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  • La incertidumbre esencial de las transiciones

    » El litoral Corrientes

    Fecha: 14/09/2025 08:54

    Si la democracia es un proceso de institucionalización de los conflictos, no menos cierto es que se trata también de un sistema donde los sectores políticos están sometidos a la incertidumbre futura. Nadie puede asegurar qué hará el próximo funcionario que asuma ni qué decisiones realmente tomará. En este sentido el actual proceso transicional del poder de Gustavo Valdés a su hermano Juan Pablo, no es la excepción. La situación de la sucesión de Valdés-Valdés es una continuidad de una alianza gobernante pero no deja por ello de ser una transición, con menos tensión, sin duda, que si se tratara de la sucesión de fuerzas antagónicas enfrentadas en los comicios. La historia reciente demuestra que la sucesión Ricardo-Arturo Colombi y luego Ricardo Colombi-Gustavo Valdés tuvo un traspaso de gobierno institucionalmente tranquilo aunque la puja por el poder posterior fue subiendo de temperatura que culminó con la ruptura política de dos sectores dentro del partido que lidera la coalición. Las transiciones tienen al menos dos dimensiones visibles: una etapa de retirada de la gestión de funcionarios por un lado y por otro, la instauración de nuevos actores con poder de decisión en la gestión futura. El recambio en Corrientes se da como continuidad dentro de una alianza de gobierno y por lo tanto la tarea consiste en producir cambios manteniendo la unidad del espacio y evitando la dispersión. La tarea también consiste en mitigar las tensiones y articular las diferencias. El responsable de esa difícil tarea es el nuevo gobernador porque tiene la facultad de nombrar no sólo ministros sino funcionarios de segundo y tercer grado de la burocracia estatal. El funcionamiento cotidiano de la maquinaria del gobierno está en manos de subsecretarios, interventores de organismos autárquicos, entes descentralizados, directores de administración que pueden ser cambiados con la impronta del que llega a la casa de gobierno y obedece a varias razones: el grado de confianza, la calificación técnica para el cargo que busca específicamente mejorar o cambiar las dinámicas y calidad de gestión o simplemente “pagar a los socios” la lealtad al proyecto electoral que lo depositó el sillón de gobernador. La semana que culmina dejó por lo menos dos hechos que permiten una lectura en clave de nuevos tiempos o al menos abre la puerta a conjeturas. El jueves pasado Info D Radio 106. 3 publicó declaraciones del ministro de Salud, Ricardo Cardozo, al menos llamativas. “Dejamos una planificación sanitaria con obras y proyectos para la próxima gestión”, afirmó durante una visita a Ramada Paso. Recordemos que Cardozo ocupa el cargo desde 2015-17 con Ricardo Colombi y luego los dos periodos de Gustavo Valdés. También días atrás el Banco de Corrientes llamó a Asamblea para el dia 22 de este mes con el objetivo de llevar adelante la designación de dos accionistas para aprobar y firmar el acta de Asamblea, la remoción y designación de los miembros titulares y suplentes de la Comisión fiscalizadora y la remoción y designación de miembros titulares y suplentes del Directorio. Las especulaciones indican que se van a producir cambios, algo que puede ser leído en clave política. ¿Puntapié inicial de un camino? El tiempo irá develando el misterio. Escenario nacional Los gobernadores Martín Llaryora (Córdoba), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Carlos Sadir (Jujuy), Gustavo Valdés (Corrientes) y el ex gobernador de Córdoba y el candidato a diputado nacional Juan Schiaretti participaron de la reunión de Río Cuarto el viernes pasado donde pidieron más y mejor diálogo al gobierno nacional. El pedido se da en un contexto conflictivo creciente con Presidencia de la Nación que en las últimas horas sumó el veto al reparto de fondos de los Aportes del Tesoro Nacional. Parado en un estrado nacional Valdés dijo estar “cansado de ir a Buenos Aires como gobernador y que me atiendan funcionarios de tercera línea. Necesitamos que verdaderamente nos escuchen. Este es el primer grito de los provincianos”. “Tenemos que dejar de ser el interior para convertirnos en la República Argentina. Necesitamos un proyecto de país que nos tenga absolutamente a todos”, afirmó. Esta enunciación es sin duda de un actor que forma parte del escenario nacional ya que habla de y desde la construcción de un espacio federal. Se abre aquí también un interrogante sobre la transición y el papel de Gustavo Valdés que tuvo y tiene un papel central en el grupo Provincias Unidas. ¿Cuál será su papel en la política nacional después del 10 de diciembre? La transformación del poder real es una pérdida, a veces lenta, del protagonismo del que se retira y a la vez, es el inicio del camino del que llega al mando. Acá el asunto se divide en dos planos: el provincial y el nacional. En el plano provincial el recién llegado debe elegir colaboradores, hecho que modifica las relaciones entre sectores de la alianza y por lo tanto algunos vínculos se tensan. ¿En quién confía un gobernador? Fue la pregunta que hicimos a Juan Pablo Valdés en Hoja de Ruta. “El gobernador confía en el gobernador y en su equipo” respondió sin dudar. A reglón seguido habló de la transición que lleva adelante en Ituzaingó con el jefe comunal electo Emilio Nicolas, pero no abundó en detalles de cómo será la transición con su hermano. Juan Pablo Valdés está en el umbral de esta transición y lo que veremos en las próximas semanas son reuniones, llamados telefónicos, acercamientos y guiños a personas y sectores que conformarán el nuevo elenco de posibles funcionarios a corto o mediano plazo. Los gobernadores electos en los últimos periodos llegan con una maquinaria electoral eficientemente liderada por la UCR y una gran diversidad de partidos con poca relevancia individual a la hora de juntar votos. El mapa de alianza muestra una gran fragmentación que no expresa un universo plural de ideas sino la necesidad de dirigentes medios de lograr un protagonismo lateral. El problema es, entonces, saber dónde reside el poder de nombrar a funcionarios de gobierno. ¿En el gobernador que se va? ¿En el que llega? ¿En el partido? El gobernador que llega tiene el mandato de la ciudadanía pero también la sombra del que se va (o no se va). La oposición como alternativa de triunfo Un sistema institucional robusto necesita de una oposición competitiva que pueda llegar al poder, algo que en los últimos 20 años no hubo en la provincia y cuya consecuencia es la actual hegemonía de la alianza de gobierno. El arte de la política implica también, un proceso de ajuste interno de los espacios perdedores que deberán resolver como tramitar el malhumor y superarlo con una oferta electoral atractiva y competitiva. Los espacios que cuentan con mejores estructuras y cuadros en todo el territorio son el Justicialismo y el sector disidente de la UCR liderada por Ricardo Colombi. En el actual sistema de alianzas el PJ y R. Colombi funcionan como articuladores de las disidencias de una multiplicidad de partidos de cada espacio que no representa una pluralidad de identidades. El llamado grupo Alondra fue un intento fallido de creación de un espacio alternativo que entró en un estado deliberativo que no logró articular sus diferencias ni definir liderazgos. La propuesta de la Libertad Avanza no sedujo al electorado correntino tal vez porque apeló con énfasis exagerado al argumento de ser representantes del gobierno de Javier Milei en la provincia sin el tono ni el contenido local que lo identifique con los problemas de este lugar y no de otro. El electorado correntino prefiere liderazgos fuertes pero atildados y sobre todo plantados en este indómito suelo. Ni liderazgos dudosos ni órdenes de Buenos Aires. Ni estados deliberativos eternos y ni voces altisonantes. Para las elecciones locales se requiere tono correntino para temas correntinos. En todos los casos, después de las elecciones nacionales, se abrirá una instancia de deliberación interna en estos espacios absolutamente necesarios para la vida republicana. El sistema será mejor y de mayor calidad cuando las oposiciones sean firmes y con posibilidades de ganar elecciones. Por lo tanto, aparece en el horizonte una etapa transicional también en las oposiciones dispersas del sistema político correntino.

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