químicas y cromatografía de gases portátil. También se planean nuevos estudios en reservas naturales, que incluirán el análisis de metabolitos de etanol en muestras de orina de chimpancés. El objetivo, explican los investigadores, es confirmar con mayor precisión hasta qué punto los primates buscan activamente fruta fermentada o si simplemente la consumen cuando se presenta como parte de su dieta. La investigación recuerda que el consumo de etanol no se limita a los simios. Otros animales frugívoros, como elefantes y aves, también se ven atraídos por frutas y néctares con contenidos alcohólicos. De hecho, un trabajo previo de Dudley reveló metabolitos de alcohol en las plumas de diversas especies de aves.
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