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  • “Un país bañado en sangre”, el libro de Paul Auster sobre armas y tragedia que partió de una historia familiar

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 12/09/2025 14:39

    Charlie Kirk, otra víctima de la proliferación de armas en los Estados Unidos. (REUTERS/Mike Segar) Un país bañado en sangre, el libro de Paul Auster sobre armas en Estados Unidos cobra una inquietante actualidad tras el reciente atentado que acabó con la vida del activista Charlie Kirk. Ya en 2023, el escritor estadounidense ya había advertido sobre el peligro que representa la proliferación de armas en un país donde, según sus palabras, “los norteamericanos tienen veinticinco veces más posibilidades de recibir un balazo que los ciudadanos de otros países ricos”. En este ensayo, que cuenta con menos de cien páginas, Auster explora la relación histórica y cultural de su país con las armas de fuego. El autor inicia su relato con una confesión personal: “La verdad se reduce a lo siguiente: el 23 de enero de 1919 (...) mi abuela mató de un tiro a mi abuelo”, narra casi al comienzo del libro. Detalla cómo la mujer, separada de su esposo, subió a la planta superior para acostar a su hijo menor y tomar la pistola que guardaba bajo la cama del niño. Luego, regresó a la cocina y disparó varias veces contra su exesposo, alcanzándolo en la cadera y el cuello-. El último disparo resultó fatal. El texto de Auster no se limita a la anécdota familiar. El autor de la Trilogía de Nueva York se pregunta por qué el uso de armas parece estar arraigado en la identidad estadounidense. En su análisis, aporta datos contundentes: “Actualmente hay 393 millones de armas de fuego en poder de residentes en los Estados Unidos: más de una por cada hombre, mujer y niño de todo el país”, según una estimación reciente del hospital pediátrico del Philadelphia Research Institute, citada en el capítulo 3 del libro. Un memorial para Charlie Kirk, asesinado en plena juventud. (11 de septiembre de 2025. REUTERS/Jim Urquhart) El escritor cubano Leonardo Padura, que lo comentó para Infobae, escribió sobre Un país bañado en sangre: “El libro resulta revelador y estremecedor, documentado y sensibilizado, tremebundo por la información que maneja, analiza, sintetiza y aporta, doloroso por las evidencias que arroja: ‘el viejo oeste era un lugar más civilizado, pacífico y seguro que la sociedad norteamericana de hoy en día’, esa sociedad actual donde ocurren esos 1,4 tiroteos fatales cada jornada, porque, entre otras razones, existen en manos de sus ciudadanos 400 millones de armas de fuego”. El ensayo alterna entre la perspectiva histórica y el dolor íntimo de las víctimas. Auster observa: “Cuando hablamos de tiroteos en este país, invariablemente centramos el pensamiento en los muertos, pero rara vez hablamos de los heridos, de los que han sobrevivido a las balas y que siguen viviendo, a menudo con devastadoras heridas permanentes…”. El autor reclama una nueva conciencia colectiva para que estadounidenses de distintas ideologías encuentren un terreno común y advierte sobre la posible disolución del país si no se resuelve el problema de la violencia armada. El libro examina los factores históricos que han conducido a la actual situación, entre ellos el legado de la esclavitud, el uso de armas por parte de colonos y ocupantes del Gran Oeste, y las inconsistencias de la Carta de Derechos de los Estados Unidos. Auster también señala el papel del movimiento de las Panteras Negras en la defensa del derecho a portar armas. Explica que este grupo militante afroamericano de los años 60 utilizó una ley que permitía la portación libre de armas para exigir igualdad ante la ley, lo que provocó que se convirtieran en el principal objetivo del entonces director del FBI, J. Edgar Hoover. Paradójicamente, en la actualidad, los grupos que más se benefician de estas leyes, como los Proud Boys, pertenecen a la extrema derecha y promueven la supremacía blanca. La estructura de Un país bañado en sangre combina el ensayo con una narración autobiográfica y un fotoensayo de Spencer Ostrander. Las fotografías, en blanco y negro, muestran edificios que fueron escenario de masacres, años después de los hechos, vacíos de personas y automóviles. Auster describe estas imágenes como “fotografías del silencio… Son retratos de edificios, construcciones sombrías a veces, desagradables, emplazadas en paisajes norteamericanos anodinos, neutrales…”. Sin embargo, el autor subraya que estos lugares no son anodinos, sino campos de matanza, comparables a la jungla de Vietnam o los desiertos de Irak, y advierte sobre el riesgo de que la violencia latente se transforme en una guerra civil irreversible. Las fotografías de Ostrander aparecen al final de cada uno de los cinco capítulos, no como ilustraciones de eventos específicos, sino como un corolario visual al tema general. Esta yuxtaposición transforma las imágenes, que en otro contexto podrían parecer frívolas, en un reclamo existencial: “¡Por qué sigue sucediendo esto!”. El libro de Auster ha recibido elogios por su contundencia, pero también críticas. Por un lado, el autor reconoce que su argumento difícilmente cambiará la opinión de quienes defienden el derecho a portar armas, un derecho consagrado en 1789, cuando las armas eran rudimentarias y la esclavitud aún existía. Esta división cultural, legal y moral parece insalvable, ya que cada bando sostiene un “sentido común” opuesto. Otra crítica apunta a que la indignación moral expresada por Auster no es novedosa. Los asesinatos en masa han adquirido un carácter ritual y predecible. La facilidad con la que un joven de 18 años puede adquirir rifles semiautomáticos, municiones y chalecos antibalas en una tarde y perpetrar una masacre en menos de 24 horas, como ocurrió en Uvalde en 2022, ilustra la gravedad del problema. Esta rutina fue descrita por Stephen King en su texto GUNS (Armas), publicado en 2013, donde enumera en 21 pasos el protocolo que sigue a cada tiroteo masivo, siempre de manera predecible. "Un país bañado en sangre" , un alarido de Paul Auster También estuvo el caso de Emmett Till, un joven negro de 18 años linchado en 1955. Su madre decidió mostrar el cuerpo mutilado en un ataúd abierto para exponer la brutalidad del racismo. Auster se pregunta por qué no ha ocurrido algo similar con las víctimas de los tiroteos en Estados Unidos, pese a décadas de violencia armada. Las imágenes de niños y adultos destrozados por las balas serían insoportables y, según el autor, podrían cambiarlo todo. Un país bañado en sangre se presenta así como un testimonio urgente y un llamado a la reflexión sobre una realidad que, lejos de resolverse, se ha convertido en parte del paisaje cotidiano estadounidense.

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