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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 12/09/2025 02:47
La ceguera permanente es una complicación reportada tras la inyección de rellenos faciales en procedimientos estéticos mínimos invasivos (Imagen Ilustrativa Infobae) El aumento sostenido de los procedimientos estéticos mínimamente invasivos ha traído consigo una complicación poco frecuente, pero que puede resultar devastadora: la ceguera permanente asociada a la inyección de rellenos faciales. Este riesgo ha sido objeto de análisis en recientes congresos internacionales y publicaciones científicas, donde se advierte sobre la necesidad de extremar las precauciones y garantizar la formación de los profesionales que realizan estas intervenciones. Durante el congreso de medicina estética, celebrado este jueves y viernes, se abordó de manera central el peligro que pueden representan los inyectables en manos inexpertas. El evento, que reunió a más de 50 conferencistas de todo el mundo, puso el foco en la capacitación como herramienta fundamental para reducir los riesgos asociados a estos procedimientos. Según explicó a Infobae el Dr. Fernando Felice, director médico de Masterhub 2025, “la capacitación y las credenciales adecuadas harán que se minimicen los riesgos para los pacientes que llegan a sus prácticas, logrando ir hacia una belleza más natural y sin ninguna complicación”. El consentimiento informado debe incluir advertencias sobre la posibilidad de ceguera y accidente cerebrovascular en procedimientos con rellenos (Imagen Ilustrativa Infobae) Los sitios anatómicos de mayor riesgo, según esa misma revisión, fueron la nariz (40,6%), la frente (27,7%) y la glabela (19,0%) área de la piel de la frente entre las cejas y sobre la raíz de la nariz. El ácido hialurónico fue el utilizado en el 79,6% de los casos. Los síntomas más frecuentes incluyeron ptosis —párpado caído— (56,2%), oftalmoplejía —parálisis o debilidad de los músculos que controlan el movimiento de los ojos— (44,1%), dolor (31,2%) y cambios en la piel (73,2%). Además, en el 19,2% de los casos se observaron signos similares a un accidente cerebrovascular. De los pacientes con datos de evolución visual, solo el 6,0% recuperó completamente la visión, mientras que el 68,2% no experimentó ninguna mejoría. El Dr. Felice subrayó que, aunque la ceguera por inyectables es una complicación rara, su impacto es devastador y, en más de la mitad de los casos, irreversible. Explicó que la causa más común es la oclusión de la arteria central de la retina (OACR), que ocurre cuando el material inyectado accede a una arteria facial y, por flujo retrógrado —en sentido inverso de la corriente sanguínea—, llega hasta la arteria oftálmica y la arteria central de la retina, provocando el bloqueo del flujo sanguíneo ocular. “Esta puede ser una mala praxis causada por profesionales que no tienen la práctica o el conocimiento suficientes. Aunque es un porcentaje aún más bajo, puede producirse realizando bien el procedimiento”, advirtió. Solo un pequeño porcentaje de pacientes logra recuperar totalmente la visión tras un evento de oclusión arterial por rellenos (Imagen Ilustrativa Infobae) El análisis de la literatura médica internacional, como el artículo publicado en PRS Global Open en 2024 por equipos de Argentina y el Reino Unido, destacó la falta de consenso y protocolos unificados para el manejo de estos eventos. Los autores insistieron en la importancia de documentar y analizar cada episodio de pérdida visual inducida por rellenos dérmicos, con el objetivo de mejorar las estrategias de prevención y tratamiento. El reporte enfatizó la percepción de seguridad de productos como los “skin boosters”, formulados a base de ácido hialurónico, muchas veces reticulado y con alto valor de G prime, lo que significa que poseen una mayor capacidad de mantener su forma y una resistencia aumentada a la deformación una vez inyectados. Esa sensación de que es un material completamente seguro debe ser revisada, dijeron los expertos, ya que sus propiedades físicas pueden favorecer la aparición de complicaciones isquémicas si ingresan en la circulación arterial. El comportamiento intravascular del ácido hialurónico depende de factores como el tamaño molecular, la cohesividad y la elasticidad, lo que condiciona la dificultad para disolver el producto en caso de complicaciones, dijeron los autores del último trabajo citado. Los rellenos reticulados, por ejemplo, presentan mayor persistencia y resistencia a la disolución, mientras que los no reticulados tienden a dispersarse más rápidamente, aunque ambos pueden causar daño si acceden a la circulación oftálmica. El diagnóstico y tratamiento de la ceguera inducida por rellenos presentan desafíos significativos. El artículo de los expertos argentinos y británicos relató que el diagnóstico inicial en urgencias suele ser erróneo, porque los médicos atribuyen los síntomas a causas psicosomáticas y subestiman la gravedad del cuadro. El tiempo disponible para revertir una oclusión de la arteria central de la retina es extremadamente breve, advirtieron, idealmente 15 minutos, aunque en algunos casos se han intentado intervenciones hasta varias horas después, con resultados variables. La literatura médica internacional aconseja el uso de cánulas, técnicas seguras y ecografía para reducir los riesgos (Imagen Ilustrativa Infobae) En cuanto a las opciones terapéuticas, la hialuronidasa subcutánea es la intervención más utilizada, aplicada en el 70,1% de los casos, según la revisión más reciente publicada en el Aesthetic Surgery Journal en 2024. Los esteroides sistémicos y la terapia trombolítica intraarterial también se emplean con frecuencia, aunque la evidencia sobre su eficacia es limitada. El uso de hialuronidasa retrobulbar, más invasivo, mostró resultados parciales en apenas el 5,3% de los casos. Otras estrategias incluyen la oxigenoterapia hiperbárica, que logró algún grado de mejoría visual en el 41,4% de los pacientes que la recibieron, generalmente en combinación con otros tratamientos. A pesar de la variedad de intervenciones, ningún tratamiento ha demostrado una tasa alta de recuperación visual completa. El pronóstico depende principalmente de la agudeza visual inicial y del tiempo transcurrido hasta la intervención. En la revisión de 365 casos recientes, el 68,2% de los pacientes no recuperó la visión, mientras que solo el 6% alcanzó una recuperación completa. El análisis de los expertos canadienses reveló un aumento sostenido de los casos reportados de ceguera por rellenos, con 511 casos documentados en la literatura hasta marzo de 2023. Este incremento se atribuye tanto a la popularización de los procedimientos como a la falta de regulación y la realización de intervenciones por personal no médico o en entornos no regulados. La edad promedio de los pacientes afectados fue de 27,5 años en los casos más recientes. El ácido hialurónico destaca como principal material implicado en casos de pérdida visual después de intervenciones faciales (Imagen Ilustrativa Infobae) El predominio del ácido hialurónico como material implicado se mantuvo constante, ya que representó alrededor del 70% de los casos desde 1906 hasta la actualidad, dijeron los autores canadienses. La grasa autóloga, aunque menos utilizada como material de relleno, se asoció a una mayor incidencia de accidentes cerebrovasculares y peor pronóstico visual. Los estudios concluyen que la prevención se consolida como la estrategia más efectiva ante la ausencia de tratamientos universalmente eficaces. “La mejor forma de prevenirlos —agregó el Dr. Felice— es acudiendo a profesionales capacitados, con un profundo conocimiento de la anatomía facial y las técnicas de inyección. Los pacientes también pueden asegurarse de que se utilicen para el procedimiento cánulas de punta roma, que la inyección sea de pequeños volúmenes de material de forma lenta y, claro, que el profesional conozca su anatomía vascular”. En los trabajos científicos citados, los expertos señalaron que el uso de ecografía dúplex es una herramienta adicional para visualizar la vasculatura y el depósito de relleno, aunque su adopción generalizada enfrenta barreras de costo y formación. La preparación de kits de emergencia con hialuronidasa y la existencia de protocolos claros revisados regularmente son medidas clave, agregaron. Los profesionales deben mantener contacto directo con oftalmólogos u oculoplásticos expertos para una respuesta inmediata ante cualquier evento adverso. Además, la inclusión de todos los riesgos potenciales, incluida la ceguera y el accidente cerebrovascular, en los consentimientos informados es fundamental. Estudios recientes subrayan la importancia de protocolos claros y kits de emergencia para enfrentar complicaciones visuales (Imagen Ilustrativa Infobae) El Dr. Felice enfatizó que la principal causa de complicaciones en medicina estética sigue siendo la falta de formación y la realización de procedimientos en centros no calificados. “La mejor forma de prevenirlos es acudiendo a profesionales capacitados, con un profundo conocimiento de la anatomía facial y las técnicas de inyección”, recomendó. La evidencia acumulada en la literatura médica internacional y la experiencia clínica coinciden en que la recuperación visual completa tras un evento de ceguera por relleno es excepcional. La gravedad inicial de la lesión, el tipo de material inyectado y la ubicación anatómica determinan en gran medida el desenlace. La subestimación de estos riesgos persiste tanto en la comunidad médica como en los servicios de urgencias, lo que refuerza la necesidad de una mejor preparación y especialización de los equipos de salud involucrados en la atención de estas complicaciones.
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