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» Corrienteshoy
Fecha: 08/09/2025 02:44
OPINIÓN! La decadencia del Peronismo correntino Lo del peronismo correntino ya no sorprende: hace 25 años que viene en caída libre y parece decidido a seguir cavando su propia tumba. Lo que alguna vez fue un partido con mística, con presencia territorial y con dirigentes capaces de dar pelea, hoy es apenas una sombra, un sello de goma que sirve para que un puñado de oportunistas negocie cargos menores o acomodos personales. De fuerza popular a comparsa electoral Desde fines de los años noventa, el justicialismo en Corrientes no hizo otra cosa que perder. Perdió elecciones provinciales, perdió municipios históricos, perdió dirigentes y, lo más grave, perdió a la gente. En lugar de reconstruirse, se dedicó a las peleas internas, a las candidaturas improvisadas y a la obediencia ciega a mandatos nacionales que nada tienen que ver con la realidad de los correntinos. Así, lo que alguna vez fue un movimiento de peso, terminó convertido en una comparsa electoral, que desfila cada cuatro años para hacer el ridículo en las urnas. Una dirigencia mediocre y ensimismada El peronismo correntino se acostumbró a perder y a justificarlo con excusas. Nunca hubo un proyecto provincial serio, nunca se consolidó un liderazgo que uniera a las facciones. Al contrario: cada derrota se festejó en pequeños círculos de poder, con la ilusión de que algún “dedo” desde Buenos Aires los rescatara. Mientras tanto, la gente les dio la espalda, cansada de un partido que no propone, que no gestiona y que solo aparece para prometer lo que nunca cumple. Entre denuncias y fracasos A la debilidad política se sumó la descomposición ética. Municipios gobernados por el peronismo se fueron hundiendo en denuncias de corrupción, manejos turbios de fondos, persecución a empleados municipales y prácticas de la peor política. Ese prontuario terminó por sepultar la poca credibilidad que quedaba. No es casual: cuando no hay proyecto, lo único que queda es el negocio.Un futuro hipotecado Hoy el peronismo correntino no tiene futuro. Ni cuadros, ni estructura, ni credibilidad. Apenas un grupo de dirigentes que se reciclan elección tras elección, sin poder, sin votos y sin ideas. Mientras el radicalismo y sus aliados gobiernan con estabilidad, el justicialismo local se reduce a lamentos, comunicados vacíos y candidaturas testimoniales. La conclusión es clara: el peronismo correntino se vació de contenido, se devoró a sí mismo y dejó de ser alternativa. Ya no se trata de una crisis pasajera: es decadencia estructural. En Corrientes, el peronismo no está en terapia intensiva: está enterrado, y sobre su tumba los correntinos ya escribieron la lápida. Por Sebastián Pardo
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