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Concepcion del Uruguay » 03442noticias
Fecha: 12/09/2025 08:10
VICENTA IRIBARREN- Una alumna de Sarmiento. En mayo de 1911, conmemorando el centenario del natalicio de Domingo Faustino Sarmiento. La revista Caras y Caretas encontró viviendo en Quilmes a la única alumna sobreviviente del colegio de pensionistas de Santa Rosa de América, fundado y dirigido por Domingo Faustino Sarmiento, en San Juan, el 9 de julio de 1839. Dedicado exclusivamente a la educación de las mujeres. Además de alumna, era pariente muy cercana, pues con posterioridad, contrajo enlace con Francisco Sarmiento, un primo hermano de quien fuera su maestro. “Doña Vicenta Iribarren de Sarmiento, es una de esas ancianas dulces y encantadoras que parecen escapadas de algún daguerrotipo de la antigüedad”. Expresa la nota de Caras y Caretas. Había nacido el 26 de octubre de 1826, pronta a cumplir sus 85 años, recordó a su maestro como si aún lo tuviera delante. Cuenta entonces que acababa de cumplir 13 años cuando ingreso al Colegio Santa Rosa, y que siempre fue distinguida por Sarmiento por su aplicación y su buena conducta. En 1840 recibió de las manos de Don Domingo, un «Premio al juicio». Una medalla de oro. Que aún conservaba. Al interrogársela sobre sus compañeras: “¿Viven todavía algunas de sus condiscípulas del Colegio Santa Rosa?” Ella respondió: “No. Soy la única… Todas han ido muriendo. ¡Cuántas han muerto! ¡Todas! Me he quedado sólita, para recordarlas…” Continúa la nota diciendo que “La abuela al hablar se entusiasma. Evoca en su memoria, vieja pero fresca, las épocas felices de la juventud. Los recuerdos le iluminan los ojos. Parece que toda su ancianidad se llenara de rosas…” Aún mantenía viva en su memoria la receta en verso que Sarmiento les enseñó a sus alumnas y que la señora Iribarren de Sarmiento recordaba totalmente y que se la obsequiara en una nota manuscrita a la editorial. «El arte de conservar la salud, está basado en la receta que les he dado y que aprendí estando muy niña. Vida modesta y arreglada. Hacerse muy pocos remedios, y poner todos los medios de no alterarse por nada. La comida moderada, ejercicio y diversión y no tener aprensión. Salir al campo algún rato, poco encierro, mucho trato y continua ocupación» D.F.Sarmiento Su nombre completo era María Vicenta Tadea de Jesús Iribarren de Sarmiento, tuvo 12 hijos. Uno de ellos, médico, vivió con ella en Quilmes. (En el censo de 1895 figura un Sarmiento viviendo en zona rural de Quilmes) Y entre los demás estaba el Coronel CARLOS SARMIENTO, que fue gobernador de San Juan entre 1908 y 1911. Un hecho que sobresale en la vida de este Coronel, fue el duelo que tuvo contra el Dr. Lucio Vicente López y Planes, historiador, escritor y nieto de Vicente López y Planes, creador de la letra del himno nacional, y al cual el Coronel Sarmiento dio muerte el 28 de diciembre de 1894. Un hecho que conmovió a Buenos Aires. Carlos Sarmiento ingresó al Colegio Militar de la Nación en 1874 y egresó en 1880 como oficial de artillería. Su carrera fue eminentemente burocrática: fue profesor en el Colegio Militar, en 1885 fue el primer jefe del Regimiento de Artillería de Costas y más tarde fue jefe del Regimiento N. º 3 de Artillería, y fue secretario privado del ministro de Guerra, Luis María Campos. En 1893 y 1894 obtuvo una notoriedad inusitada: había participado de una compre y venta fraudulenta de terrenos en la localidad de Chacabuco (Buenos Aires), y el interventor federal de la provincia de Buenos Aires, Lucio Vicente López, había anulado ambas operaciones. El coronel Sarmiento fue sometido a juicio, su caso llegó a los titulares de los diarios, y fue arrestado en la ciudad de La Plata. En cuanto fue puesto en libertad, publicó por la prensa una carta acusatoria contra López, que ya había dejado su cargo de interventor federal. Tras la respuesta pública de López, Sarmiento lo retó a duelo. El duelo de pistolas se produjo el 28 de diciembre de 1894, y terminó con la muerte de Lucio Vicente López y Planes. Tras una breve investigación procesal, Sarmiento no fue siquiera imputado, y salió en libertad. Pasó a retiro militar en 1905, radicándose en su provincia natal. Allí fundó el Partido Popular, un desprendimiento del Partido Autonomista Nacional. Tiempo después fue gobernador de la provincia de San Juan… Murió en enero de 1915 en Zárate, provincia de Bs. As. SARMIENTO Y SAN MARTIN El gran sanjuanino se sentía ligado a San Martin por recuerdos imborrables de su infancia y por un hecho trascendental de su vida: el primer escrito que publicó en la prensa chilena el 11de febrero de 1841, titulado “12 de Febrero de 1817” describía la Batalla de Chacabuco. En efecto, el mismo tuvo tal aceptación que le abrieron las puertas de la sociedad intelectual de Santiago de Chile y el puesto de editorialista del histórico periódico “el Mercurio». Ese primer artículo de Sarmiento en «El Mercurio» de Valparaíso, tuvo un impacto significativo en la figura de San Martín, rescatándolo del olvido y la incomprensión de sus contemporáneos. Sarmiento, utilizando el seudónimo «Un teniente de artillería», evocó la figura del general San Martín y su victoria en la batalla de Chacabuco, destacando su papel en la lucha por la independencia americana. Las consecuencias de impacto las podemos describir como el rescate de San Martín, pues Sarmiento, a través de su pluma, sacó a San Martín del ostracismo y la injusticia, reviviendo su memoria en un momento en que el héroe era objeto de calumnias y críticas. Reconoce la figura histórica al resaltar la importancia de San Martín en la batalla de Chacabuco, contribuyendo de ese modo a cimentar su lugar como uno de los héroes máximos de la libertad americana. Influenciando en la sociedad chilena, captando la atención de la intelectualidad, generando un interés renovado en la figura de San Martín y su legado. Sarmiento, al hablar del Libertador también anticipó la grandeza y el reconocimiento futuro que tendría el héroe, incluso más allá de su tiempo. En resumen, el artículo de Sarmiento no solo fue una pieza periodística, sino un acto de justicia histórica que contribuyó a devolverle a San Martín el lugar que le correspondía en la memoria colectiva. Consiguiendo a raíz del mismo, que el gobierno restableciera a San Martín en la lista militar de nuestro país hermano. Para el mismo Sarmiento significo la consolidación de su carrera periodística, pues le valió el reconocimiento y la confianza de «El Mercurio», asegurándole un puesto fijo y la posibilidad de continuar difundiendo sus ideas a través del periódico. Finalmente una tarde de primavera europea, el 24 de mayo de 1846, Sarmiento llegaba a la localidad de Gran Bourg en Francia para cumplir uno de sus sueños: conocer al ilustre General José de San Martin. En carta a Antonino Aberastain, fechada en París, el 4 de setiembre de 1846, le dice: “A una legua de Mainville, no lejos de la margen del Sena, vive olvidado don José de San Martín, el primero y el más noble de los emigrados… He pasado con él momentos sublimes que quedarán para siempre grabados en mi espíritu. Solos todo un día entero…” Sarmiento había llegado desde Chile para incorporarse a la Academia de Historia de París, y si bien invito al libertador al acto, no se sabe si este realmente concurrió, el título de esa conferencia de presentación era “San Martin y Bolívar», y versaba sobre la entrevista de Guayaquil. San Martin tuvo como subordinado suyo al padre de Sarmiento en el Ejercito de Los Andes, algunos escritores e historiadores reproducen como parte del encuentro un dialogo de este tenor: “Conocí un Capitán de milicias de San Juan, don Clemente Sarmiento, a quien entregué después de la batalla de Chacabuco, los prisioneros españoles que debían llevarse a San Juan. —Es mi padre, señor, y yo vi llegar los prisioneros… ¡Pero? … Debía V. ser muy niño… —Seis años justos, pues he nacido el 15 de febrero y siendo el 11 de 1817 la batalla, los prisioneros han de haber llegado el 20 a más tardar. —Es raro acordarse. — Como si fuera hoy.” San Martín al referirse a Sarmiento, en una carta al general las Heras, expresó: … “la aplicación e instrucción de este joven compatriota lo hacen acreedor a toda consideración, pudiendo asegurarse, desde ahora, que tendrá un porvenir distinguido…” De la Normal a Malvinas, Maestras de la Patria Entre 1901 y 1936, varias maestras argentinas fueron comisionadas por el Consejo Nacional de Educación para enseñar en las islas Malvinas. Aquellas mujeres, desafiaron el aislamiento, el clima adverso y la indiferencia británica con una convicción inquebrantable: sembrar la patria a través del idioma y la educación. Una de las primeras fue Rosa Madariaga, nacida en La Plata y egresada de la Escuela Normal de Concepción del Uruguay, institución emblemática del proyecto sarmientino. En 1923, Rosa fue asignada a las islas con una biblioteca ambulante de 45 libros y una radio a batería con la que sintonizaba Radio Nacional, según consta en los registros del Museo del Maestro (CABA). Rosa vivía en una casa de chapa junto a la bahía, con una sola estufa a kerosén, y daba clases a nueve niños. Sus materias eran geografía, historia argentina, lectura y catecismo. Enseñaba con mapas impresos en Buenos Aires y láminas patrias que pegaba con engrudo sobre las paredes corroídas por el viento marino. En una carta enviada a su hermana en 1924, Rosa escribió: «A veces me pregunto si estos chicos sabrán lo que es el Himno Nacional. Yo lo canto igual, sola, aunque no me entiendan. Tengo fe en que la patria un día vendrá por ellos» (Archivo familiar Madariaga, consultado por la historiadora Beatriz Bosch, 1989). Estas cartas, conservadas parcialmente en el archivo privado de la familiar, constituyen un testimonio íntimo del compromiso y la soledad de aquellas maestras. Rosa y otras colegas, como María del Carmen Ávalos, Herminia Villanueva y Delia Ferreiro, no fueron turistas ni funcionarias. “Fueron patriotas con guardapolvo. Curaban, traducían, organizaban actos patrios, y cada tanto, lloraban un poco mirando el horizonte. No por nostalgia. Por orgullo. Porque sabían que enseñar ahí, en el confín del mundo, era plantar bandera sin disparar un solo tiro. Estas mujeres del silencio no figuran en los manuales escolares, pero su legado quedó grabado en los informes de inspección, en las cartas familiares y en la memoria de quienes entendieron que enseñar era también un acto de soberanía.” Entre 1974 y 1982, se repite la historia en el marco de los acuerdos bajo salvaguarda de soberanía con el Reino Unido, once maestras viajaron desde el continente y se establecen en Malvinas para enseñar el español, a pedido de los propios malvinenses. Ellas fueron: las hermanas María Teresa y María Fernanda Cañas; Teresa Volpe, María Alejandra Hills, María Eugenia Grecco, Graciela Tricotti, Lilian García, Nora Prieto; el matrimonio Maurice Mathews y Alicia Zapata. La última que viajó fue María Isabel Hoffmann, que tenía contrato desde el 1° de enero al 31 de diciembre de 1982. El gobierno argentino se encargaba de los vuelos y pagaba los sueldos, mientras que el gobierno colonial local les daba la casa, combustible y pagaba los servicios. Las maestras daban clases a los alumnos de primaria y secundaria de la escuela de la ciudad capital, que tenían el español como materia obligatoria. También daban clases optativas a adultos y por la radio local para los habitantes de áreas rurales. Un hidroavión se encargaba de comunicar los campos entre sí, llevando los distintos materiales de estudio o devolviendo los deberes para que ellas pudieran corregirlos. Las clases de español por radio duraban 45 minutos y se dedicaban a la práctica oral del idioma, además se pasaba música argentina. Durante su estadía, ellas también se encargaron de enseñar la cultura argentina en la escuela. Gas del Estado, YPF, correo argentino (Encotel) y LADE estaban presentes en las islas. De estas maestras nos vamos a referir a una de ellas: María Fernanda Cañás (Nacida en 1950) en 1974 junto a su hermana, Teresa Cañás de Davis, fueron maestras idioma español en las islas Malvinas como parte del Acuerdo de Comunicaciones entre la Argentina y el Reino Unido de 1971. Hasta 2013 fue subdirectora de la Dirección General Malvinas y Atlántico Sur (posterior Secretaría de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas) del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, con el rango de ministra de primera. Posee desde diciembre de 2012 el rango de embajadora. Entre enero de 2017 y abril de 2019 fue embajadora de Argentina en Marruecos. En Malvinas no solo cumplió junto a su hermana las tareas enumeradas en los párrafos anteriores, es de destacar que fueron las maestras particulares de español de la esposa del gobernador y en cuanto a su labor en la radio, quedaron en el recuerdo de los malvinense sus diálogos pausados para que ellos pudieran comprender y responder, de todos modos no hay que olvidar que en algunos casos recibieron un cierto trato hostil, lógico por parte de quienes no querían presencia de argentinos en las Islas. La figura de Sarmiento puede resultar controversial, fundamentalmente en algunos aspectos de su pensamiento, pero su obra es indiscutible. “““Si Justo Jose de Urquiza designó como heredero suyo al Colegio, por analogía podemos decir que las Normales lo son de Sarmiento.””” Elìas Almada Correo electrónico: almada-22@hotmail.com Fuentes: Alicia Agnone/ Mandioca Cine 2025, «Un pueblo que no conoce su historia, es un pueblo sin identidad». Quilmes Biografía de un Pueblo. Beatriz Bosch, Educadores en el Confín: testigos del Sur (Fondo de Cultura, 1989). Prof. Valeria Sacchi, Museo y Biblioteca Casa Natal de Domingo Faustino Sarmiento. Museo Malvinas.
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