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» Elterritorio
Fecha: 14/09/2025 06:22
Desde el inicio de la causa fue clave el aporte de un menor que vio el hecho. Sobresalen el valor y compromiso de sus padres para acompañarlo, a pesar del temor latente. sábado 13 de septiembre de 2025 | 23:30hs. Imagen de archivo. "Quiero aclarar que esta va a ser la última vez que traigo a mi hijo a declarar. Yo quiero que se haga justicia, pero mi hijo tiene terror a los policías a raíz del hecho. Mi hijo no duerme por las noches, bajó sus notas en la escuela y tiene mucho miedo. Sabemos que los policías están en libertad y tenemos miedo". De esta manera cerró su declaración en sede judicial la madre del menor considerado el testigo clave en el expediente que investiga a los tres policías obereños imputados por generar el siniestro vial que padeció Agustín Ramírez (27), quien despistó con su moto y a consecuencia de ello afronta gravísimas secuelas permanentes. Dicho testimonio se registró el 8 de noviembre del 2022 ante el juez de Instrucción Dos de Oberá, Horacio Alarcón, ocasión en que la mujer corroboró la versión de su hijo (entonces de 11 años) y aportó varios datos sensibles para la causa. Por ejemplo, aseguró que la misma noche del hecho, el sargento primero Ariel David Canteros (47) fue a su casa y le preguntó si había visto algo, siendo que el citado fue quien manejaba el móvil implicado y es uno de los tres imputados. Además, contó que una vez que la ambulancia trasladó a la víctima al Hospital Samic, Canteros y los otros integrantes de la patrulla "alumbraban el paragolpes del móvil como viendo si había marcas", al tiempo que después "vi que los tres se acercaron a la moto y los tres se rieron fuerte a las carcajadas". Los otros policías imputados son el oficial subayudante Nicolás Maximiliano Skripchuk (27) y la agente Camila Betiana Canteros (26). Secuencia del hecho El siniestro que se investiga se registró la noche del 16 de agosto de 2022, cuando Agustín Ramírez regresaba a su casa después del trabajo. Armando Márquez, quien era su patrón, declaró que “ese día estuvo conmigo en la verdulería que se encuentra en la misma dirección que mi domicilio, y se retiró del local aproximadamente a las 21.05”. “Según lo que recuerdo, salió y subió a su moto, la cual siempre dejaba estacionada en la esquina de Noruega y del local. Se retira y se marcha por calle Lavalle, según lo que logro recordar, debido a que era una ruta que realizaba diariamente”, mencionó. Alrededor de cinco minutos más tarde, el joven fue interceptado por un móvil policial, supuestamente porque tenía la luz trasera quemada, tras lo cual se inició una persecución que concluyó con el despiste del rodado menor, mientras la patrulla continúo su marcha y abandonó la escena con el joven agonizando. En el expediente está probado que el móvil del Comando Sur persiguió al motociclista sin encender la sirena. En ese contexto, para la querella que representa a la víctima los policías incurrieron en “maniobras de hostigamiento y persecución injustificada, maliciosa e ilegal contra la motocicleta conducida por la víctima”. El despiste se registró sobre calle Catamarca, entre Urquiza y Quintana, en Villa Vick de Oberá. El testigo clave Desde un primer momento resultó fundamental el aporte de un menor que entonces tenía 11 años y fue testigo presencial del siniestro. Declaró ante la policía y en sede judicial, sin contradicciones y notable firmeza. Contó que esa noche su mamá le pidió que vaya a comprar a un kiosco cuando observó la secuencia que marcó su vida. “Yo estaba a unos 50 metros, la moto venía rápido y la policía venía atrás, venía cerca de la moto y la moto cayó, chocó contra un cordón y la moto voló y el chico cayó. Cuando cayó el muchacho de la moto, la policía estaba cerquita de la moto y dio marcha atrás y se fue por la derecha, por la calle Quintana. Estaba solo yo viendo cuando pasó todo, y ahí le avise a un vecino que llame a la ambulancia”, precisó. Reconoció que se asustó mucho porque “el que manejaba la moto estaba quieto, como que estaba muerto”. “Después, cuando comenzaron a llegar los vecinos, el chico comenzó a gritar de dolor, en eso mi mama salió fuera de la casa y me mandó dentro”, recordó. Sobre la persecución, mencionó que “el móvil de la policía estaba a un metro más o menos de la moto cuando le estaba siguiendo, y cuando la moto chocó contra el cordón la policía estaba a unos tres metros, más o menos. En ese momento que la moto choca el cordón, la policía que venía circulando en el mismo sentido, pone marcha atrás y se va”. Consultado al respecto, no supo precisar si la moto y la patrulla tenían luces, pero afirmó que “la sirena estaba apagada, la policía tenía apagada las luces de arriba, las luces azules”. “Fueron los policías” Así como el aporte del menor fue clave, también lo fueron el valor y compromiso de sus padres para acompañarlo en el proceso. “(…) él me decía ‘mami yo vi todo, fueron los policías mami, fueron lo policías’, y estaba asustado”, declaró la mujer ante el juez Alarcón. Mencionó que luego, con su esposo le pidieron al chico que les contara lo que había visto: “Mi hijo me dice que vio que venía la moto y la policía atrás, como jugando carrera y vio que la policía venía atrás de la moto muy pegado, muy cerquita. No sabe si el chico chocó contra el bulevar o el móvil de la policía le chocó, porque en ese sector de la calle es muy oscuro”. Siempre según los dichos del menor, su mamá agregó que “el móvil de la policía venía sin las luces de adelante prendidas ni las balizas, no tenía ni las sirenas prendidas ni las luces propias del vehículo. La moto sí venía con las luces prendidas”. Temor latente La progenitora también se refirió al accionar posterior del conductor de la patrulla implicada. “El policía Ariel Canteros fue a mi casa y preguntó si vimos algo, y como mi hijo nos había contado que fue culpa de la policía, teníamos miedo de contar, por eso le dijimos que no sabíamos nada. Canteros fue a mi casa fue después de que le llevaron al chico, antes de que llevaran la moto”, declaró. En otro tramo, indicó que la policía solicitó que su cuñado fuera testigo del traslado de la moto de Ramírez, “mientras tanto él (Ariel Canteros) juntamente con los otros dos alumbraban el paragolpes del móvil, como viendo si había marcas”. Y agregó un dato inquietante: “Vi que los tres se acercaron a la moto, los tres se reían fuerte a las carcajadas”. Sobre el citado Canteros, dijo conocerlo porque “el hijo de él va al mismo jardín de infantes que mi hijo menor y es una persona que no sabe tratar con la gente, es muy personaje”. Por otra parte, para la querella el accionar de los policías constituye los delitos de “abandono de persona agravado por la calidad de funcionarios públicos, lesiones gravísimas calificadas e incumplimiento de los deberes de funcionario público, todo ello en concurso real”. “Con esta imputación tan grave y las sobradas pruebas que existen en el expediente, es una falta de respeto que tengamos a estas tres personas trabajando para la Policía de Misiones, lo que pone en riesgo no sólo a la víctima y a su familia, sino también a la comunidad toda”, alertó el querellante Rafael Núñez. Las contradicciones de los imputados El pasado 4 de septiembre, la querella que representa los intereses de Agustín Ramírez solicitó la elevación a juicio del expediente penal y la inmediata detención de los tres imputados, ya que estando en libertad podrían interferir en el proceso, sobre todo porque continúan en funciones. Con relación al expediente, en sede judicial Camila Canteros afirmó que “no fue una persecución, sino que le seguimos (a Ramírez) por la misma calle porque no tenía luces traseras”. Ariel Canteros reconoció “comenzamos en calle Salta y Erasmie, él nos pasa y yo empiezo a intentar alcanzarlo, unas 6 cuadras aproximadamente”. Por su parte, el oficial Skripczuk habló de “seguimiento de 5 cuadras y media, durante tres o cuatro minutos”. A decir de la querella, tales versiones “constituyen una contradicción insalvable, ya que mientras Camila Canteros negó la persecución, Ariel Canteros y Skripczuk la reconocieron expresamente”.
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