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» Diario Cordoba
Fecha: 10/09/2025 17:14
Cerramos mal la historia desde la Segunda República a la transición, basada en el olvido y el perdón para intentar levantar de nuevo la democracia. Bastante esfuerzo hicieron en ese momento la sociedad civil y los partidos políticos, no está ahí el error fundacional, sino en lo hecho desde ese momento. En las siguientes décadas y ya con protagonistas que no sufrieron la guerra civil y el franquismo, el esfuerzo se puso en el futuro, en equipararnos al resto de occidente, dando cerrojazo al pasado reciente, como si hubiera una imposibilidad de contextualizar para relanzar el país a la vez. No es que a otros países que sí pasaron por la redención de su pasado reciente y la construcción de un único relato de la verdad les haya ido mejor. Francia tiene al lepenismo a las puertas de la presidencia de la república y Alemania a los pies del trumpismo por intereses económicos y la tibieza frente a Israel por motivos históricos. Pero en España, la Guerra Civil aparece y desaparece en el discurso público y no para divulgar la historia sino como un escenario al que apelar cuando se alcanzan los máximos picos de enfrentamiento. De no querer posicionarse abiertamente en contra del franquismo, pero señalarlo como una historia felizmente superada, el Partido Popular lanza una espita de la mano de su secretario general, Miguel Tellado, siguiendo la estela de los populares madrileños. La eclosión nacional de Vox en 2019 modificó el comportamiento del centro derecha en este país, y después de un primer intento de separarse de los posicionamientos del nuevo partido, buscando así votos por el centro e incluso por el centro-izquierda, el giro hacia la derechización es evidente. Los votantes de Vox no son solo los del perfil europeo de jóvenes, hombres, marcados por el antifeminismo y la inmigración, el peso del neofranquismo lo caracteriza aquí de manera particular. Así que volvimos a hablar de rojos y fachas, de cruzadas y frentes populares, en especial en las dos ultimas elecciones generales en las que Vox obtuvo 52 y 33 en la actualidad. Las encuestas les disparan hasta 60 con un Partido Popular de Feijóo que no despega aun con todas las debilidades del gobierno actual, y los conservadores se empeñan en una estrategia de absorber voto ultra esperando conservar el del centro. En la izquierda justo al revés, Podemos y Sumar no hacen más que reducir su influencia e intentar separarse del PSOE; en el caso de Podemos confrontar directamente con un gobierno del que formaron parte hasta hace poco. Ahí coinciden los extremos, en llamar derechita cobarde a sus socios y progresistas tibios a sus exaliados. Ardor guerrero. *Politóloga
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