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» Elterritorio
Fecha: 10/09/2025 16:13
Marcelo Da Rosa (53) ya posee denuncias por violencia de género y amenazas. En redes sociales se conoció una acusación en su contra por abuso sexual a una familiar miércoles 10 de septiembre de 2025 | 1:00hs. Da Rosa fue imputado por el Juzgado de Instrucción de San Vicente. Marcelo Da Rosa (53) fue llevado en la mañana de ayer ante el juez de Instrucción 3 de San Vicente Gerardo Casco, para responder a los cargos en su contra por la muerte de Marisa Cuñha (47), atacada a tiros el jueves pasado al mediodía en su casa del barrio Ceferino de esa localidad. Pasados los primeros días detenido, después de una intensa búsqueda que involucró drones y colaboración de autoridades de Paraguay y Brasil, el remisero y expareja de Cuñha tuvo su audiencia de indagatoria. Según pudo saber El Territorio mediante contacto con fuentes con acceso al expediente, el acusado llegó en compañía de su abogado defensor y en esa instancia optó por guardar silencio. Se le atribuye haber matado de dos tiros a su expareja y madre de sus tres hijos. En base a los elementos iniciales que se tienen en su contra y sumado a los testimonios que lo complican por tenencia del arma que usó para el ataque, Da Rosa fue imputado formalmente por femicidio agravado por el uso de arma de fuego. Se trata de un tipo de homicidio agravado por el vínculo y por mediar violencia de género por el que, de ser hallado culpable en instancia final de juicio, puede caberle una pena de prisión perpetua. Historial de violencia La muerte de Cuñha conmovió a toda una provincia y reveló, una vez más, que estos hechos no son aislados. De hecho Rafaela, su hermana, confió a este diario que la mujer ya había hecho denuncias por violencia y amenazas contra Da Rosa hace varios años. Y aunque a éste le impusieron perimetrales, el hombre habría burlado cada una de las medidas judiciales, según contó. Las amenazas y la violencia psicológica eran diarias, relató la entrevistada. “Tengo audios de los últimos meses, en los que ella contaba que él la amenazaba todos los días que la iba a matar. Y yo le decía: ‘¿Cómo no denunciás? No puedo ir a hacerlo yo’, y decía que en una de esas (amenazas) lo iba a hacer… Ella estaba traumada”, recuerda Rafaela todavía en shock. Cuñha era oriunda de una colonia en El Soberbio. A estas maniobras que la familiar reconoció como violencia psicológica, se sumaría el silencio de los hijos mayores del matrimonio. “Mis sobrinos sabían de las armas (...) Marisa me decía que él (Da Rosa) le compraba con plata a los chicos, a uno le dio un auto y a otro le empezó a comprar cosas. Ella dice que ellos no se metían por eso, porque el otro les lavaba la cabeza”, acusó. A la violencia verbal y psicológica se le sumaba la económica. “Él (Marcelo) contó enfrente de los gurises: ‘Yo nunca le puse el negocio porque donde ella se independizaba, me iba a dejar’”, se oye en un mensaje de voz que Marisa envió a su familiar, unos dos meses antes de ser asesinada. Al respecto, Rafaela aclaró: “Cuando ellos se casaron no tenían nada, después empezaron a crecer juntos. Pero Marcelo decía que era todo de él”. Mientras, la familia de Cuñha, que creció en una colonia próxima a El Soberbio, vela por resguardar la integridad del hijo más chico del hogar, de apenas 11 años. “Hijo de puta, dejaste a un nene sin su madre”, arremetió la hermana de la víctima a pocas horas de conocido el femicidio y mientras el sospechoso era buscado intensamente en San Vicente y zonas fronterizas. Posible abusador Lo ocurrido en el barrio Ceferino en San Vicente habría destapado otros dolorosos episodios previos, entre ellos un hecho de abuso sexual que involucraría a Da Rosa. El caso lo dio a conocer en redes sociales una de las parientes de Cuñha, quien acusó que el hombre la habría agredido cuando era menor de edad. El episodio en cuestión fue ratificado por la presunta víctima en diálogo con El Territorio. No obstante, falta que se inicie una causa judicial para indagar en este delito que, de comprobarse, complicaría aún más la situación del remisero. “Todo a su tiempo, tarde o temprano vas a pagar. Hay muchas personas que saben que él abusó (...) Hasta sus hermanos”, sigue la acusación en un posteo de Facebook. Mientras avanza la investigación por el femicidio de Marisa -el sexto conocido en lo que va del año en la provincia de Misiones-, la Policía Científica y peritos del Juzgado que interviene también proceden al análisis de un arma de fuego que fue secuestrada en una zona de monte, cerca de la calle Yerbal de San Vicente. La pistola fue incautada en un rastrillaje hecho el sábado por la mañana en esa localidad, con personal de la Comisaría Primera. Según voceros policiales, el arma tenía un cartucho en recámara y otros tres en el cargador. “Yo la maté de dos tiros” La tragedia la conoció en primera persona uno de los hijos mayores de Marisa. El joven regresaba de trabajar cuando al llegar a la casa sobre calle Luis Pasteur identificó un bulto. “Mi sobrino entró a la casa y vio a su perrita en la parte de arriba de la casa de mi hermana. Al abrir la puerta del depósito para sacar a la perra, vio que había una bolsa negra, un bulto”, relató Rafaela sobre ese fatal hallazgo. De inmediato, el joven habría llamado a su padre y temía que se tratara de su hermano menor. “Me dijo que llamó al papá, diciendo ‘parece que Lucas (el hermano del medio de la familia Da Rosa) se mató’ porque él es depresivo. Pero mi cuñado le respondió ‘es tu mamá, yo le maté de dos tiros’”, reconstruyó la entrevistada al hacer referencia al relato de su sobrino. Todavía en estado de shock, Marcelo habría pedido ayuda a su hijo mayor para ocultar el cuerpo. Algo a lo que el joven no respondió. “Le dijo que le ayude a subir el cuerpo al auto y enterrarla, porque el auto ya estaba estacionado marcha atrás”, siguió Rafaela. “Mi cuñado agarró un frasco con ahorros y se fue”. Estuvo prófugo poco más de 24 horas, hasta que el viernes 5 de septiembre, cerca de las 19.30, lo ubicaron comprando en un kiosco del barrio 51 Viviendas. El día antes La muerte de Marisa todavía se lamenta en toda la comunidad, mientras se conocen detalles de una relación signada por violencia. Apenas un día antes de su femicidio, Cuñha había contado a su hermana que sospechaba que su exmarido intentó sedarla para poder agredirla, según los archivos a los que accedió El Territorio. “Llegué del gimnasio y había un mate preparado. No sé si Jairo (Da Rosa) puso un frasco de clonazepam en el mate pero me dio un sueño. No podía despertarme, y desperté toda sangrada”, había denuciado horas antes de su muerte, en un audio. En cifras 6 Es la cantidad de víctimas por femicidio conocidas hasta la fecha en Misiones. En uno de los casos (Salto Encantado), todavía se investigan restos cadavéricos.
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