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  • El deseo de ser padres y los dilemas bioéticos de la procreación asistida

    » Comercio y Justicia

    Fecha: 15/09/2025 13:26

    Por Evangelina Mollar* Exclusivo para Comercio y Justicia El deseo de ser padres constituye un anhelo profundamente humano que atraviesa generaciones, culturas y realidades sociales. Sin embargo, en el contexto contemporáneo, este anhelo se enfrenta a un escenario marcado por el avance acelerado de la ciencia y la tecnología. En este marco, la bioética surge como una disciplina indispensable para reflexionar sobre los límites, responsabilidades y dilemas que acompañan la búsqueda de la maternidad y la paternidad. Brújula La bioética, entendida como el ámbito de la ética que se ocupa de los conflictos morales derivados de los progresos en biología y medicina, adquiere un papel fundamental en el campo de la reproducción asistida. Su objetivo no es impedir la concreción del deseo de tener hijos, sino garantizar que este proceso se realice de manera respetuosa con la dignidad humana, la justicia social y el bienestar de los futuros niños. El debate, por lo tanto, no se centra en la legitimidad del deseo de ser padres, sino en las condiciones bajo las cuales dicho deseo puede realizarse sin comprometer principios éticos esenciales. Dilemas Las técnicas de reproducción asistida (TRA), como la fecundación in vitro, la donación de gametos y la gestación subrogada, han permitido a muchas personas acceder a la maternidad y la paternidad. Sin embargo, estas prácticas conllevan interrogantes bioéticos de gran complejidad: -Gestación subrogada: Considerada por algunos como un acto altruista que posibilita el nacimiento de un hijo, para otros representa una forma de mercantilización del cuerpo femenino y un riesgo de explotación de mujeres en situación de vulnerabilidad económica. La pregunta central es si el deseo de ser padres puede justificar la conversión de la gestación en un contrato comercial. -Donación de gametos: El anonimato de los donantes, vigente en muchos sistemas jurídicos, genera tensiones entre el derecho del niño a conocer sus orígenes y el derecho del donante a preservar su privacidad. La bioética exige ponderar si es justo privar a un hijo de la posibilidad de conocer su identidad biológica. -Embriones sobrantes: La práctica de producir más embriones de los que serán transferidos conduce a la existencia de embriones congelados cuyo destino es incierto. La decisión entre su destrucción, utilización en investigación científica o adopción plantea una de las discusiones más sensibles en torno al estatus moral del embrión. ¿Un derecho sin límites? El análisis bioético también plantea la necesidad de cuestionar si el deseo de ser padres constituye un derecho. Ejemplos como la decisión de concebir a sabiendas de portar una enfermedad genética grave, o el acceso a la maternidad y paternidad en edades avanzadas gracias a las TRA, obligan a reflexionar sobre el principio de no maleficencia, es decir, la obligación de no causar daño. En este contexto, la protección del interés superior del niño debe ser la prioridad, por encima de la satisfacción del deseo adulto. Dignidad humana La bioética personalista aporta una mirada que coloca en el centro la dignidad intrínseca de todo ser humano, desde la concepción hasta la muerte natural. Desde esta perspectiva, el embrión no es un simple material biológico ni una mera “vida en potencia”, sino un ser humano en sus primeras etapas de desarrollo, dotado de un valor inviolable. Asimismo, esta corriente subraya que la gestación no puede ser concebida como un servicio ni como un objeto de transacción, sino como una relación profundamente humana en la que el niño -ser vulnerable y dependiente- debe ocupar el lugar principal. La libertad reproductiva de los adultos, por tanto, encuentra sus límites en el respeto por la dignidad y el bienestar del hijo. Conclusión El avance de la biomedicina abre posibilidades inéditas para la realización del deseo de ser padres. No obstante, la bioética -y de manera especial la bioética personalista– recuerda que no todo lo técnicamente posible es moralmente admisible. El debate actual no busca anular la aspiración legítima de formar una familia, sino garantizar que dicha aspiración se concrete dentro de un marco que proteja la dignidad humana, promueva la justicia y coloque en el centro el bienestar del niño concebido. (*) Abogada. Especialista en Bioética. Integrante del comité de Bioética del Incucai (antes, de la SAU y del Hospital Vélez Sarsfield). Directora Regional para Latinoamérica, división Bioethx, Aquas.inc. (Washington DC). Consultora.

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