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» Comercio y Justicia
Fecha: 10/09/2025 06:40
Por Javier De Pascuale En un contexto de incertidumbre económica marcada por la volatilidad cambiaria, inflación persistente (especialmente en costos de producción) y alzas de costos financieros, el último informe “Semáforo de las Economías Regionales” de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) ofrece un panorama de relativa estabilidad para el sector agropecuario cordobés. Publicado con datos de julio de 2025, el reporte analiza 19 cadenas productivas clave y confirma que no hubo cambios significativos en la clasificación nacional: siguen 4 sectores en verde, 9 en amarillo y 6 en rojo. Córdoba en el mapa nacional Aunque el primer semestre cerró con un saldo preocupante de al menos seis economías en zona crítica, la provincia de Córdoba emerge como un bastión de resiliencia, con sus principales actividades asentadas en tonos amarillos y verdes, impulsadas por exportaciones crecientes y una diversificación productiva que parece mitigar los embates de un mercado interno debilitado. Recordemos que el “Semáforo de las Economías Regionales” es una herramienta mensual desarrollada por Coninagro para monitorear la salud de las cadenas agroindustriales, evaluando tres pilares fundamentales: el componente negocio (evolución de precios y costos, tanto mensual como interanual), el productivo (superficie cultivada, stock y producción) y el de mercado (exportaciones e importaciones). Cada sector recibe un color según su desempeño integral: verde para situaciones favorables, amarillo para advertencias o equilibrios precarios, y rojo para escenarios críticos. Este informe, basado en datos oficiales del INDEC, el Ministerio de Economía y cámaras sectoriales, se presenta como un termómetro confiable del federalismo agropecuario, especialmente en un año donde la desregulación de mercados y la apreciación del dólar oficial han impactado desigualmente a las regiones. A nivel nacional, el reporte de julio mantiene la distribución de junio sin alteraciones drásticas, lo que Coninagro interpreta como una “estabilidad relativa” tras un primer semestre volátil. Así, las cuatro luces verdes que ven las cooperativas corresponden a las cadenas ganaderas: bovinos, porcinos, ovinos y aves, que destacan por precios al productor que superan la inflación interanual del 36,6% registrada en julio, y por una productividad robusta. En contraste, los seis rojos —arroz, mandioca, papa, vino y mosto, yerba mate— reflejan crisis sectoriales prolongadas, con precios reales en caída (por ejemplo, el vino mostró una baja del 23% interanual) y costos operativos en alza del 39-40%, agravados por un consumo interno estancado. Por último, las nueve amarillas, como granos, lechería, cítricos y maní, navegan en un equilibrio frágil, donde las exportaciones actúan como salvavidas: crecieron un 20-36% en varios rubros, compensando la sobreoferta doméstica y las importaciones en aumento (hasta 152% en algunos casos). Este saldo de estabilidad contrasta con el primer semestre, donde los rojos oscilaron entre 7 y 9 por mes, impulsados por la disparidad entre precios atados al dólar blue y costos dolarizados. “No es negocio” “La ausencia de traspasos entre colores en julio es un alivio, pero no una victoria. El componente negocio sigue siendo el talón de Aquiles, con precios que apenas cubren la inflación”, advierte el informe de Coninagro, que se presentará en detalle durante el 8º Congreso Internacional de la entidad, programado para el 18 de septiembre en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Allí, productores de todo el país compartirán testimonios sobre los desafíos, enfatizando la necesidad de políticas cambiarias estables y créditos accesibles para el interior. ¿Córdoba privilegiada? En este escenario nacional, Córdoba se posiciona como una región privilegiada, albergando varias de las cadenas más estables. La provincia, que contribuye con alrededor del 15-20% de la producción agropecuaria del país, no registra ninguna de sus economías principales en rojo, un logro que resalta su rol como motor económico regional. Según el semáforo de julio, las actividades cordobesas se concentran en amarillo y verde, beneficiadas por su orientación exportadora y una infraestructura agroindustrial consolidada en zonas como Río Cuarto, Villa María y el Valle de Punilla. La lechería, pilar de la economía cordobesa con un 20% de la producción nacional, se mantiene en amarillo. La producción se estabilizó en julio, con superficies y stocks similares a junio, pero los precios al tambero apenas acompañaron la inflación, quedando por debajo de los costos de insumos como el alimento balanceado, que subió un 40%. “Exportamos más, pero el mercado interno sufre la caída del consumo”, señala el reporte, destacando que Córdoba exportó un 25% más de lácteos a Brasil y la UE. En el sur provincial, tambos familiares enfrentan presiones, pero la integración con industrias como La Paulina y Sancor ofrece un colchón. Los granos —soja, maíz y trigo—, otro bastión cordobés que representa el 30% de la siembra nacional, también lucen en amarillo. La campaña 2024/25 mostró un incremento en la superficie cosechada (alrededor de 4,5 millones de hectáreas en Córdoba), con rendimientos por encima del promedio pese a sequías puntuales. Sin embargo, los precios al productor cayeron un 10-15% en términos reales, afectados por la apreciación cambiaria. Las exportaciones, destinadas principalmente a China y Brasil, crecieron un 30%, inyectando divisas clave. “Córdoba es el granero del país, y el mercado exterior nos salva de la sobreoferta interna”, resalta Coninagro, aunque advierte sobre la vulnerabilidad a importaciones de trigo de Brasil. El maní, cultivado en la provincia (produce más del 70% nacional), persiste en amarillo con precios que subieron un 44% interanual pero no cubren plenamente los costos. La superficie se mantuvo estable, y las exportaciones a EE.UU. y Europa impulsaron el sector, aunque las importaciones crecientes generan competencia. Del mismo modo, el dulce de batata, concentrado en el sur cordobés, enfrenta un mercado interno débil, con precios estables pero consumo en baja; su producción no varió, pero depende de la recuperación del poder adquisitivo. Los verdes cordobeses Las luces verdes llegan con la ganadería. Bovinos y porcinos, con feedlots y faenas en auge en Córdoba (la provincia faena el 25% nacional), vieron precios dispararse: +49% en bovinos y superando la inflación en porcinos. La producción y exportaciones son positivas, aunque las importaciones de carne brasileña presionan. Las aves, con un precio en alza 61% interanual, benefician a integradoras cordobesas como Avex, con exportaciones estables y un consumo interno en leve recuperación. Esta estabilidad cordobesa no es casual: se debe a la diversificación (ganadería + cultivos) y a la cercanía con puertos exportadores como Rosario. No obstante, Coninagro alerta sobre riesgos compartidos: la apertura importadora y la falta de políticas específicas para el interior podrían empujar amarillos a rojos. “En Córdoba, el agro resiste, pero urge federalismo: créditos blandos y protección al mercado local”, enfatiza el informe. Las voces locales coinciden. Desde productores asociados a la Federación Agraria Argentina en Córdoba, se comenta que “el semáforo nos da un respiro, pero sin estabilidad macro, las exportaciones no bastan. Necesitamos que el gobierno escuche al productor mediano”. Mientras tanto, el congreso de Coninagro promete debates clave para regiones como la nuestra. En resumen, mientras el agro nacional patina en estabilidad precaria con seis rojos, Córdoba todavía ilumina con amarillos resilientes y verdes ganaderos. Pero la advertencia es clara: sin intervenciones apropiadas de política pública, el semáforo podría parpadear hacia el rojo.
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