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» Diario Cordoba
Fecha: 08/09/2025 06:15
Las pymes aportan innovación al estar cerca de los clientes y ser ágiles en su respuesta con soluciones creativas, según la Cámara de Comercio de España. / Zowy Voeten España lidera el crecimiento económico en Europa. Mientras que el resto de la Unión Europea en promedio tuvo un crecimiento del Producto Bruto Interno del 1% en 2024, España logró un envidiable 3%. Este éxito debe ser reconocido y celebrado. Crecer económicamente no ocurre pasiva o automáticamente, especialmente en países de alto ingreso. Crecer es difícil porque requiere un enorme esfuerzo de trabajadores y empresarios en innovación, inversión, capacitación y empleo. Y exige también de un clima de negocios favorable y propicio, al que el estado puede contribuir con regulaciones razonables y servicios públicos eficientes. ¿Cómo saber si el clima de negocios es adecuado? Pues preguntándoles a quienes hacen negocios día a día, a los empresarios que ponen su capital y esmero en sacar adelante sus proyectos. La reciente Encuesta Empresarial del Banco Mundial en España busca justamente ese objetivo: escuchar la voz de los empresarios y directivos, y hacerlo de manera estructurada, de modo que la información resultante no sea anecdótica o casual sino representativa de las empresas de distintos tamaños, sectores y territorios del país. Los resultados del trabajo están a libre disposición del público, suponiendo una valiosa base de datos para la investigación, la gestión estratégica y la formulación de políticas. Señalaremos aquí dos puntos positivos y dos negativos … con una conclusión. Comencemos con los aspectos positivos. En primer lugar, en España las empresas productivas tienden a crecer a lo largo del tiempo y hacerlo más que en otros países, incluyendo a muchos de alto ingreso. Un aumento de la productividad laboral en un 10% conlleva un incremento del 1,5% del empleo y del 2,5% del ingreso por empresa. El corolario es evidente: hay que propiciar un contexto de crecimiento, basado en recursos humanos y capital, para las empresas más productivas. En segundo lugar, en España las empresas innovan más que en otros países similares. El 56% de las empresas españolas innova en productos y servicios, el 35% adopta mejores procesos de producción, y el 30% invierte en investigación y desarrollo (I+D). No hay que estancarse en la autosatisfacción, sin embargo. El ingenio y la capacidad de innovación en España están en buen camino, pero distan mucho de los niveles de los líderes mundiales, tales como Taiwán, China, con tasas entre el 50 y el 100% superiores a las españolas. Ahora los aspectos negativos. Ambos tienen que ver con regulaciones que resultan onerosas para las empresas. Primero, las normativas laborales. Para el 18% de las empresas españolas (y el 25% de las empresas de más de 100 empleados), las regulaciones laborales son un obstáculo para el desempeño de su actividad. Y esta opinión tiene un correlato en los datos objetivos. Por ejemplo, el 15% de las empresas enfrentan litigios laborales que, en promedio, tardan más de 7 meses en resolverse. Segundo, la carga tributaria. Las empresas españolas reportan una carga tributaria anual equivalente al 25% de sus ganancias, 7 puntos porcentuales más que el promedio en otros países de alto ingreso. Y cumplir con la normativa regulatoria y tributaria requiere el 11% del tiempo de los directivos de la empresa, 3 puntos porcentuales más que en otros países análogos. El ímpetu para crecer, innovar, y ser más productivos está bien presente en España. Ese impulso, que parte de los trabajadores y los empresarios, se está manifestando a nivel macroeconómico de manera singular y notable en los resultados del país con respecto al resto de Europa. Pero para que este dinamismo empresarial perdure, beneficie a más personas y genere riqueza, es necesario que no se vea frenado por regulaciones excesivas, sino, por el contrario, se canalice y potencie tanto con servicios públicos eficientes como con normativas e impuestos moderados.
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