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  • Lista de espera de dependencia: «El caso de mi hijo es extremo, solo quiero saber cuánto durará este infierno»

    » Diario Cordoba

    Fecha: 12/09/2025 09:53

    Basta escuchar unos minutos a Francisco García para darse cuenta de que está desesperado ante la falta de respuesta de la administración. Uno de sus tres hijos, Javier, tiene 18 años y sufre autismo con un grave trastorno de conducta que le hace ser muy agresivo que le convierte en un peligro para él y quienes le rodean. El equipo de psiquiatría de Córdoba hace año y medio que informó a sus padres de que los tratamientos farmacológicos o terapéuticos ya no tenían efecto y que era necesario su ingreso en un centro preparado para atenderlo. «Mi hijo pesa casi cien kilos, mide 1,85 metros y es muy agresivo, muerde, da patadas, rompe ventanas, puertas y tiene conductas disruptivas impredecibles», explica con la voz entrecortada, asegurando que él mismo ha sido objeto de agresiones de Javier. Cuando le informaron de la situación solicitó plaza al servicio de Dependencia y aunque le reconocieron que Javier cumple todos los criterios para el ingreso, no había plaza para él y año y medio después sigue sin haberla. «En Córdoba, no hay nada, pero sí hay centros en otras provincias de Andalucía y estamos dispuestos a desplazarnos donde sea con tal de que esté bien atendido por profesionales preparados», asevera, «no sé qué más puedo hacer, he acudido a la justicia y la jueza ha autorizado su ingreso, el fiscal de discapacidad ha instado a la delegada de Inserción Social a que busque una plaza, pero ella se remite a Sevilla y así llevamos año y medio». "He llegado a denunciar a mi hijo" En Servicios Sociales, le recomendaron que lo denunciara en caso de agresión. «He llegado a denunciar a mi hijo en el juzgado de guardia, con todo el dolor de mi corazón, después de intervenciones en urgencias, con lesiones importantes, pero eso tampoco ha cambiado nada». Cuando cumplió 18 años, Javier tuvo que dejar el colegio Santo Ángel y actualmente y de forma temporal se encuentra en un colegio de Linares, gracias a la intervención de Educación. «Allí está de lunes a viernes, pero es un colegio, no tienen personal sanitario, he tenido que salir de noche a recogerlo cuando se ha puesto enfermo o no lo pueden controlar», comenta, «en esas ocasiones no sabes qué va a pasar porque es muy corpulento y más de una vez me ha agredido también a mí». Francisco, enfermero en un centro de salud, sufre depresión aunque está en activo. «Necesito mantenerme ocupado», afirma. No entiende por qué no le informan de cuántas personas están delante de él en la lista de espera. «Dicen que ese dato es confidencial, pero el caso de mi hijo es extremo, quiero saber cuánto tiempo más durará este infierno». Suscríbete para seguir leyendo

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