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  • Cirugías íntimas femeninas: el auge en Argentina y el mundo

    » Misionesparatodos

    Fecha: 13/09/2025 09:11

    Más de 4.000 mujeres en Argentina optaron por cirugías íntimas en 2024, una tendencia que refleja un cambio cultural y médico. Los números hablan por sí solos: según el informe 2024 de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS), a nivel mundial se realizaron 210.633 labioplastias y 75.719 procedimientos de rejuvenecimiento vaginal quirúrgico. Sumando otras cirugías de genitales externos, el total asciende a 373.531 intervenciones íntimas femeninas en todo el mundo durante 2024. En Argentina, las cifras fueron 2.554 labioplastias, 912 rejuvenecimientos vaginales quirúrgicos y 547 cirugías genitales externas, totalizando 4.013 procedimientos íntimos. Para dimensionar estos números, conviene considerar que en el país se llevaron a cabo 209.760 cirugías plásticas en total, lo que significa que cerca de 1 de cada 52 intervenciones correspondió a estética genital femenina. Estos datos reflejan un fenómeno en crecimiento que, muchas veces, se combina con la cirugía de aumento mamario, el procedimiento más popular del país con 28.819 intervenciones anuales, seguido por el levantamiento de mamas (11.309) y la reducción mamaria (9.029). En total, las cirugías mamarias sumaron 59.371 procedimientos, lo que representa el 28,3% de todas las intervenciones estéticas realizadas en Argentina. La tendencia revela algo más profundo que los números: un cambio cultural en la forma en que las mujeres abordan su bienestar integral y su sexualidad. “Este auge de la estética genital femenina genera cada vez más interés, aunque aún se habla poco de él abiertamente”, explica el cirujano plástico Juan Manuel Seren (MN 107.174), quien observa esta evolución desde su consulta diaria. A nivel global, la distribución por edades de quienes se someten a cirugía genital externa muestra patrones significativos: el 48,4% corresponde a mujeres de 18 a 34 años (180.789 procedimientos), seguido por el grupo de 35 a 50 años con un 40,5% (151.280). Procedimientos combinados en una sola cirugía Una de las características más llamativas de esta tendencia es la frecuente combinación de procedimientos. “La cirugía mamaria suele considerarse el procedimiento ‘grande’, mientras que el rejuvenecimiento vulvar puede asociarse como una cirugía ‘pequeña’ adicional, realizándose ambas en el mismo día sin inconvenientes”, detalla Seren, reconocido por su técnica de rápida recuperación basada en el protocolo ERABAS (Enhanced Recovery After Breast Augmentation Surgery). Según confirma, “los combos de ‘mama y vulva’ son comunes” en su práctica. Esta estrategia no solo resulta práctica para las pacientes, sino que también responde a la búsqueda de una armonía corporal integral. El perfil típico en Argentina corresponde mayoritariamente a mujeres de entre 25 y 55 años que buscan recuperar confianza y bienestar. La lógica es sencilla: mientras la paciente está bajo anestesia para el procedimiento mamario principal, se aprovecha la oportunidad para realizar intervenciones menores en la zona íntima. Esto reduce riesgos anestésicos, optimiza tiempos quirúrgicos y facilita una recuperación integral. El rol del ginecólogo en el diagnóstico y derivación Desde la perspectiva ginecológica, Jorge Pardo (MN 107.020), especialista en Ginecología y Obstetricia y coordinador médico del Grupo Naitre, confirma esta tendencia: “En los últimos 10 años se observa un aumento marcado de este tipo de consultas. En general, se comienza consultando por asociaciones con prolapso, lesiones del periné posparto o cicatrices de episiotomía”. El especialista señala, además, un cambio generacional: “Las consultas han aumentado en mujeres más jóvenes. En ese contexto, siempre asociado a algo patológico, empiezan a animarse a consultar también por motivos estéticos”. Esta evolución refleja un cambio más amplio en la sociedad. Las generaciones más jóvenes, criadas en un entorno de mayor apertura sexual y acceso a información, se muestran más dispuestas a buscar soluciones para problemas que antes se consideraban “normales” o inevitables en el cuerpo femenino. Más allá de lo estético: razones médicas y funcionales Las motivaciones tras estos procedimientos van más allá de lo estético. El Dr. Pardo menciona casos como los “labios en alas de mariposa”, una condición donde el crecimiento del labio mayor genera incomodidad durante las relaciones sexuales, provocando dolor en la penetración. Los cambios post-maternidad también son relevantes. “Después de ser madres, muchas mujeres experimentan una deformación vulvar por la episiotomía, lo que puede causar molestias al realizar actividad deportiva, en la playa o durante las relaciones sexuales”, explica Seren. El paso del tiempo, los cambios hormonales y los partos naturales afectan la salud y apariencia genital. Durante el parto vaginal, los músculos se estiran para permitir el paso del bebé, lo que puede llevar a pérdida de tono y elasticidad. La menopausia, el envejecimiento y ciertas condiciones médicas también contribuyen a la flacidez o debilitamiento. Las razones abarcan desde incomodidad física hasta impacto psicológico. Muchas pacientes reportan vergüenza incluso al usar traje de baño debido a la apariencia de sus genitales, lo que afecta su seguridad y autoestima. Además, con la edad, especialmente después de la menopausia, puede producirse una atrofia de los labios mayores que compromete funcionalidad y estética. Los procedimientos más demandados Cada intervención responde a necesidades específicas. La reducción de labios menores se solicita cuando estos son largos o se enrollan, causando dolor durante las relaciones. El relleno de labios mayores busca restaurar volumen, y las inyecciones en el punto G mejoran la respuesta sexual. Contrariamente a lo que muchas creen, son procedimientos “simples, rápidos y bien tolerados”, asegura Seren. Una labioplastia puede demorar apenas 10 minutos, mientras que la inyección en el punto G se realiza con anestesia local y una sola aplicación. Pardo agrega: “Algunas cirugías son mínimamente invasivas, como los tratamientos inyectables o la resección de un pequeño tejido con sutura. Otras son más extensas, pero la recuperación suele ser buena, rápida y con bajo nivel de molestia. Se compara con la recuperación de una episiotomía o desgarro vaginal posparto. Son tejidos que cicatrizan muy bien”. La paciente puede retomar su vida normal en una o dos semanas. La tasa de satisfacción es alta. Según Pardo, “a diferencia de una cirugía de rostro o mamas, en la cirugía vulvar casi siempre el resultado supera ampliamente la condición previa”. Esto se debe a que “el tejido vulvar, como el vaginal, tiene gran capacidad de regeneración y notable elasticidad”. Un cambio cultural en proceso La creciente demanda refleja una evolución social. Sin embargo, sigue siendo un tema sensible que requiere abordaje cuidadoso. Seren indica que alrededor de 10 de cada 100 pacientes solicitan directamente este procedimiento. La comunicación exige sensibilidad. Muchas veces la conversación surge de mujer a mujer, por ejemplo, a través de una instrumentadora. No obstante, la recomendación entre especialistas es clara: primero consultar al ginecólogo de cabecera, quien derivará a un cirujano plástico con la formación específica en cirugía reconstructiva de vulva. Esta colaboración es clave porque “se cruzan dos especialidades: los ginecólogos realizamos muchas cirugías reparadoras de vagina y vulva, pero no avanzamos del todo en estética; en cambio, los cirujanos plásticos sí”, explica Pardo. Más allá de lo estético o funcional, los beneficios abarcan un bienestar integral. “Esta cirugía puede cambiar la seguridad, la sexualidad y el estado de ánimo de la paciente”, afirma Seren. El impacto psicológico es profundo: muchas mujeres que convivieron años con molestias descubren que lo “normal” tiene solución. Esto transforma no solo su vida sexual, sino también su autoestima y bienestar general. En definitiva, lo que se está transformando es la relación de las mujeres con su cuerpo y su derecho al bienestar integral. Ya no se trata de resignarse, sino de buscar activamente soluciones que mejoren la calidad de vida. Fuente: Revista Noticias

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