Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Eduardo Strauch, superviviente en los Andes: "Jamás tuve ningún remordimiento por haber comido carne de los fallecidos"

    » Diario Cordoba

    Fecha: 18/09/2025 05:00

    Eduardo Strauch (Montevideo, 1947) es uno de los supervivientes de una tragedia de la que él extrae lo positivo y lo comparte en charlas como la que dará el 3 de octubre en Trui Teatre, en Palma: "Sobrevivir en los Andes". Afirma que el amor a sus seres queridos les dio fuerza para superar esos 72 días en la cordillera, donde comer la carne de los fallecidos fue "la única opción". Esa decisión, asegura, no le ha pasado factura. Con el resto de los que sobrevivieron a ese vuelo de Uruguay a Chile en 1972 comparte un grupo de Whatsapp. Esta será su segunda vez en Mallorca, que visitó junto a dos amigos (uno de ellos también fue un superviviente) en 1969, durante un viaje por Europa. ¿Qué principal enseñanza le dejó la montaña y trasmitirá en Palma? Me ha dejado muchas enseñanzas. La primera, las capacidades que tenemos los seres humanos, que desconocemos hasta que llegamos a una situación así. Nosotros lo descubrimos y hasta el día de hoy lo he utilizado en mi vida y me ha servido muchísimo. Y también la importancia del amor, que creo que nos salvó directa y muy claramente. Si no hubiera sido por el amor a nuestros seres queridos, a la vida, el amor entre nosotros, el grupo, no hubiera sido posible que lográramos lo que logramos. Ha regresado a la montaña, pese al horror que al resto nos podría causar. Así es. Hay algo sorprendente que nos pasó a todos cuando nos rescataron aquel 21 de diciembre. Al alejarnos del fuselaje, del lugar, en el helicóptero, sentimos una sensación de nostalgia, a pesar de que fue el día más feliz de mi vida. Y después fui entendiendo por qué. Porque en ese lugar vivimos los momentos más horrorosos, más difíciles, más duros, de mayor incertidumbre, frío, hambre y sed, pero a la vez vivimos los momentos más intensos y de mayor felicidad, de euforia y de plenitud, sobre todo en los momentos finales cuando nos rescataron. Y además, nuestros amigos murieron y no pudimos llorarlos en ese momento, y aprendí mucho en ese lugar y con esa montaña y esa naturaleza. Todas esas cosas nos hicieron sentir la necesidad de volver. Volvimos todos en el año 93 y yo seguí yendo porque nunca quise desconectarme de esa experiencia que me ha servido tanto en la vida y me sigue sirviendo. Eduardo Estrauch ha sido arquitecto y pintor. / Francisco Guasco/EFE Supongo que más de una vez habrá pensado en cómo hubiera sido su vida si aquella tragedia no hubiera pasado. Lo he pensado muchas veces. Independientemente de todo el sufrimiento y todas las muertes que hasta el día de hoy nos entristecen a muchos, sin duda que prefiero haberlo vivido porque estoy seguro de que mi vida hubiera sido distinta y una vida no tan buena como la que tengo ahora. Dice que en la montaña vencieron un gran tabú: comer la carne de los cuerpos de los fallecidos, porque en aquel momento razonaron y era la mejor opción. No, no era la mejor, era la única opción, era o morirse o vivir de esa manera. No había absolutamente ninguna otra opción. Buscamos todas las alternativas posibles, probar el cuero de las maletas y los zapatos, los cinturones, para obtener proteínas... Fue imposible y tuvimos que hacer ese esfuerzo mental para vencer el tabú cultural, fue un esfuerzo inimaginable que tuvimos que hacer con las mentes. Una vez que lo logré, me sentí totalmente satisfecho y tranquilo y seguro de que era lo que tenía que hacer. ¿Y eso, en algún momento, le ha pasado factura psicológica? No, jamás, jamás. Desde el momento que tomé la decisión estuve totalmente seguro, tranquilo, jamás tuve ningún remordimiento, jamás tuve ningún cargo de conciencia, absolutamente nada. Al contrario, lo veo como un episodio que fue muy duro, muy difícil, ese esfuerzo mental que te decía, pero hoy, con la perspectiva del tiempo, siento la satisfacción de haberlo logrado. Estoy vivo y tuve cinco hijos y sigo en buen estado de salud, con ganas de seguir viviendo y con ganas de seguir transmitiendo a las personas esta historia que les ayuda a tantas. Y al volver a casa, ¿se sintieron juzgados? ¿Incomprendidos? No, no, para nada. Lo recuerdo con total cariño. No me importaba absolutamente nada ya en ese momento lo que dijera la gente. Había, por supuesto, prensa amarilla y no amarilla explotando el tema, que fue muy vendedor, por cierto. Mucha gente habrá hecho mucha plata vendiendo sus diarios o revistas con esa noticia en primer plano. A mí jamás me afectó, hasta me daba pena que la gente se centrara en eso cuando veníamos de vivir una historia tan rica en tantos aspectos. Así que no, jamás sentí ningún rechazo, nada negativo. Usted y sus dos primos ejercieron de líderes del grupo. Sí, así fue. El líder natural que surgió inmediatamente después del accidente fue Marcelo Pérez del Castillo, que era el capitán [del equipo de rugby], gran amigo mío, así que evidentemente emergió como el líder que necesitábamos en esos momentos y tuvo una actuación fantástica. Y después empezó a sentirse un poco deprimido, no nos venían a rescatar, pasaban los días y nos quedamos sin alimentos. Y entonces, los tres primos, que éramos de la misma edad -Daniel se murió hace unos meses- y éramos de los mayores, nos transformamos naturalmente en una especie de liderazgo de tres, que fue muy útil, por cierto, para toda esa sociedad en la nieve y para nosotros también. Muchos jóvenes han conocido la tragedia de los Andes gracias a la película de Bayona, ‘La sociedad de la nieve’. ¿Cómo se siente viendo su historia en la gran pantalla? La película de Bayona es magnífica y ha sido como una explosión. Diría que por lo menos dos generaciones que ni siquiera habían oído hablar de nuestra historia la conocieron a través de la película, tan bien contada. Chicos de 12 años, 13 años, conectados con la historia por haber visto la película, que la mayoría la han visto más de una vez, cosa que me impresionó mucho también. Yo la vi siete veces, y cada vez siento algo distinto. Siempre son emociones superpositivas y voy sacando cosas que me sirven, todo el dolor y sufrimiento ya lo dejé atrás hace mucho tiempo. Usted también escribió ‘Desde el silencio’. A través del tiempo fui sintiendo, primero, la necesidad de transmitir la historia a más gente, más profesionalmente, y después empecé a sentir la necesidad de dejar escritos mis reflexiones y mis experiencias, y escribí el libro y lo presenté en 2012. Y le tengo un gran cariño. Hasta el día de hoy la gente lo lee y recibo comentarios muy alentadores, muy gratificantes. ¿Qué relación mantiene con el resto de supervivientes? Tenemos un grupo en WhatsApp, hemos estado siempre vinculados, así que prácticamente todos los días tenemos contacto. Somos el único equipo que conozco de algún deporte o empresarial que se mantiene siendo un equipo después de 53 años. Suscríbete para seguir leyendo

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por