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» El Ciudadano
Fecha: 15/09/2025 00:28
Texto y fotos: Juanjo Cavalcante La historia lo quiso así y algo de razón tiene. Es que otras no podían ser las que rompieran la hegemonía de Unión y lograran darle a Rosario la primera Copa Santa Fe femenina de su historia. Ellas, las Pioneras. A las que Adriana Lofiego le abrió las puertas del club para que la pelota rodara por barrio Ludueña y ahí llegan al punto más alto de la provincia: son las campeonas, las mejores de todo Santa Fe. Pero como alguien decía pegado al alambrado: «Si no se sufre, no es Social». Porque la historia arrancó muy adversa, perdiendo 2-0 como local y todo parecía definido. Pero ahí la gente con su empuje levantó a las pibas, los fuegos artificiales despertaron a todos en el barrio e hicieron efecto en el campo de juego. Y encima las que entraron desde el banco, renovaron la ilusión. Primero descontó Mayra Mansilla y sobre el final lo igualó Valentina Figueroa. El partido terminó 2-2 y el título se definiría por penales. Ahí los nervios le jugaron en contra a las juveniles tatengues, que fallaron tres de los cinco que patearon, mientras que las pibas del Verde tuvieron un poco más de eficacia y se quedaron con la gloria eterna al imponerse 3-2 en la tanda. El penal errado por Paye desató el delirio de todo el club, de todo un barrio. Abrazos, llanto, gritos de desahogo y mucha alegría. Desde las nenas de sub 8 hasta las que quedaron afuera del equipo, las pibas que estuvieron cuando todo arrancó de la mano de Adriana hastas las últimas que llegaron hace unos meses. Todas se fundieron en un sólo grito: «Social Lux campeón de la Copa Santa Fe». Porque ahora como se ve en una bandera, «Desde el norte hasta el sur, brillará la verde y blanca del glorioso Social Lux», en todo lo largo y ancho de la provincia, las futbolistas de Mercadito son las mejores de la provincia, para alegría de ellas y de Adriana, que las guió y ahora disfruta de todo lo que logran sus pibas, en el momento más importante del club en 85 años de historia. El sol salió para un barrio y ahora tiene que disfrutarlo, porque estas alegrías no se dan todos los días. Y menos con todo lo que vivió antes de conseguirlo.
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