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  • Ignacio Ibarra: «Calculo que he podido atender a entre 10.000 y 15.000 pacientes infantiles críticos»

    » Diario Cordoba

    Fecha: 07/09/2025 07:33

    El pediatra Ignacio Ibarra de la Rosa, natural de Granada, pero afincado en Córdoba desde hace 35 años, se ha jubilado esta semana de su puesto como jefe de sección de la UCI pediátrica del hospital universitario Reina Sofía. Sin embargo, aunque deja el hospital y lo que considera ha sido su segunda casa, este especialista no va a dejar de lado a los niños, pues una de las misiones que le esperan en esta nueva etapa vital es ejercer de feliz abuelo, pasar más tiempo con su mujer, también ya jubilada como enfermera del Reina Sofía, y ayudar en lo que pueda a sus tres hijos, igualmente médicos de profesión. Ignacio Ibarra cuenta a su vez con otros tres hermanos doctores, una de ellas Encarnación, que es la jefa de Oftalmología del Reina Sofía. Este hospital reconoció recientemente con una placa al doctor Ignacio Ibarra su dedicación y el haber sido durante 25 años tutor y formador de futuros pediatras. -¿Cómo se vinculó hace 35 años al hospital Reina Sofía? -Yo había estudiado Medicina en la Universidad de Granada e hice allí también la residencia en Pediatría. Cuando terminé la especialidad comencé a trabajar en un ambulatorio de mi tierra, pero me llamaron del Reina Sofía en 1990. Me vine a Córdoba con mi mujer, que era enfermera, por un contrato que pensaba que era de solo 9 meses, pero ya llevamos en la capital cordobesa 35 años, formamos aquí nuestro hogar y tuvimos a nuestros tres hijos. En el Reina Sofía hemos trabajado mi mujer y yo hasta nuestra jubilación. -¿De qué profesionales guarda mejor recuerdo y estima que le han marcado como persona y como médico? -De mis inicios guardo un gran recuerdo del que fuera jefe de Pediatría Armando Romanos y me resultó muy impresionante poder conocer en el Reina Sofía a grandes de la Medicina, como los cirujanos Manuel Concha, que para mí era una especie de Dios y una persona muy cercana y amable, y Carlos Pera, que fue un gran impulsor del programa de trasplantes, así como otros especialistas que fueron revolucionarios y se caracterizaron por su gran entrega. Posteriormente, conocí al doctor Juan Luis Pérez Navero, que era el coordinador de la UCI pediátrica cuando yo entré como jefe de sección de esta unidad hace unos 17 años. Con Pérez Navero y con los también pediatras Francisco Sánchez Ruiz o con la fallecida Mercedes Zapatero trabajé codo con codo. El doctor Ignacio Ibarra, que se acaba de jubilar como jefe de sección de la UCI pediátrica del hospital Reina Sofía. / A.J. González -¿Cómo valora que ha mejorado la atención a los niños graves a lo largo de sus 35 años de vinculación al Reina Sofía? -Poco a poco han ido surgiendo nuevas técnicas de soporte vital básico o de soporte circulatorio que solucionan muchos problemas que antes no podían ser atendidos, como por ejemplo que un menor pueda pasar meses con un corazón artificial hasta que surge la opción de un trasplante. En 1991 comenzamos con la diálisis y luego empezaron a aparecer respiradores cada vez más modernos. En términos porcentuales, no podría medir en cuánto se ha incrementado la supervivencia, porque a lo mejor no ha variado tanto al atenderse ahora casos que antes eran impensables, gracias a los avances tecnológicos. Tenemos un hospital de altísimo nivel, con excelentes profesionales, pero también hemos mejorado mucho en el aspecto humano. Cuando llegué aquí los padres veían a sus hijos ingresados en la UCI pediátrica a través de unos cristales y ahora pueden estar en esta unidad las 24 horas del día con sus hijos en habitaciones individuales. -A lo largo de 35 años. ¿Guarda recuerdos de pacientes que ha podido atender, algunos de los cuales, pues ya a lo mejor tienen sus propios hijos? -Me he encontrado a lo largo de todos estos años a adultos que trabajan en el hospital que fueron mis pacientes de niños y también a padres que hemos atendido de niños que ahora tienen hijos y a los que ahora hemos atendido. En mis 35 años de ejercicio como pediatra en el Reina Sofía calculo que he podido atender a entre 10.000 y 15.000 pacientes infantiles críticos. Algunas veces hay personas que me recuerdan y yo no a ellos y me da mucha pena, pero es muy difícil acordarse de todos, cuando cada año ingresan de media en la UCI pediátrica del Reina Sofía entre 350 y 400 pacientes, ya que el hospital de Córdoba es referente andaluz y nacional para ciertas patologías y son derivados al Reina Sofía muchos casos complejos, aunque la natalidad en general haya bajado. -¿En qué cree que hay que seguir avanzando para mejorar la atención a los pacientes pediátricos en el Reina Sofía? -Uno de los aspectos en los que caben más mejoras, por poner un ejemplo, es en hacer más pequeños los corazones artificiales e intentar que sean intracorpóreos y no externos, así como seguir formando en humanización. -¿Puede ayudar la inteligencia artificial en el tratamiento de pacientes infantiles más graves? -La IA no nos va a sustituir como personas y como médicos, pero hay que aprender a utilizarla e intentar que se subordine a nuestras posibilidades porque puede ser de mucha utilidad, por ejemplo, para patologías menos frecuentes. En cuidados intensivos se usan sistemas inteligentes que avisan cuando un paciente tiene riesgo de infección o de alguna patología. -¿Recuerda algún día especialmente alegre en su trabajo y otro menos agradable? -Triste fue un día de Navidad, en el que falleció un paciente después de toda la noche luchando con él, pero sufrió un fallo hepático y una hemorragia cerebral. Sus padres eran entrañables y muy agradecidos. No es el único recuerdo triste, porque la UCI es un lugar con pacientes críticos, pero por la fecha lo tengo más en mente. Momentos alegres he vivido muchos, como una niña de Málaga que se operó del corazón, pero sufrió muchas complicaciones y estuvo en parada cardiaca más de 30 minutos. Cuando pensamos que no había nada que hacer, sobrevivió. Luego numerosos y complicados trasplantes, niños que han sobrevivido muchos meses con corazones artificiales. -Jubilado desde esta semana, ¿en qué piensa? -Que me vine aquí con un contrato de 9 meses y no sabía que iba a tomar la mejor decisión de mi vida. He trabajado en algo que me ha gustado muchísimo durante mucho tiempo, junto a excelentes compañeros, excepcionales profesionales de enfermería. No le puedo pedir nada más a la vida, ni en lo profesional ni en lo personal. Suscríbete para seguir leyendo

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