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  • La historia del Jardín Botánico, uno de los pulmones verdes porteños pensado para conservar especies vegetales y aportar belleza

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 07/09/2025 08:45

    Carlos Thays propuso “el diseño de un espacio dedicado al estudio de las especies vegetales que fuera al mismo tiempo un paseo de gran belleza” Como una expresión más del desarrollo urbano de la vieja Buenos Aires, el 7 de septiembre de 1898 se abrió al público de uno de los pulmones verdes más emblemáticos del territorio porteño. Ese espacio, denominado posteriormente Jardín Botánico Carlos Thays, se extiende sobre poco más de siete hectáreas y congrega 1.580 especies vegetales, representando un testimonio tangible del impulso por la preservación ambiental en el corazón de la ciudad. Ubicado entre las avenidas General Las Heras y Santa Fe, el área se halla delimitada por la calle República Árabe Siria y está ubicado en pleno barrio de Palermo. Desde su inauguración, el parque se transformó en un refugio natural, ofreciendo a los ciudadanos la posibilidad de aislarse del ruido de la urbe y sumergirse en la biodiversidad. El lugar no solo provee un espacio para la recreación y el descanso, sino que también sirve como un importante sumidero de carbono, desempeñando un rol concreto en la mitigación del impacto ambiental. Desde 1898, el Botánico ofrece espacios de educación ambiental y recreación para todo público El parque, considerado “tesoro natural” por varias generaciones, presenta una infraestructura que incluye cinco jardines de invierno, una biblioteca botánica y un inventario que, en sus orígenes, superó las siete mil especies. La superficie total ocupada por el jardín es de 77.649,69 metros cuadrados, y desde su fundación, su misión ha sido combinar el disfrute, la pedagogía y la reflexión sobre la importancia de la flora en la calidad de vida citadina. El proceso histórico que desembocó en la creación del jardín comenzó el 22 de febrero de 1892, fecha en que Carlos Thays, en ejercicio de su función como Director de Parques y Paseos, presentó ante la Intendencia Municipal el proyecto de establecimiento de un jardín botánico de aclimatación. El propósito descripto en el proyecto era claro: instalar en el terreno que ocupaban el Departamento Nacional de Agricultura y el Museo Histórico Natural, en la calle Santa Fe a la altura del Parque 3 de Febrero, “plantaciones que ya no podían tener ubicación en el Vivero Municipal por hallarse colmado”. El patrimonio artístico del jardín incluye 33 esculturas, bustos y monumentos Según las autoridades porteñas, Thays defendía la elección del terreno por su cercanía a los paseos de Palermo y al zoológico, lo que atribuía a su futura sustentabilidad. El plan, estipulado en la ordenanza correspondiente, consistía en “el diseño de un espacio dedicado al estudio de las especies vegetales que fuera al mismo tiempo un paseo de gran belleza”. La finalidad perseguía tres ejes: estilístico, pedagógico y cultural, apostando por una experiencia multisensorial en un espacio público de intenso tránsito. La ejecución del proyecto se habilitó tras la entrega formal del terreno el 2 de septiembre de 1892, iniciando seis años de trabajos ininterrumpidos. En la planificación original, cinco de las siete hectáreas debían reproducir paisajes de diversas regiones argentinas, operando como homenaje a la riqueza botánica nacional. La idea era clara: toda especie de árbol, arbusto o planta frutal cultivada en el país debía encontrar representación dentro del jardín botánico de Palermo. El parque se extiende sobre más de siete hectáreas y reúne cinco jardines de invierno Las dos hectáreas restantes se destinaron a la incorporación de vegetación procedente de los bosques templados de cinco continentes, ampliando el espectro de biodiversidad exhibido. Al momento de la apertura, el inventario superaba los 5.600 árboles, 7.700 arbustos y 300 frutales, contabilizando en total 1.500 especies vegetales. Dentro del diseño, Thays asignó espacios temáticos que evocan estilos históricos de jardinería, como el francés y el romano. Entre los sectores temáticos habilitados, se destacan cinco circuitos autoguiados: el sendero “Obras de arte”, el sendero “Los reyes del Jardín”, el sendero “Flora nativa”, el sendero “Árboles de mi ciudad” y el sendero “Etnobotánico”. Complementan el recorrido un jardín de mariposas, una imponente casona de estilo inglés destinada a muestras de arte itinerantes y talleres, así como un edificio empleado por la Escuela de Jardinería del Gobierno de la Ciudad. Los senderos temáticos y la biblioteca infantil del Jardín Botánico promueven el conocimiento y el respeto por la flora El parque botánico integra 33 obras de arte entre esculturas, bustos y monumentos, además de incorporar tanto una biblioteca botánica como una biblioteca infantil. Los cinco invernáculos albergan especies que requieren condiciones ambientales específicas, manteniendo así un microclima favorable para su desarrollo. En 1937, el jardín recibió oficialmente el nombre de su fundador, Carlos Thays, quien había nacido el 20 de agosto de 1849 en París. Thays se formó bajo la tutela del paisajista Edouard André y trabajó en numerosos proyectos europeos antes de que el ingeniero civil Jean-Charles Adolphe Alphand lo recomendara a Miguel Crisol para el diseño de un parque en Córdoba en 1888: el parque Sarmiento, el mayor espacio verde urbanizado de esa provincia y su primera obra de envergadura en Argentina. La inventiva y originalidad de Carlos Thays transformó el urbanismo de Buenos Aires y de otras ciudades argentinas El trabajo de Thays se proyectó sobre la totalidad del país, nunca limitándose a Buenos Aires. Además de idear el Jardín Botánico, fue el artífice del Parque Los Andes, Parque Centenario, Parque 3 de Febrero, Parque Chacabuco, Parque Patricios y Plaza Lezama, así como de las plazas del Congreso. Su impronta llegó a ciudades como Rosario, Paraná, Mar del Plata, Salta, Tucumán y también a la capital uruguaya, Montevideo. Considerado urbanista, arquitecto, paisajista, naturalista, periodista y escritor, fue apodado “el jardinero mayor” debido a la magnitud y alcance de sus proyectos. Según registros municipales, la filosofía de Thays se resume en una de sus frases: “Para ser feliz es preferible vivir en una cabaña dentro de un bosque que en un palacio sin jardín”. Él mismo eligió vivir en el interior del Botánico, instalándose en un edificio de estilo inglés que actualmente resguarda planos, cuadros y fotografías históricas, y allí conoció a su esposa Cora Venturino. Una imagen del interior del invernáculo del Jardín Botánico. Fue comprado en 1897 y tiene una estructura de hierro con ornamentos y cúpula de vidrios superpuestos (Asociación Amigos del Jardín Botánico) La importancia del espacio, según el gobierno de la ciudad, reside en su objetivo de “promover el conocimiento y apreciación del mundo vegetal, su importancia y valor, contribuyendo así a la conservación de la biodiversidad y su uso sustentable”. El Jardín Botánico Carlos Thays fue declarado Monumento Histórico Nacional en abril de 1996 y en noviembre de 2009 pasó a denominarse formalmente Dirección Operativa Jardín Botánico Carlos Thays. Hoy, el lugar continúa cumpliendo una función central en la convivencia urbana con la naturaleza. Presenta recorridos y actividades que invitan tanto a residentes como a visitantes a pasear, relajarse, aprender y disfrutar en familia o con amigos. Su existencia pone de relieve el imperativo de proteger el patrimonio vegetal local y global dentro de un entorno urbano en constante transformación, ofreciendo no solo un remanso sino también un espacio para la educación ambiental y la conservación activa.

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