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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 13/09/2025 06:36
Javier Milei junto a Francos, Caputo y Catalán Milei está atrapado en su laberinto. Aferrado a su catecismo, no parece encontrar la salida del berenjenal político en el que quedó enredado en plena campaña. La debacle electoral no lo movió de su eje. No hizo autocrítica. No emitió señal alguna de cambio de equipos ni de estrategia. Todo se mantiene en el mismo lugar. La culpa es del otro. Karina Milei, responsable del armado en la provincia de Buenos Aires, emergió empoderada de la catástrofe de las urnas. Sus cuestionados asesores permanecen en sus cargos, sentados en la mesa del poder. Más o menos visibles, pero activos. Eduardo “Lule” Menem, principal señalado por los audios de Spagnuolo, recibe gobernadores en su despacho de la Rosada, incluso antes que el recién designado ministro del Interior, Lisandro Catalán. “El Jefe”, como acostumbra presentar Javier Milei a su hermana, no solo ejerce por delegación el máximo poder político del país, sino que también equilibra emocionalmente al Presidente de la Nación. Ni la adversidad del resultado electoral ni el desgaste de su imagen tras las denuncias de supuesta corrupción del audiogate lograron correrla ni un milímetro de la ponderación presidencial. Esta semana, Milei edureció sus decisiones. Empeñado en evitar señales de debilidad, avanzó implacable con todos los vetos pendientes. En vísperas del Día del Maestro, vetó la Ley de Financiamiento Universitario y la Emergencia Pediátrica que afecta al Garrahan. Convocó a los gobernadores a dialogar y, al mismo tiempo, vetó la ley de ATN. La ley que redistribuye el Fondo de Aportes al Tesoro Nacional (ATN), impulsada por los 23 gobernadores y el jefe de Gobierno de la Ciudad, plantea el reparto automático del 58,8% de los recursos. La caja de los ATN se conforma con el 1% de la coparticipación y, por el momento, el Gobierno nacional está sentado sobre ese dinero y lo administra discrecionalmente. Vetar esta ley es un claro revés para los jefes provinciales. Milei sumó a Luis Caputo a la mesa de diálogo federal en un intento de diluir la contradicción. Pretende que los mandatarios con los que ha hecho alianzas electorales ayuden a traccionar a los afines hacia el redil oficialista. El chaqueño Leandro Zdero, el mendocino Alfredo Cornejo y Rogelio Frigerio de Entre Ríos fueron los primeros en contactar. No parece tan sencillo. Zdero, Frigerio y Cornejo en Casa Rosada Los gobernadores reunidos bajo la marca Provincias Unidas cerraron filas en un encuentro en la Sociedad Rural de Córdoba. Durísimos con el Gobierno, se comprometieron a trabajar para hacer caer el veto a la ley de los ATN. Martín LLaryora de Córdoba, Maximiliano Pullaro de Santa Fe, Carlos Sadir de Jujuy, Gustavo Valdez de Corrientes, Ignacio Torres de Chubut, y Claudio Vidal de Santa Cruz pasaron al frente junto a Juan Schiaretti para marcar la cancha. “Si el Gobierno quiere una foto, que busque una del 9 de Julio, que está buena y hay muchos gobernadores”, sumó irónico el correntino Gustavo Valdés. El gobernador Llaryora, anfitrión del encuentro, llamó a ponerle límites a la locura de los dos extremos y a decirle no a la crueldad. Juan Schiaretti reivindicó el orden en las cuentas públicas de los gobernadores que integran el bloque. “Lo audaz, lo nuevo, no es poner la licuadora y a los hachazos bajar el gasto. Lo audaz es tener equilibrio fiscal y social”. El mandatario salteño Saenz, que no integra el grupete que arrancó pegando el “grito federal” fue más crudo. “Vienen equivocándose mucho en el Gobierno nacional. No sé qué tiene que ver con la soberbia, con subestimar a los gobernadores que hemos acompañado desde el principio. Son palomas de iglesia…cagan a los fieles”. Para el salteño es muy difícil que los gobernadores acompañen porque no hay respeto ni reciprocidad. La oposición parlamentaria en su conjunto vela armas para enfrentar la andanada vetocrática que impulsa Milei. Los legisladores se preparan para ejercer el derecho a la “insistencia”. Se necesitan dos tercios de los votos en las dos Cámaras para rechazar los vetos. La voluntad de los diputados y senadores que expresan a los gobernadores es clave. “El rumbo no se modifica” es el mantra mileísta. “Si hay veto, hay marcha”, le responde la calle. El malestar crece. Los trabajadores del Garrahan volvieron a los medios y a la lucha. Denuncian la renuncia de médicos y paramédicos. No se reponen los cargos y los equipos se van debilitando. La atención de niños y adolescentes se demora y los tratamientos se postergan con un costo, para muchos, irreversible. Los rectores del Consejo Universitario Nacional están en pie de guerra. Advierten acerca de la renuncia de 10.000 docentes y dicen estar apagando luces para llegar a fin de año. El argumento del equilibrio fiscal es inflexible en la narrativa del libertario. Le reclaman empatía. No registra. No sabe, no contesta. La dificultad más grave que enfrenta Javier Milei es el enorme desorden que afecta a su núcleo de poder. No está logrando aplacar la feroz interna que atraviesa a su mesa chica y que se tramita a cielo abierto. “En una batalla, la victoria no depende del número de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo”, fue la cita del libro de los Macabeos con el que Milei arengó en su llegada al poder. El frente de batalla viene complicado. Los celestiales se insubordinaron. El grupo de choque digital del libertarianismo, que lleva por nombre “Las Fuerzas del Cielo” y que se presentó como “el brazo armado” del mileísmo, arremetió contra “los territoriales” que lidera Karina Milei. “Si tienen huevos, deberían dejar de usar de escudo humano a Karina Milei y dar un paso al costado en honor a la Sagrada Causa de la Libertad”, disparó Daniel Parisini (@GordoDan). El militante digital, que reporta a Santiago Caputo, cargó contra Sebastián Pareja y Eduardo “Lule” Menem, los más estrechos colaboradores de Karina Milei. “Ordene ya el equipo… venceremos”, escribió en su cuenta Parisini, el influencer libertario que se jacta de haber anticipado el desplazamiento de funcionarios desde su cuenta de X. Por el momento, el poder de fuego no le estaría alcanzando. Karina Milei y sus adláteres siguen firmes y cuentan con el respaldo presidencial. La economía cerró la semana con todas las variables en rojo. Desde el desarme de las LEFI hacia acá, la macro atraviesa turbulencias. Los números de inflación no vienen, por el momento, expresando la inestabilidad cambiaria, pero la micro no aporta buenas noticias. El consumo está planchado y la segunda quincena de cada mes es, para muchos, un páramo. Javier Milei tendrá que presentar varias batallas simultáneas si quiere llegar potente a las elecciones de octubre. Ponerle el cuerpo a la política es imperativo. No hay margen para desentenderse. El espacio que deja vacante lo ocupa la mano de obra desocupada del rezago de la casta. El anuncio de presentación del Presupuesto 2026 abre una ventana de oportunidad. Si hay verdadera voluntad de diálogo, es el momento para abrirse a la búsqueda de consensos. No hay demasiado tiempo por delante para recalcular.
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