15/09/2025 09:35
15/09/2025 09:35
15/09/2025 09:34
15/09/2025 09:33
15/09/2025 09:31
15/09/2025 09:31
15/09/2025 09:30
15/09/2025 09:30
15/09/2025 09:30
15/09/2025 09:30
» Misioneslider
Fecha: 15/09/2025 07:41
El anhelo del sueño americano Por años se aferró al sueño americano, ese que muchos anhelan: trabajar duro, levantar una casa, poner un negocio, asegurarle el futuro a su hija. Mario Robles, de 25 años, argentino de nacimiento y mexicano por elección, cruzó la frontera con la esperanza de cumplirlo. Pero apenas pisó suelo estadounidense, fue arrestado y enviado de regreso. La travesía y la decepción Lo deportaron el jueves a la madrugada junto a otros nueve argentinos desde Estados Unidos luego de una travesía que dejó cicatrices físicas y emocionales. “Lo más importante no es la plata, es la familia”, dice hoy, sentado en la cocina de la casa de su mamá en Villa Clara, Entre Ríos, y con los ojos puestos en México, donde lo esperan su esposa y su hija de tres años. El sacrificio por un futuro mejor Habla pausado, con el acento del país que lo arropó los últimos siete años de su vida y que tuvo que adoptar a la fuerza «para no llamar tanto la atención». Entre mates, admite lo que tardó tanto en entender: “Nunca más en mi vida volvería a hacer algo así”. La decisión de buscar el sueño americano Todo empezó hace tres años, cuando su suegro falleció. Era él quien lo iba a ayudar a juntar el dinero para cruzar a Estados Unidos, ese primer gran escollo para quienes intentan alcanzar el llamado “sueño americano”. El intento fallido y la vuelta a casa Salió de México el 16 de agosto rumbo a la frontera. Lo hospedaron dos días, como a tantos otros que esperan su turno para cruzar. El lunes 18 le tocó a él. Desde ese momento, empezó el operativo clandestino. Caminaron guiados por los coyotes, cruzaron el famosísimo Río Bravo y, ya del lado estadounidense, los subieron a una camioneta con destino a San Antonio, Texas. Eran once personas, camufladas bajo mantas, en una caja cerrada. El aprendizaje y la recomendación final De los otros diez que viajaban con él, no volvió a saber nada. Cree que quizás lograron cruzar, o que los llevaron a otro centro. El sueño terminó cerca de la frontera. Pasó tres días en la llamada «hielera», una especie de comisaría, sin ducharse, rodeado de desconocidos que, como él, perseguían la ilusión de una vida mejor. Luego fue trasladado a un centro de detención en Texas, donde estuvo tres semanas y compartió espacio con personas de diversas nacionalidades. El regreso y las reflexiones Después de estar un mes detenido, 40 horas de vuelo, y un micro hasta su pueblo natal, Mario encontró algo de alivio. Aunque asegura que si Argentina estuviera mejor, nunca se habría ido, tampoco reniega de sus raíces. El verdadero valor de la experiencia Ahora, lo único que quiere es volver a México, para reencontrarse con su familia, dejar atrás los barrotes, los controles, la incertidumbre. Y si bien el sueño americano lo dejó golpeado, el regreso a su casa le hizo pensar en su infancia.
Ver noticia original