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Concordia » Despertar Entrerriano
Fecha: 15/09/2025 12:12
A casi cinco años de su reglamentación, la Ley de Talles en Argentina prometió un cambio profundo: que todas las personas, sin importar su cuerpo, pudieran acceder a ropa que realmente les quede bien. ¿Pero qué tan accesible es hoy conseguir una prenda que se ajuste al cuerpo real y no al estereotipo? ¿Se respetan los talles? ¿Se ofrece variedad o todo queda en la etiqueta? Desde Despertar Entrerriano salimos a recorrer los comercios de Concordia para poner a prueba la norma en la vida cotidiana. ¿Qué encontramos? Una realidad diversa, donde la intención convive con las limitaciones del mercado. Qué dice la Ley de Talles La legislación establece que toda persona física o jurídica que fabrique, confeccione, importe o comercialice indumentaria para mayores de 12 años debe cumplir con el Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles (SUNITI). Esto implica que las prendas deben estar correctamente etiquetadas con el talle real, basado en medidas corporales estandarizadas, y que esta información debe estar disponible al público —ya sea en vidrieras físicas o sitios web—. Sin embargo, un punto clave es que la ley no obliga a los comercios a tener todos los talles disponibles de cada prenda, sino a identificarlos correctamente. Es decir, no exige una oferta completa, sino una identificación estandarizada. Realidades diversas en los negocios locales Durante el recorrido por el centro de Concordia, observamos una realidad dispar en cuanto a la aplicación de la Ley de Talles. Muchos comercios que se abastecen en mayoristas —como los de Flores o Avellaneda— reconocen que suelen manejar talles únicos o más reducidos, lo que limita la variedad disponible. En cambio, aquellos que trabajan directamente con fábricas o confeccionan prendas localmente, tienden a ofrecer una gama más amplia, que incluye talles grandes y especiales. En uno de los primeros locales visitados nos contaron que suelen traer prendas desde el talle S hasta el XXXL, y que el uso de algodón —al ser un tejido más adaptable— permite que un talle M, por ejemplo, abarque un rango que va del 38 al 40. “Cualquier persona que nos visite encuentra talle, grande o chico”, aseguraron. Además, destacaron que el hecho de comprar directamente a fábricas de Buenos Aires y Rosario —y no a mayoristas— les permite cumplir con lo que exige la ley. Otro comerciante, cuyo público objetivo son mujeres de diferentes edades y contexturas, explicó que su prioridad es que el talle que indica la etiqueta se corresponda con la prenda real. “Lo importante es que la etiqueta coincida con lo que realmente calza”, señaló, reforzando la idea de una indumentaria que no genere frustración al momento de probarse. En otro local, dedicado principalmente a ropa informal, nos comentaron que trabajan con jeans del talle 36 al 44, remeras básicas en seis talles diferentes y algunas prendas de talle único. Sin embargo, advirtieron que hay factores que dificultan ampliar la oferta: “Las prendas grandes son más caras porque llevan más tela y las fábricas las venden a mayor precio”. La oferta amplia también se refleja en comercios que trabajan exclusivamente con fábricas. En uno de ellos, nos indicaron que cuentan con talles de adultos que van del 38 al 56 y pantalones del 38 al 70, tanto en ropa formal como informal. “Esto nos permite abarcar un público muy amplio”, dijeron. Finalmente, un local que trabaja con una fábrica propia destacó el valor de producir todos los talles, incluidos los especiales. “Tenemos una línea que fabrica hasta doble y triple XL, tanto para hombres como para mujeres. Siempre orientamos a los clientes que buscan talles grandes hacia ese sector. La demanda existe y, gracias a Dios, nunca tuvimos quejas; los clientes se van conformes”, afirmaron con orgullo. Un derecho vigente, un desafío en construcción La diversidad corporal existe, pero la oferta aún no la refleja en todos los locales. Y aunque la ley avanza en garantizar derechos, su cumplimiento real aún depende, en muchos casos, de decisiones comerciales, proveedores disponibles y compromiso con la inclusión. Fuente: Despertar Entrerriano
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