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Gualeguaychu » Reporte2820
Fecha: 14/09/2025 17:39
Eduardo Saino y Marcelo Van Zandweghe se llevaron todas las miradas con su Chevrolet Chevy 1955 que deslumbró en el Corsodromo. Conocé la historia del auto clásico que transita las calles de Gualeguaychú. Gualeguaychú tiene su representante en la ruta de los autos clásicos a través de la Edición 22 del Gran Premio Argentino Histórico: una Chevy que guarda una historia curiosa y emotiva. Tras partir desde Recoleta y llegar a Gualeguaychú, la Chevy hoy recorre la Mesopotamia de la mano de Eduardo Saino y Marcelo Van Zandweghe, dos pilotos que se animaron a vivir su primera carrera de regularidad. “Hace mucho que el Automóvil Club me viene invitando”, cuenta Eduardo a R2820. “Nunca habíamos corrido ni yo ni Marcelo, pero esta vez se dio la oportunidad y dijimos: ‘vamos a participar’. Además, tiene un fin solidario, lo que hizo que nos entusiasme aún más”. Eduardo es un ex gendarme retirado con una extensa trayectoria. De joven manejó este clásico en las calles de la ciudad y un día lo encontró abandonado debajo de un árbol en la guarnición militar de Campo de Mayo. Marcelo describe la experiencia de esta carrera con pasión: “Me encanta manejar, me encantan los fierros. Tengo otro Chevy Serie 2, así que nacimos con los autos. Esta es la primera carrera de regularidad que corro y desde que compramos el equipo, un tacómetro con cronómetro de alta resolución diseñado por un argentino en Mendoza, hace 15 días que no duermo: planificando, estudiando, calibrando”, dice con una sonrisa. Pero la protagonista indiscutida es la Chevy. Eduardo revela su historia: “Esta Chevy es de una persona de Gualeguaychú y estuvo abandonada en Campo de Mayo durante 13 años. El propietario tuvo un accidente y no pudo recuperarla; luego falleció su señora, y quedó en sucesión. La restauramos porque mi hijo y amigos me convencieron de que era un auto con historia, y hoy nos da muchas satisfacciones”. El auto, que estuvo bajo un árbol durante años, volvió a la vida para ser parte de esta aventura, mostrando su interior impecable, lleno de relojes y cronómetros, listo para enfrentarse a los desafíos de la carrera. Entre mates, planificaciones y kilómetros de ruta, Eduardo y Marcelo no solo comparten su pasión por los autos, sino también la emoción de devolverle brillo a una Chevy que es mucho más que un clásico: es un pedazo de historia de Gualeguaychú sobre ruedas.
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