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Parana » Inventario22
Fecha: 18/09/2025 14:02
La celebración de los trabajadores y pacientes del Garrahan El rechazo al veto a la ley de Emergencia Pediátrica despertó una emotiva celebración en la Plaza Congreso, en la que abundaron historias de vidas salvadas. Fecha/Hora: 18/09/2025 08:06 Cód. 108465 Tiempo de lectura: 6.08 minutos. Fue un gran desahogo colectivo, un motivo y un momento para celebrar -al fin-, o como dice un médico del Garrahan después de abrazarse entre lágrimas con la mamá de una pequeña paciente, "un respiro para seguir en carrera". Los votos que dieron vuelta los vetos de Milei al Garrahan y a las universidades fueron seguidos en un momento de máxima tensión en la Plaza Congreso, en el que trabajadores del hospital y familiares contaron con tensión cada voto, como en una final por penales. Hubo hurras y abucheos, según los casos -especialmente, en las abstenciones-. Finalmente, se desató en una plaza Congreso colmada un festejo extendido en dos oleadas, primero por el hospital de pediatría, y enseguida por la defensa de la educación pública. Y también como en un mundial, no faltaron los cantitos, los abrazos prolongados y las lágrimas. Uno de los que más abrazos reparte es Pablo Puccar, jefe de la sala de cuidados intermedios del Garrahan. Sus palabras claras y concretas sobresalieron en varios programas, y por eso son muchos los que ahora lo reconocen, lo felicitan, se alegran con él. "Aunque desde el Congreso nos decían que los números daban, estábamos bastante nerviosos y ansiosos, porque nunca se sabe. Esto no es la solución total al tema pero es un paso fundamental, es un poquito de aire para seguir", celebra. Puccar se abraza a María, mamá de Amorina, y vuelve a emocionarse: "esta gente hizo una movida increíble apoyándonos, estamos muy agradecidos", dice sobre los familiares. "El es el doctor que nos acompañó en todo el tratamiento de cáncer de mi hija. El que, sabiendo todo lo que sabe, nos dijo que Amorina, una niña autista sin lenguaje, lo guió para entender qué hacer", agradece a su vez la mujer. Las y los médicos y residentes se organizaron en un sector de la plaza, con una gran bandera, sus guardapolvos blancos con el distintivo del hospital, sus credenciales al cuello. Junto a ellos, padres y madres también vinieron organizados con sus pecheras y banderas. "Se metieron con la gente equivocada para golpear. La vida nos ha puesto en un lugar de lucha desde un principio, nos ha enfrentado a las adversidades mayores, ¡mirá si no íbamos a reaccionar ahora!", le dice Ishi Martín a Página/12. Es uno de los padres que conforman el colectivo de familias Soy Garrahan, que tomó un papel activo en el reclamo por la emergencia pediátrica. Ishi es papá de Amapola, que hoy tiene 13 años y a la que el Garrahan "le salvó literalmente la vida". "Me dijeron que mi hija no iba a caminar, que iba a ser un vegetal. Nació con una cardiopatía congénita y estos médicos le reconstruyeron el corazón, en palabras simples eso fue lo que hicieron. Lo menos que podemos hacer es acompañarlos cuando los agreden como los están agrediendo", advierte. Aldo Haimovich es médico de terapia del Garrahan jubilado. "Es muy importante lo que hicieron los familiares, porque una cosa es que lo digamos nosotros, otra es que el paciente cuente su vivencia", agradece también. Cuando el veto a la emergencia pediátrica se cae, estallan los cantos: "¡No se toca, el hospi no se toca!", "¡Olé, olé, olé, olá, los residentes, al hospital, precarizados no vamos a trabajar!". Cuando se les pide que citen un ejemplo concreto de la emergencia que atraviesa el hospital, todos remiten al vaciamiento que provocan salarios inéditamente bajos: "Sufrimos la renunica de 250 profesionales con 15, 20 años de formación, personal altamente calificado. Eso es muy difícil de recuperar. Y se siguen yendo", lamenta Juan Manuel Lazzati, bioquímico del Garrahan, a cargo del Laboratorio de Endocrinología. Juan Martín vino con su hija Martina, estudiante de historia "y defensora de la educación y la salud pública siempre, porque está comprobado que lo público es lo mejor", se presenta. Pasa Luis Zamora, con su traje impecable de siempre, se queda charlando sobre la contundencia de lo que ocurrió adentro y afuera del Congreso. Juan Martín le agradece porque "viene acompañando siempre al Garrahan". Se le pide unas palabras y el exdiputado tira un título: "¡Vetazo a Milei!". "Después te explico quién es", le dice el padre a la hija, y se van a recorrer la plaza, abrazados. "Lo de hoy es una expresión de la gente eligiendo la salud y la educación públicas: el pueblo se está expresando", resume Mauro García, coordinador médico de terapia intensiva del Garrahan. "Inventaron todo tipo de mentiras, pero no pudieron torcer lo que es evidente. Una encuesta de Zuban Córdoba mostraba hace poco que el hospital tiene el 94 por ciento de imagen positiva, eso se expresa hoy acá", se alegra al ver la gente que sigue entrando a la plaza. Jorge Yabkowski y María Fernanda Boriotti, de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud, están literalmente llorando. "Es muy emocionante ver la contundencia de la unidad en la calle. Milei está en tiempo de descuento. El rey está desnudo", observan. Cerca de esta escena tiene su gacebo la Asamblea Disca, un colectivo formado por diferentes organizaciones como Prestadrxs Organizadxs, Orgullo Disca, Red en Discapacidad. Desde otro colectivo directamente afectado, y desde el logro pionero de la ley de Emergencia en Discapacidad, Laura Alcaide y Lorena Aguirre hablan de "resistencia disca": "Venimos resistiendo desde que empezó este gobierno junto a los jubis. Estamos demostrando que las personas con discapacidad no somos vulnerables, nos vulneran nuestros derechos", dice Laura. "Los lisiados, los deformes, los mostris, los que estamos todos rotos, nos plantamos en la primera línea para lograr un veto histórico. Es un principio, hay que seguir. Y ahora venimos a apoyar la emergencia pediátrica y la educación para todos", suma Lorena. Con un impresionante operativo que valló todas las arterias principales alrededor del Congreso, durante toda la tarde hubo un movimiento incesante en las calles adyacentes. Sobre Rodríguez Peña, una fornida columna del trabajadores de la Alimentación de la CGT, se encontrtaba con la festiva batucada feminista de las chicas de Talleres Batuka, en una celebración bien diversa y compartida ya en la previa a la votación. La desconcentración es lenta, los cantos siguen por Callao, cortada al tránsito desde Corrientes. La gente parece querer quedarse a festejar y también a hablar, a reponer lo que pasó: 181 votos contra 60 a favor de la Ley de Emergencia Pediátrica; 174 contra 67 para el financiamiento universitario, los números de adentro del Congreso son tan contundentes como los de afuera. Hay mucho "suelto" -más allá de las distintas y nutridas columnas de movimientos estudiantiles, CGT, las CTA, Derecho al Futuro-. La policía se despliega tras el enorme vallado pero no interviene, no avanza, no hay agresiones ni a manifestantes ni a la prensa: queda claro que hubo un cambio en la ofensiva de gobierno y los "violentos" no aparecieron esta vez. Además de los cantitos por la educación y por la salud, un hit suena repetido en distintas esquinas: "Alta coimera...". Un vendedor con su heladerita se gana más de una venta y muchas sonrisas con su ocurrencia: "¡Hay agua, hay coca, hay cerveza! ¡Aproveche que sale sin el 3 por ciento de Karina!"
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