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  • Síndrome de corazón roto: qué dos actividades ofrecen una recuperación efectiva, según un estudio

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 17/09/2025 16:47

    El estudio demuestra que el ejercicio físico y la terapia cognitivo-conductual mejoran la función cardíaca en pacientes con síndrome del corazón roto (Imagen Ilustrativa Infobae) Una crisis emocional puede causar mucho más que dolor y cicatrices en el alma: puede desencadenar un colapso físico capaz de dejar secuelas de por vida o incluso poner en riesgo la existencia. Lo que popularmente se conoce como síndrome del corazón roto, denominado por la medicina miocardiopatía de Takotsubo, ha sido durante años una enfermedad poco comprendida y sin tratamiento eficaz. Esta dolencia, que afecta principalmente a mujeres mayores y provoca síntomas similares a los de un infarto, puede duplicar el riesgo de muerte prematura respecto a la población general, deteriorando seriamente la calidad de vida. Oculta tras historias de pérdidas, rupturas y momentos de intenso estrés, la miocardiopatía de Takotsubo ha permanecido a la sombra de la cardiología clásica. Sin embargo, un reciente estudio presentado en el congreso de la Sociedad Europea de Cardiología en Madrid podría marcar un punto de inflexión. Terapia cognitivo-conductual y ejercicio físico demostraron mejorar la función cardíaca y la calidad de vida en pacientes con síndrome de Takotsubo, según un reciente estudio clínico internacional liderado por la Universidad de Aberdeen. De acuerdo con información de The Guardian, por primera vez se abren posibilidades reales de recuperación funcional y mejora de la calidad de vida a través de terapia cognitivo-conductual y ejercicio físico, dos intervenciones sencillas, seguras y de bajo costo. Ejercicio y salud mental: una combinación innovadora La posibilidad de que el ejercicio físico y la terapia cognitivo-conductual ayuden a quienes sufren el síndrome del corazón roto se ha fortalecido luego de la presentación de este ensayo clínico pionero. El estudio, liderado por el Dr. David Gamble, profesor clínico de cardiología en la Universidad de Aberdeen, reunió a 76 pacientes, en su mayoría mujeres (91%) con una edad promedio de 66 años, diagnosticados con miocardiopatía de Takotsubo. Los participantes se dividieron en tres grupos: uno recibió terapia cognitivo-conductual, otro siguió un programa de ejercicios de rehabilitación cardíaca —incluyendo natación, spinning y aeróbico— y el tercero continuó con la atención estándar recomendada por sus cardiólogos. El ensayo clínico, presentado en Madrid, incluyó a 76 pacientes y mostró mejoras objetivas en la energía y capacidad funcional del corazón (Freepik) Las pacientes asignadas al grupo de terapia recibieron doce sesiones semanales personalizadas, con apoyo diario según necesidad. El grupo de ejercicio desarrolló un programa de doce semanas con actividades físicas controladas, aumentando la intensidad y frecuencia progresivamente. Todos los participantes mantuvieron sus cuidados médicos habituales. Resultados y evidencia: qué indicadores marcaron la mejoría Para valorar el impacto, los investigadores utilizaron una técnica avanzada de resonancia magnética (espectroscopia de 31P) que permitió analizar directamente cómo el corazón produce, almacena y usa la energía. Tanto quienes recibieron la terapia cognitivo-conductual como quienes participaron en el programa de ejercicio físico experimentaron un aumento considerable de la energía disponible para la función cardíaca. Por el contrario, no se observaron efectos similares en el grupo de atención estándar. Los resultados objetivos refuerzan el valor de estas intervenciones. En el grupo de TCC, la distancia promedio recorrida en seis minutos pasó de 402 a 458 metros. La terapia cognitivo-conductual y el ejercicio físico aumentaron la distancia recorrida y el consumo máximo de oxígeno en los pacientes (Imagen Ilustrativa Infobae) El programa de ejercicio permitió a los participantes aumentar la media de 457 a 528 metros. Además, el consumo máximo de oxígeno (VO2 máx.), indicador clave del estado funcional, se incrementó un 15% en la terapia y un 18% en el grupo de ejercicio. Este avance sugiere una recuperación tangible y una mejor salud cardiovascular. Impacto en la comunidad médica El Dr. Gamble destacó la importancia de estos resultados frente a una enfermedad considerada grave y muchas veces invisible: “El síndrome de Takotsubo presenta graves efectos en el corazón, que podrían no normalizarse. Sabemos que los pacientes pueden verse afectados de por vida y que su salud cardíaca a largo plazo es similar a la de quienes han sobrevivido a un infarto”, afirmó en un comunicado emitido por la Fundación Británica del Corazón. También subrayó la relevancia del llamado “eje cerebro-corazón” y la necesidad de intervenciones psicosociales que, como la terapia cognitivo-conductual y el ejercicio, sean accesibles y dirigidas a un grupo históricamente desatendido. El síndrome de Takotsubo está asociado a estrés extremo y pérdidas vitales, y hasta ahora carecía de tratamientos avalados por la ciencia (Imagen Ilustrativa Infobae) La Dra. Sonya Babu-Narayan, directora clínica de la British Heart Foundation y responsable de la financiación del ensayo, se expresó en el mismo sentido: “El síndrome de Takotsubo puede ser una afección devastadora que puede afectarlo en un momento realmente vulnerable si se desencadena por un evento importante de la vida. Puede que a la gente no le sorprenda tanto que un programa de ejercicios haya ayudado a los pacientes cardíacos, pero resulta fascinante que este estudio también haya demostrado que la terapia cognitivo-conductual mejoró la función cardíaca y la condición física de los pacientes”, explicó en el mismo comunicado emitido por la entidad británica. Nuevos horizontes y cautela fundamentada El síndrome de Takotsubo, profundamente asociado a situaciones de estrés extremo y pérdidas vitales, hasta ahora no contaba con opciones terapéuticas avaladas por la ciencia. Las personas diagnosticadas presentan elevado riesgo de insuficiencia cardíaca, muerte prematura y síntomas persistentes durante años, afectando seriamente su calidad de vida. El Dr. David Gamble y la Dra. Sonya Babu-Narayan destacan la importancia de intervenciones psicosociales y accesibles para el síndrome de Takotsubo (Imagen Ilustrativa Infobae) Aunque los resultados obtenidos generan verdadero optimismo, la comunidad médica mantiene la prudencia. Los expertos advierten que el estudio es pionero y presenta limitaciones, por lo que se requieren nuevas investigaciones para establecer si los beneficios en capacidad funcional se traducen en mejoras de supervivencia o en una reducción sostenida de los síntomas a largo plazo. Aun así, el avance es trascendente: por primera vez, abordar el corazón roto con ejercicio y apoyo psicológico demuestra beneficios concretos y ofrece esperanza a cientos de miles de pacientes. Un futuro en el que la medicina trate el dolor emocional y físico de forma integral parece ahora más cercano, con la promesa de devolver salud y calidad de vida tras el golpe de la adversidad.

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