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» Diario Cordoba
Fecha: 08/09/2025 19:35
Francia ve caer a su cuarto Gobierno de la presente legislatura. La Asamblea Nacional ha rechazado la moción de confianza al primer ministro François Bayrou por 374 votos en contra de su continuidad y 194 a favor, dejando a Francia de nuevo sin ejecutivo y sumida en un espiral de inestabilidad política. "Damas y caballeros del parlamento, ustedes tienen el poder de derrocar al gobierno, pero no tienen el poder de borrar la realidad”, afirmó el jefe de Gobierno durante su último discurso frente al hemiciclo parlamentario. François Bayrou llegó al Palacio de Matignon hace nueve meses cogiendo el relevo de Michel Barnier, quien ostentaba el récord de primer ministro más fugaz de la Vª República. Su mandato ya empezó bajo la amenaza de la censura; sin embargo, consiguió sortear varias mociones hasta este julio, tras la presentación de su plan presupuestario de 2026 con el que pretendía reducir la deuda francesa de 44.000 millones de euros, mediante importantes recortes en el sector público. Tras semanas de intentos fallidos por alcanzar un acuerdo con los partidos de la oposición, y de reiterados llamados a la “responsabilidad política” ante el frágil momento económico que atraviesa Francia, Bayrou tomó la iniciativa de enfrentarse a una moción de confianza frente a la Asamblea Nacional. “Es un verdadero tiro en el pie”, criticaron algunos politólogos. Su plan no funcionó, y para sorpresa de nadie, François Bayrou se marcha este lunes del Palacio de Matignon con unos índices de impopularidad históricos. Solo un 15% de los franceses se mostraban favorables a su continuidad. Ni siquiera, el ya ex primer ministro contaba con el apoyo unánime de su propio bando político para salir airoso de esta votación. Motivo por el cual, desde hace semanas la pregunta en Francia dejó de centrarse en su derrota, sino en qué pasará después: ¿Macron optará por la disolución de la Asamblea Nacional, o, por el contrario, nombrará rápidamente a un nuevo primer ministro? Pregunta a la que el presidente de la República no tardó en responder. Tan solo unos minutos después de que la Asamblea Nacional tumbase al gobierno de Bayrou, el Palacio del Elíseo desvelaba cuál será el próximo escenario: "El Presidente se reunirá mañana martes con el primer ministro François Bayrou para aceptar la dimisión de su gobierno, y nombrará a un nuevo primer ministro en los próximos días", se leía en el comunicado oficial. Macron cerraba así la puerta a una posible disolución de la Asamblea Nacional y complacía a aquellos que le pedían una denominación rápida de un primer ministro. El tiempo juega en contra de Macron El presidente es consciente de que, tras la caída de su cuarto jefe de Gobierno en esta segunda legislatura, perder tiempo juega en su contra. Por ello, este mismo lunes por la noche convocó en el Palacio del Elíseo a la presidenta de la Asamblea Nacional, Yaël Braun Pivet, como ya hizo el pasado viernes con el presidente del Senado, Gérard Larcher. Con la salida de Bayrou, el foco mediático ahora se traslada al Elíseo, y en las tertulias ya se empieza a especular sobre quién puede ser el favorito para ocupar el puesto de primer ministro. En los últimos días, la opción de un candidato socialista sonó con fuerza como el perfecto comodín para evitar una nueva censura, incluso el propio secretario general del partido, Olivier Faure, afirmó "estar listo" para asumir el cargo. Otros sin embargo, apuestan por el actual ministro de defensa, Sebastién Lecornu, quién ya estuvo hace nueve meses entre las opciones a jefe de Gobierno junto con Bayrou. Aún así Macron no se librará tan facilmente del bloqueo. La Francia Insumisa anunció que presentará este martes una moción de destitución en su contra, que se votará en las próximas semanas. "Macron está ahora en primera línea, frente al pueblo. Él también debe irse", señaló el líder de los insumisos, Jean-Luc Melenchon. Un país “adicto a la deuda” “Gastamos, pero nunca volvemos atrás. Se ha convertido en un reflejo y, peor aún, en una adicción. Los gastos ordinarios del país, los gastos de nuestra vida diaria, los de los servicios públicos, las pensiones, el pago de las cotizaciones a la seguridad social, nos hemos acostumbrado a financiarlos con crédito", reprochó Bayrou antes de la votación, recordando a la Asamblea la necesidad de aprobar “unos presupuestos cuanto antes”. El adiós de Bayrou no solo deja a Francia sin gobierno una vez más, también supone el fin del impopular plan presupuestario, acentuando el distanciamiento de los tipos de interés de Francia sobre otros países europeos, y generando una gran incomodidad a los inversores. En marzo, la agencia Fitch ya advirtió que degradaría la calificación de la deuda soberana de Francia si no lograba aplicar un "plan creíble" que permita reducirla a medio plazo. “La situación financiera actual de Francia es más que preocupante”, aseguró Paul Christophe, presidente del grupo Horizons & Indépendants, quien subrayó que, “el tiempo que el país pierda hoy, lo pagará mañana”. Los franceses celebran la marcha de Bayrou Minutos antes de la cese del gobierno, por las redes sociales circulaba una convocatoria donde se invitaba a los ciudadanos a concentrarse frente los ayuntamientos de todo el país para celebrar “la fiesta de despedida” del jefe de gobierno, bautizada como “Byerou”. Una convocatoria que surgió efecto y en varias ciudades francesas, como en Rennes, París o Aix en Provence decenas de personas se concentraban en las plazas para celebrar la salida del primer ministro. Unas primeras concentraciones que dan comienzo a un mes negro de movilizaciones, donde los sindicatos mantienen el bloqueo nacional para el próximo 10 de septiembre, y otro el 18 del mismo mes, a pesar de la caída del ejecutivo. "Los trabajadores están en una posición de fuerza y deben movilizarse el 10 de septiembre y, especialmente, el 18 de septiembre, participando en todas las manifestaciones y huelgas que se están organizando en toda Francia a petición de las organizaciones sindicales. Estamos muy preocupados por las peligrosas conexiones entre la patronal y la extrema derecha", declaró la líder sindical de la CGT, Sophie Binet. Suscríbete para seguir leyendo
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